UNIR Revista
El actual emprendimiento cultural pone al servicio de su sector los últimos avances e innovaciones tecnológicas, adaptando su oferta a las nuevas necesidades del mercado, asegurando así la supervivencia de la industria.
La cultura se enfrenta a una realidad cambiante, al reto de ofrecer una respuesta adecuada y adaptada a las necesidades emergentes del público al que se dirige. Un emocionante y desconocido panorama que encuentra su medio de canalización a través del emprendimiento cultural. Formaciones como el Máster en Gestión Cultural online de UNIR son recomendables para todos aquellos interesados en trabajar activamente en este sector.
La cultura avanza al mismo ritmo que la sociedad, con nuevas propuestas creativas que son un reflejo del mundo en el que nacen y se desarrollan. Si en su momento la incorporación de la voz al cine provocó un cambio en la conceptuación del séptimo arte, ahora las nuevas tecnologías impulsan un abanico de nuevas posibilidades.
Desde las redes sociales a la inteligencia artificial, pasando por el big data, la necesidad de conectar con los nuevos públicos que consumen productos culturales es ya una realidad que obliga a aprender sus códigos, idiomas y canales de comunicación, para encontrar propuestas que conecten con sus sensibilidades.
Emprendimiento cultural e innovación
Lograr una cultura inclusiva y cercana, en la que todo el mundo tenga un espacio que sienta como suyo, que le represente, le emocione y le ofrezca ese aporte de belleza que solo las industrias culturales son capaces de alcanzar. Un cambio de paradigma que se está traduciendo en:
- Museos que se pueden visitar a miles de kilómetros de distancia, con tan solo un ratón y una buena conexión a internet.
- Exposiciones artísticas inmersivas sensoriales, que apuestan por introducir a los visitantes directamente en los cuadros a través de la realidad virtual para ofrecer una visión diferente del artista en cuestión.
- Aplicación de la inteligencia artificial a la posproducción de audio que facilita, entre otras cosas, la recuperación de maquetas que quedaron pendientes de ser lanzadas al mercado por sus autores, fallecidos hace años o incluso décadas.
- Conciertos virtuales con hologramas o duetos entre cantantes vivos y leyendas de la esfera musical que hace tiempo que murieron.
- Incorporación del uso de la inteligencia artificial al cine para la recreación de mundos, personajes fantásticos, escenas de acción de gran peligrosidad o, incluso, para devolver a la vida, durante unos minutos, a actores que perdieron la suya antes de que hubiera concluido el rodaje de la película.
- Utilización de la inteligencia artificial en la industria fotográfica para agilizar los procesos de posproducción, jugar con la realidad reflejada en la imagen o proponer nuevas formas de expresión a través de la fotografía.
- Activación de campañas de financiación de proyectos artísticos directamente a través de plataformas digitales, muchos de los cuales han finalizado de forma exitosa, por ejemplo, con el lanzamiento de nuevos productos musicales o teatrales.
- Elaboración de novelas transmedia, en las que los autores piden a sus seguidores opinión sobre el desarrollo de la trama o los giros argumentales.
- Adaptación de los espacios culturales a las personas con capacidades diferentes para acercar un evento artístico, para que así puedan disfrutar de la sensibilidad y la emoción ideada por su autor.
- Restaurantes multisensoriales que tienen por objetivo alcanzar una experiencia inmersiva del comensal, con una activación plena de los cinco sentidos.
En definitiva, la visión 360º del emprendedor cultural se convierte en un revulsivo que, a corto plazo, impulsa el desarrollo de su industria, logrando con ello un crecimiento económico y del mercado laboral al que se dirige, al incrementar tanto el número de puestos como de capacidades profesionales demandadas.
A largo plazo, esta revolución se transformará en un aumento de los beneficios y de la capacidad de invertir en ideas innovadoras que afiancen la sostenibilidad de la cultura en el tiempo.
El emprendedor cultural: clave en la innovación
La figura del emprendedor cultural está en auge desde hace ya varios años. Su presencia es garantía de innovación y eso, cuando se habla de cultura que es sinónimo de movimiento, cambio y avance continuo, es un valor fundamental.
El emprendedor cultural es aquel profesional capaz de analizar los retos, presentes y futuros, a los que se enfrenta su sector para, a continuación, definir una estrategia enfocada a diseñar, financiar e implementar ese nuevo producto o servicio en el mercado.
Se trata de un profesional inquieto y en continua formación, que se mantiene al día de las vanguardias culturales. A su vez, debe poseer conocimientos económicos y empresariales para escoger la mejor fuente de financiación que le permita dotar de fondos a su proyecto, así como de las últimas tendencias en innovación tecnológica para maximizar la eficiencia y eficacia de los procesos.
Impulsar y fomentar al emprendedor cultural es el primer paso para asegurar la supervivencia de un sector cimentado en la música, las letras y la imagen en todas sus vertientes.
Un respaldo innegable vertebrado en el compromiso de que, gracias a él, la industria cultural será capaz de adaptarse a las nuevas tendencias que, sin duda, irán surgiendo en las próximas décadas.
Los tipos de emprendimiento cultural
El emprendimiento cultural es un modelo de emprendimiento social que busca dar respuesta a las necesidades cambiantes del mercado. Entrando al detalle de los tipos de emprendimiento cultural que existen en la actualidad, es posible clasificarlos según:
- Las industrias culturales en las que los emprendedores culturales desarrollan su actividad, abarcando desde las relacionadas con la imagen y el vídeo (fotografía o cine), hasta el musical, sin olvidar las artes escénicas, escultóricas, pictóricas o literarias.
- El tipo de actividad que realizan como emprendedores culturales, tantas modalidades como puestos en el mercado laboral existen. Es importante recordar que pueden centrar su atención tanto en la conceptualización o el diseño del proyecto, como en la captación de recursos para el mismo, pasando por la gestión y dirección de la idea.
- El modelo de financiación escogido para dotar de fondos a su proyecto, un mundo de inmensas posibilidades. Desde las más tradicionales como los bancos, entidades financieras o ayudas y subvenciones (locales, autonómicas, estatales o internacionales), hasta aquellas consideradas alternativas como el crowdfunding, crowdlending o el bootstrapping. Todo ello, sin olvidar el mecenazgo, una fuente de respaldo económico que tradicionalmente ha impulsado la cultura.
Ejemplos de emprendimiento cultural
Entre los casos de éxito que se pueden destacar como ejemplos de éxito en emprendimiento cultural resaltan, entre otros:
- Muddy Waters Books, editorial que se define en su web como un espacio “con espíritu crítico, alma pop y un afilado sentido del humor”, especializada en el ensayo periodístico.
- Meninas Cartoneras, que tal y como explican en su site, se han marcado como objetivo “formar las capacidades emprendedoras de las personas jóvenes en el sector cultural, a través de un itinerario educativo virtual y presencial”, mediante su programa Hélice.
- Gre2 Jazz, un festival musical internacional que traspasa fronteras para convertirse en un espacio cultural que tiene como objetivo acercar las diferentes sensibilidades artísticas al mundo rural.