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Desarrolladores full stack: historias personales y claves profesionales de un perfil muy demandado

Tres exestudiantes de UNIR cuentan cómo el Máster en Full Stack Developer de UNIR les ayudó a cambiar sus carreras profesionales. Reflexionan además sobre esta profesión tan valorada por las empresas y que, al contrario de lo que se piensa, requiere de creatividad y originalidad.

Los desarrolladores full stack dominan la programación front y back.

Una ingeniera vasca, un ingeniero catalán y un licenciado en ADE madrileño demostraron durante una openclass celebrada en febrero la versatilidad que caracteriza a los desarrolladores full stack. Son profesionales capaces de entender y dominar un desarrollo web en la parte visible (front end) y en la parte del servidor (back end), pero que cada uno de los entrevistados define a su manera.

No solo les une su profesión: también su formación en las aulas virtuales de UNIR. Los tres estudiaron el Máster de Formación Permanente en Full Stack Developer de UNIR y ahora destacan las características de un posgrado que les ha permitido mejorar como profesionales sin perder comba laboral.

Profesores que hacen grande a un Máster

Laura Marquínez (Vitoria-Gasteiz, 1996) es ingeniera informática de software. Finalizó los estudios en junio de 2021 y comenzó a trabajar gracias a una beca de transición al mundo laboral. Sin embargo, pronto quiso aprender más acerca del mundo del desarrollo, y UNIR le permitió entonces compaginar su empleo con el aprendizaje de nuevas herramientas y lenguajes.

El posgrado le terminó de convencer de que era necesario un giro en su carrera. Tras finalizarlo consiguió un puesto en Lantek Sheet Metal Solutions S.L. como Front-end Software Engineer; y continúa estudiando en UNIR, en el Máster en Diseño y Desarrollo de Interfaz de Usuario Web.

Disfrutó mucho del módulo de Front End Angular porque siempre había tenido ganas de aprender a desarrollar con este framework. “Aprendí mucho en estas clases con Juan Antonio Pérez. Sus clases eran muy llevaderas, fáciles de seguir”, reconoce la desarrolladora vasca.

Redescubrió también materias de HTML, CSS y JavaScript con un punto más de profundidad que con respecto al Grado. Y en el último módulo aprovechó especialmente el tema de las API, del desarrollo en Node y Express JS o la comprensión más amplia y sólida de los cimientos de back o de la conexión entre front y back.

“Han sido los profesores quienes al final han hecho del Máster un gran Máster que recomendaría a todo el mundo. Son grandes profesionales”, elogia Marquínez.

Laura Marquínez
Laura Marquínez.

Un Máster que aporta confianza

Albert Altarriba (Artés, Barcelona, 1986) es graduado en Ingeniería de Sistemas Audiovisuales por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Desde febrero es desarrollador full-stack en UVE Solutions, socio tecnológico de empresas alimentarias y de bebidas que gestiona proyectos en más de 30 países.

Alcanzar esta tranquilidad laboral no ha sido fácil porque finalizó sus estudios en 2020, cuando la pandemia arreciaba. Acudió aun así a un par de entrevistas que le sirvieron para, entre otras cosas, darse cuenta de que necesitaba algo más.

Amigos y conocidos que trabajaban en su sector le recomendaron que estudiara algún máster o un bootcamp de programación. El Máster en Full Stack Developer de UNIR lo convenció a pulso, por puros contenidos y por metodología, y lo cursó entre abril y diciembre de 2022 hasta que finalizó el pasado enero. Ya entonces debió escoger entre dos ofertas de trabajo de empresas destacadas en el ámbito tecnológico, cuenta Altarriba. “El Máster me aportó los conocimientos y la confianza necesaria para optar a esos puestos”, añade.

Altarriba destaca, sobre todo, la implicación y la gran profesionalidad de los docentes, todos ellos excelentes desarrolladores pero, sobre todo, grandes profesores y personas. Y el método fue tan práctico que aún hoy repasa algún vídeo del curso cuando lo necesita para el trabajo.

albert altarriba
Albert Altarriba.

Un TFM que te enseña a trabajar en equipo

Aunque Jorge de Toro (Madrid, 1988) es licenciado en Administración y Dirección de Empresas, hoy trabaja de algo muy distinto y tiene dos posgrados que nada tienen que ver con lo que estudió entonces: los ordenadores y la tecnología, en general, le picaban la curiosidad.

Empezó a programar por su cuenta. Un primer máster en Data Science terminó por definir sus preferencias y dio un vuelco total a su carrera cuando por fin se embarcó en el Máster en Full Stack Developer de UNIR. Ya tenía claro en qué área quería desarrollar sus habilidades como programador, y hacia qué mercado se quería orientar.

Acertó. Tras casi nueve años en el departamento de Compras de Electrónica en el Corte Inglés, este año ha comenzado como senior full stack en una consultora grande en la que, entre otras cosas, ya es responsable de un equipo.

“Las ofertas semanales que recibo desde que acabé el máster son increíbles. Es un mundo con mucha demanda, y un máster de estas características te ayuda a entrar de forma sencilla en el mundo laboral”, explica el madrileño.

De Toro destaca sobre todo el hecho de que el Trabajo Final de Máster fuera grupal. Los trabajos durante el plan de estudios son individuales y permiten asentar la teoría. De hecho, los ánimos no fueron del todo buenos cuando se anunció que los TFM serían grupales. Sin embargo, todos coincidieron en que la idea fue un acierto conforme avanzaban los proyectos y se concluían.

El trabajo en equipo te enseña a cómo trabajar en lo que luego va a ser tu día a día. Es raro que acabes en un equipo en el que seas el único programador. Al final uno tendrá que trabajar con otros programadores, con diseñadores UX e incluso clientes que no saben nada de los entresijos de una web”, destaca de Toro.

Con el TFM se consiguen cosas muy interesantes. Acostumbra al estudiante a revisar códigos de otras personas, a modificar aspectos que no son de uno, a contrastar diferentes maneras de resolver problemas y, sobre todo (y lo más gratificante), demuestra que los atascos creativos o técnicos son más breves con buenos compañeros al lado.

“Fue una gran experiencia. Ayuda mucho a la hora de buscar trabajo para aquellos que no tuvieran experiencia previa. Puedes decir que has creado una app en un entorno que sigue casi al 100% los métodos de trabajo actuales”, ejemplifica el desarrollador.

Jorge de toro
Jorge de Toro.

Pero, ¿qué es realmente un full stack?

Un desarrollador full stack es como un chef capaz de preparar cualquier tipo de comida, desde los entrantes hasta el postre, define Marquínez con elocuencia. Conoce todas las áreas necesarias para crear una aplicación web completa, como el diseño, la experiencia de usuario, la implementación y la gestión de bases de datos, o la necesaria optimización para que una página cargue con rapidez.

De Toro añade, además, que estos profesionales también realizan diferentes pruebas para garantizar que un sitio web funciona correctamente en diferentes navegadores, dispositivos y tamaños de pantalla. Además, debe identificar y depurar errores o problemas de funcionamiento que puedan surgir durante el desarrollo de la aplicación o tras su despliegue en un entorno de producción.

El programador madrileño habla desde su reciente experiencia: “Por lo que he visto estos meses, las ofertas para estos tres perfiles son parecidas”. Un full stack está muy bien valorado porque puede trabajar en todas las capas de una aplicación o una web, o por su capacidad de participar en todos los procesos. “Sin embargo, es conocido en el mundillo que uno acaba tendiendo a ir hacia uno de los dos lados”, señala.

Altarriba, por su parte, sostiene que la demanda de estos desarrolladores ha aumentado en los últimos años aunque, en cualquier caso, depende del perfil que cada empresa necesite o prefiera: las hay que prefieren equipos de front y de back puros, y otras optan por desarrolladores capaces de abordar ambos aspectos.

Aun así, el full stack developer catalán cree que siempre será mejor que cada perfil entienda cómo funciona la otra parte porque la comunicación será mejor y se podrá trabajar en función de lo que resulte más beneficioso para el otro equipo.

La creatividad, factor muy presente

Desde fuera, la programación web y las bases de datos parecen áreas con escaso margen para la creatividad o la originalidad, o incluso para la improvisación. Nada más lejos de la realidad. Un desarrollador front debe crear interfaces de usuario atractivas y fáciles, lo que requiere de una combinación de habilidad técnica y creatividad, explica Laura Marquínez. Crear animaciones, transiciones y demás efectos visuales conlleva ingenio; plantear soluciones creativas y eficientes frente a problemas complejos de procesamiento de datos es igualmente innovador.

Altarriba matiza con que si el profesional debe maquetar un diseño ya planteado en Figma, por ejemplo, poco podrá improvisar. Pero conforme se avanza en una tarea, a veces se detectan casos no contemplados en estudios previos, y entonces sí es necesaria cierta cuota de creatividad.

Además, el desarrollador catalán asegura que no siempre la creatividad va ligada al diseño. Conseguir que un código quede mucho más limpio o que una consulta a la base de datos sea más eficiente también demuestra originalidad; ocurrencias que, además, te pueden venir a la cabeza duchándote o paseando al perro. “Creo que es una profesión donde se ha de ser muy creativo. Si no, programarían los robots o la IA, y por suerte, no es así”, recalca.

De Toro afirma que la creatividad fue precisamente una de las razones de su cambio de programador orientado a datos a desarrollador web. “La creatividad viene antes de picar código”, observa. Reconoce que siempre hay detrás un cliente que quiere sus cosas de una determina manera, y que la mayor parte del tiempo implementas diseños y funcionalidades creadas con antelación.

Acaba con una reflexión: “Lo bueno de esta profesión es que no acaba todo en el trabajo. Puedes crear proyectos personales por gusto, por necesidad o por jugar a ver qué te aporta con un nuevo framework. Puedes también ahí sacar tu lado creativo, y es para mí uno de los momentos en los que más disfruto programando”.


Las cinco claves de un desarrollador full stack

  • Conocen todas las áreas necesarias para crear desde cero una aplicación web completa: diseño, optimización, experiencia de usuario, bases de datos…
  • Dominan la programación en la parte visible (front) y en la parte del servidor (back). Pueden participar en todas las fases de un proceso y conocen ambos mundos: la comunicación y el trabajo en equipo serán así mejores.
  • Realizan pruebas para garantizar el perfecto funcionamiento de una web en distintos navegadores, dispositivos y tipos de pantalla.
  • Identifican y depuran errores tanto antes como después del despliegue de la web o de la app en un entorno de producción, es decir, ya visible por los usuarios.
  • Combinan habilidad técnica y capacidad creativa. Su versatilidad les lleva del ingenio a la hora de crear animaciones, transiciones o interfaces atractivas a, por ejemplo, plantear soluciones eficientes que resuelvan complejos en el procesamiento de datos.

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