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Los peligros pueden causar daño; los riesgos son la probabilidad de que el daño ocurra. En PRL se trabaja identificando los primeros y evaluando y adoptando medidas para minimizar los segundos.
Riesgo y peligro son dos conceptos básicos en prevención de riesgos laborales pero no significan lo mismo. El peligro hace referencia a una fuente, una situación o un acto que puede ocasionar un potencial daño; mientras que el riesgo se refiere a la probabilidad de que un hecho peligroso concreto ocurra y a la gravedad de sus consecuencias.
Expuesto de otra manera: el peligro es el potencial inminente de causar un mal, mientras que el riesgo es la probabilidad de que suceda. Un ejemplo sencillo que ayuda a diferenciar peligro y riesgo es un cuchillo. En sí mismo un cuchillo es un peligro, por su potencial para provocar un daño; en cuanto a si es un riesgo o no, dependerá de quien lo utilice: si lo usa un carnicero experimentado el riesgo de corte será mínimo; si el cuchillo se deja en manos de un niño el riesgo de hacerse daño será alto.
Ejemplos de las diferencias entre peligro y riesgo
Para ejemplificar las diferencias entre peligro y riesgo en un contexto laboral podemos referirnos a una obra de construcción. Trabajar en un andamio o en un tercer piso de un edificio en construcción implica en sí un peligro (trabajar a una altura) pero el riesgo de caída de personas a distinto nivel (es decir, probabilidad de caerse y hacerse daño) será diferente para un operario que esté utilizando por ejemplo, el andamio que cuente con sistema de protección colectiva (barandillas) que para que aquel otro que no cumpla la normativa de prevención de riesgos. La gravedad del riesgo también será diferente si el operario está trabajando a una altura de dos metros que si se encuentra a 20 metros de altura.
De este ejemplo se puede inferir varios elementos diferenciadores entre riesgo y peligro.
Elementos para diferenciar el peligro del riesgo
En primer lugar, el peligro es inherente mientras que el riesgo se escoge.
En segundo lugar, el riesgo implica dos dimensiones: por una parte la probabilidad de que el daño ocurra y por otra la extensión de las consecuencias. Como señala la Ley 31/1995, de prevención de riesgos laborales, “para calificar un riesgo desde el punto de vista de su gravedad, se valorarán conjuntamente la probabilidad de que se produzca el daño y la severidad del mismo”.
La probabilidad correspondería a las posibilidades que tiene un trabajador de sufrir un accidente teniendo en cuenta el tiempo que está expuesto a un riesgo determinado o las veces que tiene que repetir la tarea que contempla un riesgo. No tiene la misma probabilidad de sufrir un accidente laboral el operario que está en una obra toda su jornada laboral que el técnico que solo va a visitar la obra en contadas ocasiones. El riesgo será mayor para el operario que para el técnico.
Por su parte, la severidad de los daños que se pueden sufrir en función de un riesgo se clasificaría en baja, media o alta. Como se puede comprender, no son de igual gravedad las lesiones que puede ocasionar trabajar frente al ordenador en un puesto poco ergonómico que las que puede sufrir un obrero que está rodeado de maquinaria pesada durante toda su jornada laboral.
Un tercer trazo que diferencia peligro y riesgo es que los peligros se identifican mientras que los riesgos se evalúan para posteriormente, tomar medidas que permitan evitarlos o minimizarlos, es decir para tenerlos controlados.
A este respecto, un técnico de PRL debe saber realizar evaluaciones de riesgos en los centros de trabajo y aplicar técnicas de prevención y de corrección para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores.