Rubén Gregori
Con la llegada de la pandemia, los museos han tenido que adaptarse y dar alternativas a un público ávido de cultura que no quiere dejar de visitar las grandes exposiciones.
Uno de los retos más importantes a los que se ha tenido que enfrentar la sociedad en el último año ha sido la de aprender a convivir con la pandemia del coronavirus. Esto ha supuesto un esfuerzo de compromiso y adaptabilidad que ha tenido también su repercusión en el campo de las artes. La que iba a ser una situación crítica acotada en el tiempo terminó por dilatarse a tal extremo, que fue necesario realizar todo un ejercicio de adecuación y transformación. Los museos y galerías tuvieron que configurarse, acomodarse y, en algunos puntos, reinventarse, para intentar ofrecer su contenido en formato digital y así mantener el contacto con el público.
Fue, de hecho, este aspecto, el que más se potenció durante el periodo de cierre que, en el caso español, tuvo un promedio de aproximadamente 91 días, si bien algunos museos abrieron antes y otros después. Las redes sociales se convirtieron en herramientas indispensables para interactuar con la población y para servir como escaparate, mostrando que, a pesar del cierre, el arte y la cultura se mantenían vivos. Por ello, gran parte de las instituciones pusieron a disposición en sus páginas webs y redes sociales su material museístico, con la intención de acercarlo al público, motivando, a su vez, un aumento de seguidores.
El caso del Museo Nacional del Prado
La cuenta de Instagram de una de las pinacotecas más importantes del mundo cuenta con 842 mil seguidores y con casi 1.000 publicaciones. Antes de la pandemia, sus publicaciones -muy frecuentes- incluían breves comentarios a diversas obras, pero con el cierre de marzo de 2020, se implementó otro sistema, Instagram TV. Este es un canal de televisión integrado en la aplicación que permite la grabación de vídeos en directo en un formato de mayor duración.
El primero de estos se realizó en conmemoración del bicentenario de la institución, el 19 de noviembre de 2019. Tras su éxito, y conocedores del potencial de este tipo de herramienta, se empezó a utilizar de forma más asidua. Con la llegada del coronavirus, se potenció en gran medida el uso del Instagram TV para realizar grabaciones en la que los profesionales del museo o invitados, como el rapero Arkano, explicaban con detalle algunas de las obras expuestas. De esta forma, se conseguía una mayor interacción, dado que se ofrecía a los espectadores información relevante y atrayente de una forma dinámica y didáctica.
Arkano comentando las obras de la exposición Pasiones mitológicas. Instagram Museo Nacional del Prado. https://www.instagram.com/tv/CMUAM-joLie/
Cuando se produjo la reapertura, las páginas web propias de cada institución y las redes sociales permitieron realizar campañas para informar a la población de que los museos volvían a estar abiertos al público. La apertura, sin embargo, se dio con una serie de medidas preventivas que aún se mantienen en la actualidad.
Otras experiencias a lo largo del mundo
Un ejemplo de ello, lo podemos ver con el Museo del Louvre, en París. Para poder visitarlo, es necesario reservar un horario y disponer del pasaporte sanitario europeo o de un test PCR negativo de menos de 48 horas en caso de no pertenecer a la Unión Europea. Igualmente, es obligatorio el uso de mascarilla, la desinfección de manos, la distancia de seguridad y seguir un circuito adaptado, señalizado en azul, para que los visitantes no se crucen entre ellos. Además, algunas salas permanecen cerradas, no siendo esto un caso exclusivo del Louvre, sino que es una aplicación generalizada, ya que se controla mejor el tráfico del público. El mismo museo, pone a disposición en su página web todas las medidas y requerimientos sanitarios.
Normas y medidas sanitarias necesarias para la visita al Museo del Louvre. Página web del Museo del Louvre: https://www.louvre.fr/es/visita/informacion-covid-19.
Tras los primeros compases de la pandemia, los visitantes fueron en su mayoría locales, debido a las restricciones nacionales e internacionales. No obstante, en los interludios en los que la frecuencia de los contagios decrecía, la actividad cultural volvía a desarrollarse y, con ello, la universalidad de los turistas. Para acentuar el número de visitas, muchos museos optaron por modificar la política de precios y ofrecer una reducción en las entradas o directamente la gratuidad.
La programación de la actividad cultural de forma presencial se retomó también tras la reapertura, aunque con reducciones y adaptándose a las nuevas necesidades. Las exposiciones temporales fueron las más afectadas por el cierre de los museos, dado que tuvieron que cancelarse y no en todos los casos pudieron programarse de nuevo. Por otro lado, con la normalización, volvieron a abrirse las bibliotecas y archivos pertenecientes a las instituciones museísticas, necesarias para los investigadores.
Recorrido virtual en el Templo de Dendur expuesto en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. https://www.instagram.com/tv/CP3lWgSLYIs/?utm_source=ig_web_copy_link
Con respecto a la situación de los profesionales de los museos, se ha mantenido la gran mayoría de la plantilla propia, si bien no tanto la de los contratos externos. En muchos museos, durante el periodo de cierre, se aprovechó para realizar obras y mejoras internas, por lo que la actividad del día a día se intentó mantener y era preciso contar con el personal.
En las asignaturas de “Gestión cultural del patrimonio histórico-artístico” o “Introducción a la Museología” del nuevo Grado de Historia del Arte de UNIR podréis profundizar en todos estos aspectos, puesto que las consecuencias del COVID-19 ya forman parte de las páginas de la Historia del Arte.