Javier Sánchez Prieto
La inversión en este tipo de fuentes es actualmente una de las líneas estratégicas del Gobierno de España, lo que implica también la demanda de más empleo en el sector.
Las energías renovables como la eólica, la solar, la hidráulica, la geotérmica, la oceánica y de la biomasa suponen una alternativa a los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), contribuyendo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la diversificación del suministro energético y la independencia del mercado de combustibles fósiles. En esta línea, al finalizar 2019, 28 países habían declarado la “emergencia climática” y muchos de ellos habían desarrollado programas específicos para la transición energética hacia un modelo energético basado en las energías renovables.
La Unión Europea estableció en 2009 el objetivo de alcanzar un 20 % de participación de energías renovables en el consumo de energía total en el año 2020. De acuerdo con el informe de la Comisión Europea “Renewable Energy Progress Report” de 2020, en el año 2018 se llegó al 18 % y las previsiones al finalizar el año 2020 eran del 22.8 %. Gracias a las tendencias observadas en 2018 hacia el cumplimiento del objetivo planteado, se acordó un nuevo objetivo del 32 % para el año 2030.
Según el informe “Renewable 2020, Global Status Report” elaborado por REN21, en el año 2019 se batió el récord de crecimiento en potencia instalada de energía renovable, aumentando en 200 GW a nivel global. La mayor parte de este crecimiento corresponde al uso de los recursos renovables para la producción de electricidad, mientras que el uso en transporte y en la producción de calor y frío han experimentado un crecimiento mucho menor. Como se apunta en el informe de REN21, las causas de este menor crecimiento se deben principalmente a la falta de políticas gubernamentales que apoyen estas tecnologías.
¿Cómo está la situación en España?
En nuestro país, el año 2019 también supuso un récord de potencia instalada de energía renovable, alcanzando un total de 7 GW, tal y como indica el “Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España” publicado por la Asociación Española de Empresas de Energías Renovables (APPA). Esto supuso que estas fuentes de energía representaron ese año el 15,1 % de la energía final y el 37 % de la electricidad producida. En términos del impacto sobre la dependencia energética, se ahorraron en España 8.702 millones de euros en importaciones fósiles y 1.017 millones en derechos de emisión.
La inversión en energías renovables es actualmente una de las líneas estratégicas del Gobierno de España, como muestra la reciente publicación de la “Estrategia de almacenamiento energético”. En este documento se estudian las posibilidades de almacenamiento energético (mecánico, térmico, eléctrico…) a partir de fuentes renovables, concluyendo que es un país con un elevado potencial para el desarrollo de proyectos en este ámbito.
El elevado crecimiento del sector está acompañado de un notable crecimiento en la demanda de profesionales para ocupar puestos de trabajo relacionados. Según el informe “Renewable Energy and Jobs 2020”, realizado por la Agencia Internacional de la Energía Renovable (IRENA), se estima que en 2019 se alcanzaron los 11.5 millones de empleos en todo el mundo relacionados con las energías renovables, por lo que se produjo un crecimiento del 4.5 % respecto del año anterior.
¿Qué energías renovables son las que más empleo generan?
El crecimiento varía en función de las distintas tecnologías de aprovechamiento. La que más ha acelerado en el número de empleos en los últimos años es la solar fotovoltaica, correspondiendo a esta tecnología el 33 % de los empleos en energías renovables. El impulso de esta tecnología ha tenido gran repercusión en la creación de puestos de trabajo relacionada con instalaciones aisladas y de autoconsumo, contribuyendo al desarrollo económico de zonas rurales.
También se ha registrado un incremento en los empleos relacionados con la energía eólica, especialmente los derivados de la implantación de instalaciones offshore. En el sector de los biocombustibles también se ha producido un aumento de la empleabilidad, con un aumento del 2 % en el mercado de bioetanol y del 13 % en el de biodiésel en 2019. Respecto a los combustibles fósiles, existen evidencias que avalan que el sector de las energías renovables tiene una capacidad superior para la profesionalización que el sector de los combustibles fósiles.
En el panorama nacional se ha observado también una tendencia creciente en el empleo del sector, tal y como se recoge en el “Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España”. Según los datos del informe, el sector experimentó un crecimiento del 16,9 % en 2019, lo que supuso que en ese mismo año en España había un total de 95.089 empleos relacionados con la energía renovables. Por tecnologías, el mayor incremento en la creación de puestos de trabajo se produjo en la energía solar fotovoltaica, registrando un crecimiento récord con 8.096 nuevos empleos, seguido del sector eólico, con una creación de 6.147 nuevos puestos de trabajo.
El rápido crecimiento del empleo en el sector de las energías renovables debe ir acompañado de programas formativos específicos que permitan la cualificación necesaria para desempeñar los puestos de trabajo. De la misma forma, la sustitución progresiva de los combustibles fósiles hace necesaria la creación de itinerarios formativos que permitan el “reciclaje” de los profesionales del sector de los combustibles fósiles. En el informe de IRENA sobre el empleo en energías renovables, se destacan específicamente estos dos problemas, incidiendo específicamente en las oportunidades educativas que brindan los programas de educación online y la colaboración entre empresas e instituciones educativas.
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