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La microempresa no suele estar en la base del desarrollo de la tecnología (le resulta demasiado caro), pero sí puede aprovecharse del uso de esa tecnología de una manera inteligente. Surgen nuevos servicios industriales y para ello es necesario poner al personal al día: formarlo, entrenarlo.
Eliseo Luis Vilalta y Perdomo, profesor de Logística y de Operaciones en la Universidad de Lincoln, empieza su exposición (se puede ver pinchando en el enlace de arriba, sobre la foto) recordando que negocio no es lo mismo que empresa. Negocio lo asocia solo a ocupación o quehacer mientras que la idea de empresa, afirma, entraña dificultad y sacarla adelante requiere singular decisión y particular esfuerzo. Cuando Vilalta habla de empresa y de emprendedores no está pensando en negocio.
Una microempresa es aquella que tiene menos de diez empleados e ingresos y balances por debajo de los dos millones de euros. Las microempresas representan el 95 por ciento del conjunto total en el mundo, y entre el 60 y el 70 por ciento del empleo que hay. En el caso de la Unión Europea las microempresas representan el 90 por ciento de los negocios y arrojan cifras de 1,36 trillones de euros según Vilalta, una cantidad más que importante. La microempresa es un conglomerado de acciones individuales y colectivas que forman parte fundamental del tejido social; una galaxia de organizaciones que no están necesariamente bien conectadas, que no disponen de todos recursos y apoyos, y que sin embargo impactan de forma decisiva en la sociedad.
Las empresas pequeñas, y sobre todo las micros, son las que más empleo generan también porque hay una serie de programas de emprendimiento que las promueven. Pero necesitan más dinero, administrar mejor, mejor tecnología, aumentar la productividad, resolver las cargas regulatorias cada día más asfixiantes. Ese es el contexto en el que interviene un ingeniero industrial.
Las microempresas necesitan administrar mejor, mejor tecnología, aumentar la productividad, resolver las cargas regulatorias cada día más asfixiantes.
La tecnología ayuda a la empresa a mantenerse más tiempo en el mercado y a lidiar adecuadamente con el ambiente cambiante y la complejidad que la rodea. Una empresa es resiliente cuando combate y vence la complejidad y el ruido: un cambio de Gobierno, un golpe de Estado, una caída del precio de la moneda, el Brexit… Así se hace adaptable. Si a eso añade capacidad de aprendizaje, llegaremos a que sea también en gran medida sostenible. La sostenibilidad se relaciona del mismo modo con que la microempresa sea gobernable, con cómo esté en términos de integridad ambiental, con cuál sea su impacto en términos de bienestar social y por supuesto con si resulta económicamente rentable. Es decir: la sostenibilidad tiene que ver con el impacto en la sociedad y en las personas, con el impacto en la economía y en el beneficio y con el impacto en el planeta y en el ambiente.
La tecnología ayuda a la empresa a mantenerse más tiempo en el mercado y a lidiar adecuadamente con el ambiente cambiante y la complejidad que la rodea.
Piénsese que la microempresa no batalla sola. El queso parmesano es una marca de origen desarrollada por una cantidad de microempresas que cumplen una serie de regulaciones conjuntas y entre todos ellos mantienen esa marca y ese beneficio. El marketing es común pero la forma de operar de cada quien es un poquito independiente.
Finalmente, el profesor Vilalta se pregunta por las oportunidades para las microempresas en la industria 4.0, es decir, la industria que se refiere a los habilitadores tecnológicos y sus escenarios de aplicación. Por ejemplo: con Amazon compramos productos ya hechos con una logística 4.0; todo está superconectado y funciona muy rápido. Pero ahora se trata de conectar directamente un pedido a la máquina que lo produce o al sistema que lo va a producir, o, casos aún más interesantes: se trata ahora de comprar un producto en particular y que se imprima en 3D en casa. Esto se espera que suceda en los próximos años. La industria 4.0 afecta, pues, a la cadena de valor, a todo el ciclo del producto; 4.0 es interconexión, es integración de sistemas.
Ahora se trata de conectar directamente un pedido a la máquina que lo produce o al sistema que lo va a producir.
La microempresa no suele estar en el desarrollo de la tecnología (le resulta demasiado caro), pero sí puede aprovecharse del uso de esa tecnología de una manera inteligente. Surgen nuevos servicios industriales y para ello es necesario poner al personal al día: formarlo, entrenarlo. Hay que desarrollar sistemas de formación académica laboral. Los empleados han de tener conocimientos de la tecnología de la información, y han de ser capaces de entender un poco de analítica de datos, de estadística y de organización.
La microempresa no está en el desarrollo de la tecnología (le resulta demasiado caro), pero sí puede aprovecharse del uso de esa tecnología de una manera inteligente. Surgen nuevos servicios industriales y para ello es necesario poner al personal al día: formarlo, entrenarlo.