Santiago López Navia
A lo largo de los siglos transcurridos desde la publicación del Quijote hasta nuestros días, la vigencia y la capacidad inspiradora de la principal obra cervantina han sido constantes en la literatura y en las artes.
Más de cuatrocientos años de inspiración
A lo largo de los siglos transcurridos desde la publicación de la primera parte del Quijote en 1605 hasta nuestros días, la vigencia y la capacidad inspiradora de la principal obra cervantina han sido constantes en la literatura y en las artes, pero también en nuestra experiencia común de habitantes de ese territorio singular y fecundo que Carlos Fuentes denominó, precisamente, “la patria de Cervantes”.
Por lo que respecta a la literatura y las artes, siempre me han motivado de una forma especial las recreaciones del Quijote en la narrativa hispánica y en la música universal, y vuelvo una vez más sobre estos temas recurrentes en mis investigaciones cervantistas con motivo de la reciente publicación del volumen XI de la Gran Enciclopedia Cervantina, dirigida por Carlos Alvar, en la que dedico sendas entradas a las recreaciones del Quijote en la novela y el cuento españoles y al Quijote hip-hop, una de las piezas musicales más singulares basadas en el original.
Las recreaciones narrativas del Quijote en el ámbito hispánico
Desde 1609, año en el que se publica la anónima Homicidio de la fidelidad y la defensa del honor, hasta 2018 con la Parte tercera de la leyenda del yngenioso (sic) hidalgo don Quijote de la Mancha de Adrián Besné (última recreación narrativa publicada en el ámbito hispánico de la que yo tengo constancia, y no sería extraño que me estuviera perdiendo algo), las novelas y cuentos que siguen la estela del original cervantino son tan numerosos como diversos.
En este amplio panorama literario podemos diferenciar varias modalidades de recreación, aunque vamos a reducir nuestro recorrido a las tres más significativas. En primer lugar se encuentran las continuaciones, protagonizadas por los principales personajes del Quijote, que pueden ser ortodoxas (o conservadoras), o heterodoxas.
La diferencia entre ambas modalidades es fácil de entender: las ortodoxas respetan la voluntad cervantina de la muerte de don Quijote, como vemos, por ejemplo, en las Adiciones de Jacinto María Delgado (1786); las heterodoxas la pasan por alto con diferentes subterfugios, entre los cuales sobresale la resurrección del protagonista, como vemos en Don Quijote en América de Tulio Febres Cordero (1905).
El segundo grupo está integrado por las ampliaciones, en las que se cuentan sucesos presuntamente protagonizados por los personajes del Quijote que, según la propuesta ficcional que sustentan, fueron obviados o desconocidos en su momento por Cervantes. Es el caso, por ejemplo, del Primer libro de sendas de olvido de Josep Salat i Fornells (1944). Por fin encontramos las imitaciones, protagonizadas por otros personajes inspirados en los de la novela original y escritas de acuerdo con sus claves temáticas y formales, como el Quijote de la Cantabria de Alonso Bernardo Ribero y Larrea (1792).
En unas y otras se han abordado temas muy diversos como respuesta a intenciones de muy diferente signo en función de las circunstancias históricas que alumbran su escritura o los patrones estéticos predominantes en cada época. Baste decir que el mismo don Quijote puede servir para representar a un personaje histórico tan ajeno a España como Napoleón Bonaparte en el contexto de nuestra Guerra de Independencia y para expresar el símbolo más rotundo de los valores españoles frente al enemigo estadounidense en medio del Desastre del 98.
El Quijote recreado por la música
Por lo que respecta a la música universal, la enorme riqueza de las recreaciones del Quijote se ha manifestado muy generosamente tanto en la música culta como en la popular desde Henry Purcell hasta la actualidad. De acuerdo con mi propuesta general de clasificación de las recreaciones musicales, en el caso del Quijote encontramos ejemplos muy valiosos de música sugerida, música añadida y recreación integral de música y texto.
Cuando hablamos de música sugerida nos referimos a la composición exclusivamente musical que recrea un determinado elemento del universo literario del texto original. En la música culta es el caso, entre otros muchos, del poema sinfónico Don Quijote de Richard Strauss, estrenado en 1898. En la música popular un ejemplo claro es el tema Dulcinea (1965) de Los Relámpagos.
La música añadida es la creada por un compositor al servicio de la literalidad del texto, bien cantado o bien recitado (la modalidad denominada “melólogo”). Un ejemplo claro dentro de la música culta son los Tres epitafios de Rodolfo Halffter (1952). En cuanto a la música popular, es muy recomendable la “Glosa de Lorenzo” (Quijote, II, 18), cantada por La Troupe de Trapo de La Discreta Academia en el disco Brava labor (2007).
La recreación integral de música y texto es aquella en la que se compone una pieza musical al servicio de un nuevo texto inspirado en el modelo, generándose así un ejercicio recreador de doble nivel (literario y musical). La ópera Don Quijote de Jules Massenet (1910) es una muestra relevante dentro de la música culta, y el Quijote hip-hop (2005) al que nos referimos al principio, dirigido musicalmente por Frank T., es un ejemplo del mayor interés dentro de la música popular.
Una puerta siempre abierta
Aunque el panorama que hemos descrito es completo, el Quijote seguirá siendo siempre un estímulo vigoroso de nuevas recreaciones literarias, musicales, cinematográficas, pictóricas y escultóricas. No es casual que el eminente cervantista Alberto Sánchez comparase la obra maestra de Cervantes como un manantial inagotable del que seguirá brotando la inspiración. Y aún queda mucho por crear porque, como bien decía el mismo don Quijote en el tercer capítulo de la segunda parte de la novela, “aún hay sol en las bardas”.