Marta Vela
Uno de los tipos de modulación más frecuentes durante el Clasicismo consistía en un proceso heredado del Barroco, la llamada modulación por acordes comunes: por tanto, a tonalidades vecinas con una alteración de diferencia entre la tonalidad nueva y la tonalidad antigua.
Este proceso se nutre a partir del uso de un acorde común entre ambas tonalidades –el acorde pivote o acorde puente, representado en el cifrado con una equivalencia–, que acumula en sí dos funciones simultáneas –una en la tonalidad nueva y otra en la antigua, generalmente, de subdominante o tónica–, salvo la de dominante (o muy infrecuentemente antes de 1880 aproximadamente).
La nueva tonalidad, por tanto, se alcanza cuando se consuma la cadencia con la aparición de la nueva dominante –y, por tanto, de la nueva sensible– y su resolución en la nueva tónica. Por tanto, el acorde previo a la nueva dominante, la predominante, suele estar en el área de la subdominante –generalmente, en los grados II, IV y VI–, como se pude apreciar en el siguiente doble ejemplo:
Figura 1: modulación por acordes comunes
De esta forma, la típica modulación de la sonata clasicista hacia la dominante durante la Exposición –y también hacia el tercer grado, en el caso de la tonalidad menor– solía articularse con un acorde de predominante en forma de subdominante, pero, en otras ocasiones, podía utilizarse la tónica como acorde pivote –en el caso de modulación a la dominante, I=IV; en el caso de modulación al relativo mayor, I=VI–:
Figura 2: W. A. Mozart: Sonata KV 457, I
O, incluso, en el caso de tonalidades más alejadas a la principal, el acorde común podía aparecer, en un caso excepcional, dada la obligatoria resolución del tritono sobre la dominante, como en el siguiente ejemplo, sobre el mismo acorde de dominante, como en la modulación al tono de la napolitana del siguiente diagrama:
Figura 3: W. A. Mozart: Sonata KV 457, I
De este modo, la modulación por acordes comunes se revela como un proceso armónico abierto y sumamente amplio, dado que, en el transcurso del siglo XIX, la figura del acorde del acorde puente o pivote iba a conocer una transformación hacia un acorde de base cromática –fundamentalmente, séptima disminuida, sexta aumentada o napolitana, aunque también hay casos de dominante secundaria– que posibilitaría la llegada a tonalidades alejadas de la principal.
Bibliografía básica
- GAULDIN, R., (2009): La práctica armónica en la música tonal, Madrid, Akal.
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Máster Universitario en Investigación Musical