Lucía Tello Díaz
No hay ocasión en la que, en el ámbito cinematográfico, no salga a relucir la terminología como fuente de conflicto. Esto es así no solo porque la mayor parte de ella proviene del mundo anglosajón, sino, sobre todo, porque no la utilizamos de manera adecuada. Así sucede, precisamente, con dos conceptos tan equívocos como la voz en off y el voice-over.
No hay ocasión en la que, en el ámbito cinematográfico, no salga a relucir la terminología como fuente de conflicto. Esto es así no solo porque la mayor parte de ella proviene del mundo anglosajón, sino, sobre todo, porque no la utilizamos de manera adecuada. Así sucede, precisamente, con dos conceptos tan equívocos como la voz en off y el voice-over.
Porque sí, en ocasiones, oímos voces, aunque en el cine lo importante es saber de dónde proceden. Y para eso, es necesario tener claro el concepto de diégesis, un término muy relacionado con los anteriores y que no expresa más que el mundo interior que sucede en la narración. Si Marty McFly toca su guitarra en el baile de fin de curso de Regreso al futuro (1988, Robert Zemeckis) y todos los estudiantes bailan sus acordes, el sonido proveniente de su guitarra será diegético, ya que forma parte de la acción.
Y aunque esté dirigida por el mismo autor, si una pluma vuela sobre la carretera al son de “Forrest Gump Theme” de Alan Silvestri, esta música no será diegética, ya que ni los personajes la escuchan ni está derivada de la propia acción del metraje de Forrest Gump (1994).
Al igual que la banda sonora, también puede haber efectos sonoros y diálogos no diegéticos, es decir, que provengan de fuera de la acción; incluso cabe la posibilidad de que el sonido no diegético cubra por completo al diegético, como sucede en 2001: Odisea del espacio (1968, Stanley Kubrick), en la que Así habló Zaratustra de Richard Strauss elimina la percusión de los huesos producida por los homínidos.
Cómo saber si hablamos de voz en off o voice-over
Volvamos a la voz en off y al voice-over. Imaginemos el documental Caras y lugares dirigido por Agnès Varda y Jean René (JR) en 2017. En él, los autores recorren Francia para conocer a gentes de todo el país. En versión original, ambos conversan entre sí, por lo que encontramos a sus dos protagonistas hablando dentro del cuadro durante varias secuencias. La voz es diegética, en tanto que emana de la acción, y se escucha simultáneamente a la enunciación. No sería ni voice-over ni voz en off.
En su versión doblada, se mantiene el diálogo de Varda y JR, aunque, con unos segundos de retraso, escuchamos su traducción al español. Ese diálogo derivado se refiere a la acción, efectivamente, pero se encuentra fuera de la pista de audio original, yuxtapuesto, lo cual indica que se trata de voice-over.
Sin embargo, si en una escena de Psicosis (1960, Alfred Hitchcock) se escucha a través de la pared la voz de la madre de Norman Bates, entonces estamos ante una voz en off. Lo mismo sucede si escuchamos durante la cena de unos personajes el sonido de las noticias en la televisión pero no se nos muestra la fuente. Es decir, la voz en off (denominada off screen en inglés) es un diálogo que proviene de la diégesis y es pertinente que escuche el espectador, pero que el guionista no quiere que se muestre en cuadro (para ocultar a la ficticia madre de Bates o ubicarla al otro lado de la pared, o porque quiere que se aprecie la reacción de un personaje al escuchar una última hora en televisión). En guion lo marcaría como O.S. (abreviatura de Off Screen).
Viajemos ahora a Los Ángeles de Sunset Boulevard (1950, Billy Wilder). En una piscina, ya inerte, yace Joe (William Holden), quien relata todos los sucesos que desembocaron en su temprana muerte. Joe está en la escena, pero, a pesar de ello, no relata su devenir de manera natural, sino como narrador. Aunque su personaje está dentro de cuadro, su reflexión y, con ella el diálogo que establece con el espectador, están fuera. Esa narración no comparte el espacio o tiempo del personaje que vemos en la diégesis. Esto sucede porque, en este caso, se trata de voice-over. En guion lo denominaríamos V.O.
Convertir un recurso en arte
El voice-over es el narrador, quien denota lo que sucede en la escena sin proceder de ella en sentido estricto, alguien refiere lo que acontece o va a acontecer, sin que necesariamente forme parte de la acción. En Mapa de los sonidos de Tokio (2009, Isabel Coixet) un hombre, que a la postre identificamos como uno de los personajes, relata lo que le va sucediendo a Ryu (Rinko Kikuchi) paso a paso. En El diario de Bridget Jones (2001, Sharon Maguire) la propia Bridget (Renée Zellweger) es quien comparte su historia con los espectadores y en The Holiday (2006, Nancy Meyers), un recurrente tráiler recuerda a Amanda (Cameron Diaz) aquello que es y no es simplemente apareciendo como voice-over de manera intermitente en cada una de sus decisiones vitales.
Finalmente, en El cielo sobre Berlín (1987, Wim Wenders) se encuentra uno de los más bellos ejemplos de voice-over, no solo mostrando los razonamientos personales de cada uno de los mortales que se concentran en la trama, sino, especialmente, la reflexión metafísica que realiza de manera constante Damiel (Bruno Ganz), un ángel que aspira a sufrir como los humanos, sentir como los humanos, vivir como los humanos.
Sin duda, un ejemplo de cómo la técnica debe sucumbir ante la creatividad, y de cómo en manos de un gran artista un simple recurso sonoro puede convertirse en el más puro arte cinematográfico.