Lucía Tello Díaz
El año 2021 será recordado por innumerables aspectos, si bien uno de sus hitos fundamentales es la calidad cinematográfica. En UNIR, hacemos un repaso de las candidaturas en esta categoría.
Contra todo pronóstico, la presente gala que ya alcanza las treinta y seis ediciones, brinda una de las mejores cosechas fílmicas de los últimos años, amén de una variedad temática, estilística y autoral sin parangón. Madres paralelas, Maixabel, El buen patrón, Libertad y Mediterráneo no pueden ser más distantes entre sí, pese a que, en esencia, todas ellas están movidas por un profundo resorte emocional (la naturaleza de la emoción, por descontado, difiere sensiblemente de una a otra).
Si a nivel de dirección se postulan nombres icónicos como el de Pedro Almodóvar (Madres paralelas), Icíar Bollaín (Maixabel), Fernando León de Aranoa (El buen patrón) y Manuel Martín Cuenca (La hija), en lo que respecta a guion, tanto original como adaptado, la plétora de matices aumenta todavía más, albergando ocho títulos de incuestionable belleza y trasgresión.
A pesar del gran talento que entrañan las adaptaciones de Pan de limón con semillas de amapola (escrita por Benito Zambrano y Cristina Campos), Las leyes de la frontera (Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría), El vientre del mar (Agustí Villaronga) y Ama (Júlia de Paz Solvas y Núria Dunjó López), en esta ocasión ahondaremos en las estrategias narrativas de las cuatro películas nominadas al Goya a Mejor guion original.
Icíar Bollaín e Isa Campo por ‘Maixabel’
Una de las mejores películas de esta edición, Maixabel está dirigida por la siempre acertada Icíar Bollaín en la que es su octava nominación como guionista (tras Flores de otro mundo, Te doy mis ojos, Mataharis, También la lluvia, Katmandú, Un espejo en el cielo y La boda de Rosa). Estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián, Maixabel se adentra en una realidad tan compleja y controvertida como el conflicto armado de ETA y las secuelas irreparables que la violencia causa en las víctimas. Basada en hechos reales, a través de la mirada de Maixabel Lasa, mujer del político vasco Juan María Jáuregui, Bollaín narra una historia de redención llena de lirismo, pero exenta de toda afectación huera.
La trama aborda la vida de Maixabel Lasa (Blanca Portillo), quien enviudó en el año 2000 del político vasco Juan María Jáuregui. Tras años de dolor y de reparación silenciosa, recibe la petición de entrevistarse con un preso etarra (Luis Tosar) relacionado con el asesinato de Jáuregui. A pesar de las reticencias de su entorno, Maixabel decide seguir adelante y comenzar un proceso de madurez, cicatrización y perdón, acompañada por uno de los culpables de la muerte de su marido.
La clave del éxito de la cinta es, por descontado, la honestidad con la que está contada, el pulso firme de Bollaín y Campo a la hora de conformar un guion sólido y humano, capaz de devolver la dignidad a las víctimas y pone rostro a los verdugos. Un trabajo insondable de escritura que cuenta con el buen hacer de unos actores espléndidos como Blanca Portillo, Luis Tosar y Urko Olazábal, todos ellos nominados por su excelente interpretación.
Por qué debería ganar: Porque Maixabel apela tanto a la emoción como al raciocinio, reclamando una historia que merece ser contada. Asimismo, porque despliega un respeto extremo hacia todos los implicados y, muy especialmente, hacia un público al que interpela con madurez y seriedad.
Fernando León de Aranoa por ‘El buen patrón’
Con tono sardónico y crítico, esta comedia de Fernando León de Aranoa no solo ha logrado el récord de nominaciones a una edición de los Premios Goya (alcanza las veinte, desbancando a Días contados, que ostentaba el récord con diecinueve), sino que fue preseleccionada por la Academia española como Mejor película de habla no inglesa para los Premios Oscar.
La trama se centra en la vida de Julio Blanco (Javier Bardem), empresario obsesionado con el éxito, cuyo corporativismo se convierte en afección para todo aquel que no se alineé con su filosofía triunfalista. Su afán por acaudalar triunfos y sus usos predadores con sus propias empleadas le llevarán a urdir las más maquiavélicas argucias para mantenerse en el podio empresarial y desbancar cualquier atisbo de insurgencia.
La clave del éxito de El buen patrón radica en un guion repleto de verdad y bilis, acompañado por un excelente reparto que hace suyo el libreto y lo eleva a cotas insospechadas. Especialmente brillantes se muestran Javier Bardem, Manolo Solo, Almudena Amor, Fernando Albizu y Celso Bugallo, todos ellos nominados a un Premio Goya por su interpretación.
Por qué debería ganar: Sin duda, por su capacidad de canalizar el descontento y la crítica social a través de la comedia negra que, sin embargo, en ningún momento alcanza la burla.
Clara Roquet por ‘Libertad’
Debut en el largometraje de Clara Roquet, Libertad fue estrenada en la Semana de la crítica en Cannes e inauguró la Seminci, oxigenando con ello una industria que requiere de aire renovado para sobrevivir. Libertad expone temas tan radicales como la desigualdad social, el drama de la inmigración o las implicaciones emocionales que conlleva la separación de los seres queridos, pero desde una perspectiva tan orgánica y natural que apenas se percibe el tono crítico.
La trama muestra la vida de Nora (María Morera), una adolescente barcelonesa de quince años que, durante el período estival, entabla una fuerte amistad con Libertad (Nicolle García), la hija de la cuidadora de su abuela (Vicky Peña) aquejada de Alzheimer. La influencia de esta joven, el modo de vida que despliega ante sus ojos y el viaje iniciático que implica su aparición supondrán para Nora un cambio radical con respecto a su antigua identidad.
La clave del éxito de esta película descansa en un guion que sabe enhebrar con soltura los conflictos intergeneracionales, la desigualdad y, muy sutilmente, la crítica social. La relación entre la madre de Nora (Nora Navas) y la paulatina evolución de la adolescente puntean una trama extraordinariamente naturalista y transformadora.
Por qué debería ganar: Por saber captar la mirada ingenua de una edad en la que todo está por descubrir, así como por mostrar con atino la inmigración, una realidad a la que nos asomamos a diario, pero cuyas implicaciones personales rara vez analizamos al detalle.
Juanjo Giménez Peña y Pere Altamira por ‘Tres’
Juanjo Giménez Peña es uno de esos directores cuya obra es intransferible. Su cortometraje Timecode (2016) rompió todos los esquemas cinematográficos y se alzó con la Palma de Oro en Cannes, así como fue nominado a Mejor cortometraje de ficción en los Premios Oscar. Su pasado como editor de sonido parece estar más cerca de Tres que ninguna otra experiencia personal, mostrando a una mujer dentro y fuera del mundo al mismo tiempo.
La trama
(Marta Nieto) es una diseñadora de sonido. Su trabajo llena su vida de forma completa, a pesar de que esto implique, de algún modo, estar fuera del mundo. Sin embargo, sus problemas reales comienzan cuando percibe que su audición padece algún desajuste. En lugar de escuchar sonidos síncronos (acción y sonido resultante de forma simultánea), irrumpe en su percepción un desfase que va creciendo paulatinamente hasta hacer impracticable la conversación. A pesar de su tono metafórico, la cinta es esencialmente realista, lo que rompe con la lógica de la narración tanto a nivel genérico, como argumental y visual.
La clave del éxito de Tres radica en la indeterminación de género de la cinta, que no se puede considerar un drama ni tampoco mera ciencia ficción. El propio director la define como “una película que empieza como una cinta de los hermanos Dardenne y termina como Spiderman”. No hay mejor definición.
Por qué debería ganar: Porque su guion es un delicioso reto para cualquier espectador, un entorno inasible e indefinible que recuerda las opciones inagotables del cine como fuente de creatividad. A ello contribuyen Marta Nieto y Miki Esparbé, del mismo modo que su vertiente metafórica, la cual no deja de estar de actualidad.
