UNIR Revista
Posibilitar la lectura de las obras de autores extranjeros es el cometido de los traductores editoriales; responsables no solo de trasladar las historias y los temas de las obras, sino también sus estilos.
Responsabilizarse de trasladar las obras literarias de un idioma a otro con la finalidad de ampliar su alcance y hacer que puedan ser disfrutadas por un público más amplio es el cometido fundamental del traductor editorial o traductor literario. Pero trabajar en una editorial no resulta sencillo y la mayoría de estos profesionales prestan sus servicios como autónomos a diferentes empresas, haciendo, además, otro tipo de traducciones.
El traductor editorial posee un cometido ciertamente relevante en la industria editorial, aunque, a menudo, el reconocimiento tanto económico como profesional no suele ir en concordancia con la importancia de su tarea. En sus manos tiene la misión de hacer que la obra mantenga su calidad literaria, mucha de la cual depende del uso del lenguaje.
Las traducciones literarias están sujetas a derechos de autor, porque la Ley de Propiedad Intelectual reconoce a las obras derivadas esta categoría. Por lo tanto, la reinterpretación que supone la traducción de una obra literaria conlleva un trabajo de creación que está sujeto a derechos de autor. En el contrato con la editorial será donde se establezcan los derechos asignados al autor original y al traductor de la obra, por lo que conviene ser cuidadoso con este documento.
Las funciones principales de un traductor editorial son:
- Trasladar un texto literario de un idioma a otro. Esto significa que debe ser capaz de comprender y analizar el texto original, para poder captar su esencia con tal de transmitirla al idioma de destino.
- Adecuar el texto al público objetivo. En muchas ocasiones, la traducción de un libro puede requerir un lenguaje más técnico o especializado para un público determinado, por lo que el traductor debe tener un conocimiento profundo de las características de su público.
- Hacer comprender las referencias culturales o históricas del texto. El traductor debe calibrar cómo transferir las referencias culturales, que pueden ser conocidas o no por el público objetivo. Esa transferencia puede requerir distintas técnicas, que ha de conocer y sopesar en cada caso y con coherencia.
- Conservar el mensaje y el enfoque del autor. Es importante que la traducción conserve la misma esencia y estilo que la obra original, si el encargo así lo requiere, de manera que el lector sienta que está leyendo el trabajo del autor y no una simple adaptación en otro idioma.
- Revisar y corregir los textos. Además de cotejar el texto traducido con el original para asegurarse de que no ha quedado nada fuera involuntariamente, el traductor debe revisar el texto para pulirlo y ofrecer una redacción correcta y adecuada en general y, en todo caso, ajustada a la obra.
La mayor parte de los traductores editoriales que ejercen en España no forman parte de las plantillas de las editoriales, sino que les prestan sus servicios de traducción, revisión o edición como trabajadores autónomos y cobran por ello la tarifa pactada previamente.
Según los datos que recoge el Libro Blanco de la traducción editorial en España, los traductores editoriales no se dedican exclusivamente a esta tarea, sino que la compaginan con más tipos de traducción.
Requisitos para trabajar como traductor editorial
Para trabajar como traductor editorial en España conviene contar con formación académica, como la que proporciona el Grado en Traducción e Interpretación online de UNIR. Además, es fundamental acumular experiencia en la traducción de textos literarios, así como conocimientos de las técnicas de edición y corrección de textos.
Muchos traductores editoriales también han cursado estudios de posgrado en traducción literaria, lo que les permite adquirir conocimientos más específicos en este campo. En este sentido, el grado de UNIR incluye dos asignaturas en esta línea: Traducción literaria y humanística, y Traducción editorial: revisión y corrección de textos. En conjunto, estas dos materias preparan a los estudiantes para saber realizar cualquiera de las tareas encomendadas dentro del ciclo literario de las obras.
Claves para ser un buen traductor editorial
Para ejercer como traductor editorial es importante considerar algunas claves que pueden ayudar a mejorar la calidad del trabajo y a consolidarse como profesional en el sector:
- Tener un amplio conocimiento de las dos lenguas en las que se va a trabajar. Esto implica no solamente conocer el vocabulario y la gramática, sino también una comprensión profunda de la cultura y la literatura de ambos idiomas.
- Mantener una comunicación fluida con los editores, y con los autores si se puede. Muchas veces será bueno efectuar preguntas y aclaraciones sobre el texto original o discutir posibles soluciones para preservar la esencia de la obra en la traducción.
- Leer lo máximo posible. Aunque pueda parecer que leer forma parte del tiempo de ocio, para un traductor constituye un aspecto importante de su oficio, puesto que con esta actividad amplía su léxico y los recursos literarios a los que podrá recurrir en su trabajo.
- Estar al día en cuanto a las novedades editoriales, las tendencias literarias y las nuevas publicaciones. En este sentido, los traductores editoriales deben ser capaces de mantenerse informados y actualizados, lo que puede implicar la asistencia a ferias del libro y la participación en actividades culturales relacionadas con el mundo editorial.