UNIR Revista
Hablamos con Manuel Núñez Murillo, responsable del Funnel de Innovación en Naturgy, sobre el impacto de la computación en la nube en el contexto de la pandemia por coronavirus.
El COVID-19 ha sido un ensayo acelerado de digitalización masiva para toda la sociedad y, en particular y de modo crítico, para las empresas. ¿qué papel está jugando la tecnología cloud en este escenario?
La verdad es que el virus está poniendo a prueba a muchos sectores de la sociedad, muchos de ellos con unos niveles bajos de digitalización. Sin duda, para aquellas organizaciones y compañías que tenían integrada la tecnología cloud en su porfolio tecnológico el impacto ha sido menor, ya que les ha permitido descentralizar operaciones de una manera ágil.
Con la pandemia el teletrabajo se ha convertido en la principal tendencia tecnológica de 2020 y 2021 ¿Ha sido una palanca para acelerar en las empresas la adopción de la tecnología cloud?
Efectivamente, la necesidad de adoptar estrategias de teletrabajo ha sido un catalizador para la adopción de tecnologías cloud en muchas compañías, desde PYMES a grandes corporaciones. Estas han tenido que implementar soluciones que permitan a sus trabajadores cumplir con su tarea sin la necesidad de compartir un espacio físico, un reto que creo que pasaremos con buena nota.
¿Qué diferencias existen entre las empresas que ya tenían sus infraestructuras en cloud y aquellas que todavía no habían dado el paso?
Para mí, la principal diferencia radica en la productividad de las compañías.
Aquellas empresas que estaban preparadas para poder trabajar de manera remota con soluciones cloud han podido amortiguar de manera más ágil el impacto de la pandemia.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) y Eurostat han elaborado un informe de Indicadores sobre el uso de Cloud Computing en España y Europa con algunos datos muy relevantes. Las grandes corporaciones han sido las pioneras en utilizar esta tecnología, ya que agiliza mucho el trabajo de los empleados y los sistemas internos (62,1% de las empresas). En cambio, a las pequeñas y medianas empresas les ha costado un poco más confiar y adaptar estas herramientas (con 42% medianas y 24,4% pequeñas).
El Instituto Nacional de Estadística (INE) y Eurostat han elaborado un informe de Indicadores sobre el uso de Cloud Computing en España y Europa con algunos datos muy relevantes. Las grandes corporaciones han sido las pioneras en utilizar esta tecnología, ya que agiliza mucho el trabajo de los empleados y los sistemas internos (62,1% de las empresas). En cambio, a las pequeñas y medianas empresas les ha costado un poco más confiar y adaptar estas herramientas (con 42% medianas y 24,4% pequeñas).
Cuando las empresas están en plena transformación digital se comienza a hablar de hipertransformación o hiperautomatización ¿Están las empresas preparadas para dar este paso sin la nube?
Queda mucho camino por recorrer.
Creo que en realidad estamos en la casilla de salida, la automatización de procesos ha venido para quedarse.
Hay empresas que nacieron en la era digital y tienen en su genoma estos axiomas, que incorporan en todos sus procesos internos y cadenas de producción. Pero la gran mayoría de las compañías ven estas tecnologías relacionadas con la digitalización como ajenas a su proceso productivo, y aquí hay un mundo de oportunidades.
En cuanto a si se puede hacer sin la nube, creo que la respuesta es sí, se puede. Pero si la pregunta es ¿lo deben hacer sin la nube? entonces la respuesta es no, la soluciones cloud proveen de una flexibilidad y escalabilidad que les confiere una clara ventaja competitiva.
Ante este mundo globalizado, digital e incierto, ¿podríamos afirmar que el paso a la nube ya no es una opción sino una necesidad imperiosa para las empresas, cualquiera que sea su sector y su tamaño?
Efectivamente, la nube no es tecnología exclusiva de grandes compañías. Nosotros, incluso en nuestros hogares vamos incorporando soluciones cloud. La nube confiere unas capacidades de procesamiento, tratamiento de datos y disponibilidad de recursos que democratizan el acceso a los procesos de computación y, como consecuencia, a la automatización y analítica cualquiera que sea la compañía.
Toda implantación tecnológica acelerada suele tener puntos críticos y el de la seguridad es el más grande ¿Cómo se establece un plan adecuado y actualizado de gobernanza de la nube?
Es cierto que la crisis sanitaria producida por el COVID-19 no solo ha acelerado la digitalización, sino que también ha aumentado exponencialmente los riesgos a ciberataques en la red. Hay datos emitidos por fuentes como PwC que destacan estos aspectos.
El 71% de los profesionales de las Tecnologías de la Información y Seguridad aseguran que han detectado ciberamenazas desde marzo del año pasado. Las más comunes son, en primer lugar, las de intento de phishing (ataques mediante el envío de correos electrónicos con intenciones maliciosas), que representan el 55% del total; seguidas por las plataformas web peligrosas (32%) que ofrecen información o consejos sobre la pandemia, el aumento de malware o programas malignos de softwares (28%) y de ransomware (ataques en centros como hospitales), que representa el 19%.
Es primordial establecer un plan actualizado para este tipo de amenazas, que cada día crecen y son más complejas. Algunos pasos que seguir para tener una buena guía son:
- Actualizar las políticas de seguridad de la información.
- Realizar talleres de formación para los empleados y personas que forman parte de la organización.
- Implementar un protocolo de actuación con soporte del área técnica y legal.
- Evitar compartir información confidencial en canales secundarios poco seguros no aconsejados por la organización
- Monitorizar los sistemas y accesos continuamente para actualizar el sistema.
El cloud es un catalizador de oportunidades para las empresas, pero ¿qué papel juega en las oportunidades de escalado, innovación y experimentación para el crecimiento de estas compañías?
Como líder de innovación en una gran corporación, la verdad es que el cloud es una herramienta imprescindible.
Nos permite montar entornos de prueba sin depender del despliegue de infraestructuras, posibilita a diferentes equipos trabajar en paralelo desde diferentes ubicaciones, da la posibilidad de trabajar en un entorno securizado y a la vez independiente de las infraestructuras propias de nuestro proceso productivo y, lo más importante, nos permite escalar sin grandes esfuerzos aquellas soluciones digitales que los negocios deciden incorporar a su portfolio productivo.
¿Cómo están evolucionando los modelos de negocio apoyados en la nube?
Los negocios que se apoyan en tecnologías cloud están adquiriendo una ventaja competitiva en el tratamiento de datos, son capaces de perfilar mejor los productos y servicios a través del conocimiento adquirido en el proceso.
Hablar de Cloud es hablar de costes y eficiencia. Entramos en una situación económica en la que los costes son críticos para las organizaciones, ya no sólo para crecer, sino para aguantar el ‘envite COVID’. ¿Cómo puede ayudar la nube a las empresas en este sentido?
Es una de sus grandes ventajas, ya que permite desplegar soluciones con un concepto ‘as a services’. Si echamos la vista atrás, si querías tener acceso a servidores que te permitiesen implementar soluciones de procesamiento y almacenamiento tenías que invertir en “hierros”. Además, corrías el riesgo de quedarte corto o largo de recursos y estabas siempre con la espada de la obsolescencia sobre tu cabeza. Esto se amortigua con las soluciones cloud, ya que te confieren una flexibilidad que te permiten adaptar tus necesidades a los recursos disponibles, además de tener la obligación de adquirir y mantener los servidores y sus recurrentes actualizaciones.
Para concluir, ¿ha crecido la demanda en el mercado laboral de profesionales expertos en Cloud? ¿qué capacidades deben tener y qué relevancia tienen sus certificaciones?
La demanda de perfiles cloud ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Es una tecnología que se va incorporando a todos los procesos productivos en mayor o menor medida, incluso en nuestros hogares.
Se buscan perfiles con conocimientos técnicos (son la base), pero se valoran otras capacidades como el análisis, el trabajo colaborativo, la adaptación al cambio, el compromiso y la capacidad de toma de decisiones, etc. En cuanto a las certificaciones, son la piedra angular sobre la que se apoya el conocimiento y la puerta de entrada al mundo de oportunidades que están surgiendo.
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