María Esther Gómez Romera
La terapia musical potencia positivamente en el ámbito educativo, hospitalario y sociosanitario aspectos cognitivos, físicos, emocionales y sociales en niños y adolescentes con déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
La música a lo largo de la historia ha demostrado ser una poderosa herramienta capaz de inspirar, emocionar, socializar o incluso llegar a mejorar nuestro estado de ánimo. Desde este punto de vista, la musicoterapia es un recurso alternativo muy valioso para mejorar los resultados con estudiantes con déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Este trastorno multifactorial puede ser abordado desde la terapia musical consiguiendo potenciar positivamente aspectos cognitivos, físicos, emocionales o sociales.
El TDAH ha experimentado un crecimiento continuo hasta la actualidad y afecta en torno al 5,2% de la población infantil mundial, según recogen Polanczyk et al (2007). Se debe prestar atención y observar cómo los alumnos TDAH muestran una mayor dificultad en la realización de tareas en comparación con el resto de estudiantes que no presentan esta dificultad. El hecho de invertir más esfuerzo y tiempo en la resolución de problemas o tareas, a menudo conduce a un aumento de la frustración o incluso a su abandono.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno neuropsiquiátrico que aparece en la infancia y presenta diferentes niveles. Se pueden encontrar síntomas como: conductas compulsivas, falta de atención, hiperactividad, impulsividad, baja autoestima o desmotivación. En los casos más graves puede llegar a tener importantes consecuencias en la adolescencia o persistir hasta la edad adulta debido a las altas posibilidades de fracaso escolar. Además, en la esfera personal la adaptación familiar o social puede verse afectada.
¿Cómo puede ayudar la musicoterapia en el aula?
El uso de actividades musicoterapéuticas con este tipo de alumnado potencia el desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes debido a las características estructurales del hecho sonoro como la melodía, ritmo, repetición o variación de timbres. Como afirma Campbell en su libro Canciones en sus cabezas. La música y su significado en la vida de los niños (1998), la naturaleza de los niños es puramente musical por lo que es importante el trabajo de actividades musicales que trabajen esa creatividad, el aprendizaje significativo o la expresión. Este trabajo a través del hecho sonoro puede realizarse tanto a nivel vocal, rítmico o instrumental de forma independiente o combinada.
Por consiguiente, resulta ampliamente beneficioso para el docente la adquisición de conocimientos adecuados sobre las múltiples oportunidades educativas y expresivas que ofrece la música. Esto amplía significativamente sus opciones, promoviendo la participación activa de sus estudiantes en cada una de sus sesiones.
Igualmente, como menciona Fernández Company, J. F. et al (2019) en su artículo: “Una propuesta de intervención a través de la musicoterapia para optimizar el nivel de arousal (activación cerebral) en niños con TEA, dar el lugar que se merece al trabajo musicoterapéutico ayudará a la mejora de la calidad de vida y bienestar de los usuarios, prestándoles un espacio seguro de relajación y expresión para mejorar las dificultades de manera directa o indirecta”.
¿Qué actividades se pueden llevar a cabo?
El canto en grupo se presenta como una actividad muy completa y provechosa para los estudiantes con TDAH. Esta actividad eminentemente social les permite conectar tanto con el resto de los compañeros como con ellos mismos. Siempre hay que tener en cuenta la selección de un repertorio con el que se sientan identificados para conseguir un mayor interés y motivación.
Así se conseguirá mejorar la autoestima, desarrollo de la memoria o la socialización. Se puede complementar a través de actividades como la improvisación instrumental, audición activa o juegos musicales. Estas tareas impulsarán el progreso, además de las mencionadas anteriormente, de la capacidad de atención mantenida, desarrollo de la memoria o el control de la respiración y psicomotricidad, tan importantes en este tipo de casos.
Por lo tanto, la incorporación de actividades musicoterapéuticas no solo es beneficiosa para enriquecer la educación del alumnado, sino que amplía la formación del docente de Primaria. Se conseguirá así una mejor armonización del entorno educativo y una educación personalizada a cada una de las necesidades individuales.
Al analizar los efectos positivos del trabajo a través de la música basados en estudios en contextos similares, se destaca su capacidad para estimular la creatividad y el bienestar emocional, así como el impacto positivo en un mayor control de la gestión del estrés y de autorregulación de las emociones.
Informaciones que te pueden interesar:
Misostenido Revista de Musicoterapia UNIR.
Más bibliografía:
Acebes-de Pablo, A., & Giraldez-Hayes, A. (2019). El papel de la Musicoterapia y las terapias alternativas en el tratamiento del TDAH: un estudio exploratorio. Medicina naturista, 13 (1), 15.
González Huertas, C., & Fernández Company, J. F. (2019). Una propuesta de intervención a través de la musicoterapia para optimizar el nivel de arousal en niños con TEA. Revista de Investigación en Musicoterapia, 2, 47–65. https://doi.org/10.15366/rim2018.2.004.
(*) María Esther Gómez Romera es profesora de UNIR. Diplomada en Magisterio en la especialidad de Educación Musical por la Universidad de Sevilla y en Segunda Lengua Extranjera por la Camilo José Cela. Licenciada en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Granada, donde ejerció la docencia durante más de 14 años.
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