Clara Colinas
Los ganadores de la VIII edición del Certamen de Pintura en el Medio Rural han ejecutado sus propuestas en Juzbado (Salamanca), los días del 20 y 21 de octubre.
Se trata de un certamen al aire libre que nos permite recordar que la esponsorización y la iniciativa pública son decisivas para apoyar a los jóvenes creadores.
A menudo planteo a mis alumnos de Gestión y Administración de Empresas Culturales (Grado de Humanidades online de UNIR) la siguiente reflexión :
Necesitan conseguir esa visibilidad que les proporciona poder presentar al público un nuevo proyecto expositivo,
-u obtener una beca que refuerce sus posibilidades profesionales,
-o que uno de sus trabajos sea adquirido por un coleccionista o centro de arte, para sus fondos.
Lo mismo ocurre en el caso de los certámenes públicos, realidad que trabajamos en la asignatura.
En este caso, nos referimos al certamen de Juzbado, que se está consolidando gracias a la iniciativa de su Ayuntamiento, al patrocinio de Enusa (Industrias Avanzadas, S.A.) y a la coordinación de Jerónimo Jablonski, director del Museo de la Falla y técnico de Desarrollo Local de Juzbado.
Trabajan desde la creencia en las posibilidades del medio rural, y que permiten que rincones olvidados, fachadas y naves se trasformen en magníficos soportes para la expresión artística.
Un primer paso, en esta apuesta por el muralismo, ya lo dio Juzbado al presentar un espectacular trabajo de Pablo Herrero y Joaquín Villa, que fueron los autores de los 600 metros que abrazan el frontón Libro Abierto: emblema de la población, también destacada por haber ubicado en sus calles los versos de importantes poetas.
Posibilidades culturales y económicas
Fundir propuestas de máxima actualidad con ese entorno, hace que el certamen cobre un aliciente doble:
-que se generan lugares para el encuentro entre generaciones,
-y que se multipliquen las posibilidades culturales y económicas de esos espacios que ya no serán, jamás, olvidados.
De hecho, las bases del certamen proponían trabajar a los artistas en torno a ese vínculo con el medio rural, y sus gentes.
De esta forma, hablamos de los trabajos de los cinco ganadores de esta edición: ArtesPrada, que trae consigo un inmenso “Beso”, la emotividad elevada a la máxima potencia: el perfil de una pareja de ancianos, expresando su conexión, de la mano de este joven artista bañezano.
Las propuestas de tres de ellos, giran en torno al valor natural que la población de Juzbado, también desea ensalzar: SEA162, nombre artístico de Alonso Murillo, que desde Madrid trae consigo “Campo”: bellísima escena vegetal protagonizada por la flor y el fruto del cardo: sus valorados hongos.
Por su parte, la autora de “Tallo” es Teresa Martín Patino, conocida en el ámbito artístico como Sukha, que propone el corte de una planta ampliado por un microscopio, cual inmenso mandala amarillo.
Y desde La Coruña, encontramos la escena propuesta por Gonzalo Taquen: “Avutardas” hacen que el lateral de una nave gris se haya transformado en una escena muy característica de esta zona del campo salmantino.
Cristian Blaxer y Víctor García (Cristian Blanxer y Repo), que desde Barcelona cierran este círculo de paisajes y afectos, generado en su caso por otra pareja de ancianos, cuyos rostros se acercan en silencio, otro gesto de máxima ternura.
En tiempos de mundialismo exacerbado, en los que lo global y lo vulgar parecen empaparlo todo, hemos de valorar aquellas iniciativas culturales que destacan desde lo genuino, y que logran que mejoren el camino de los artistas y los entornos olvidados al contener, precisamente, esa “carga” que poseen las propuestas únicas.