José Antonio Puentes Muñoz
Esta herramienta recoge las competencias necesarias que debe tener un director de Proyectos. Analizamos cómo debe avanzar para responder a un entorno cambiante que exige ir un paso más allá.
A pesar del gran desarrollo de la Dirección de Proyectos, todavía hay un gran número de empresas que consideran al director de Proyectos como un mero mando intermedio, adscrito a cualquier grupo funcional y encargado de la gestión de los proyectos. Para estas organizaciones, es suficiente que sepan controlar el cronograma y el presupuesto, realizar informes de estado y gestionar los incidentes. De esta forma, apuestan por el corto plazo y por el control basado en una correcta administración de los recursos de acuerdo con los procedimientos y prácticas habituales.
Para otras empresas, las habilidades de la dirección técnica de proyectos son esenciales para dirigir programas y proyectos de forma exitosa. Se esfuerzan por crear entornos colaborativos donde los miembros del equipo puedan enfrentarse a la complejidad, así como trabajar y enfocarse en un mismo objetivo. Empiezan a entender que hay que orientar las decisiones no solo a proteger la estrategia anual de la organización, sino también al medio plazo, para asegurar la supervivencia de la misma.
Pocas empresas entienden que un mercado tan complejo y competitivo son necesarios profesionales con habilidades adicionales de liderazgo e inteligencia de negocios.
En este caso, el triángulo del talento forma parte de sus activos y procesos organizativos. Un triángulo basado en el conocimiento técnico de la Dirección de Proyectos, el liderazgo y el conocimiento de la estrategia y del negocio.
Sin embargo, hay otras pocas empresas que entienden que el mercado es cada vez más global, complejo, incierto y competitivo. Ante este escenario, consideran que el conocimiento técnico no es suficiente y buscan profesionales con habilidades adicionales de liderazgo e inteligencia de negocios. Este tipo de organizaciones estiman que estas competencias pueden apoyar mucho mejor los objetivos estratégicos, contribuyendo a un incremento del valor en sus negocios.
Por ello, requieren de perfiles que sean capaces de gestionar y resolver un gran volumen de problemas y de imprevistos, así como coexistir en un entorno de cambios constantes. Por tanto, deben transcender y evolucionar el triángulo del talento. Tienen que prepararse para el futuro que se avecina, en el que todo va más rápido que nunca, identificando y desarrollando nuevas habilidades para sus directores y directoras de Proyectos.
¿Cómo debe ser el director de Proyectos?
La clave del éxito está en que el director de Proyectos sea suficientemente flexible y tenga el criterio y la experiencia necesaria para entender el contexto en el que se desarrolla el proyecto, De esta manera, adaptará su “forma de trabajar” (ways of working), utilizando las mejores técnicas (ágil, predictivo, hibrido, u otras formas por llegar) y centrándose en los resultados. Tomará las mejores decisiones en el momento adecuado, para enfatizar el desempeño del proyecto y garantizar resultados ganadores.
El director de Proyectos se convierte en un agente de cambio y adaptación de la propia empresa.
Estos nuevos profesionales deben seguir desarrollando sus habilidades interpersonales como el liderazgo colaborativo y de servicio, la comunicación asertiva, la inteligencia emocional, una mentalidad innovadora o la resiliencia. También, la orientación para el propósito y empatía, con la capacidad de trabajar virtualmente y de forma asíncrona y, desde luego, convertirse en mentores capaces de influir y desarrollar estas habilidades en sus propios equipos. Estas competencias “de poder” (power skills) incrementarán el vínculo (engagement) y la influencia con una variedad de partes interesadas, un componente crítico para provocar el cambio.
En este entorno en evolución ya no es suficiente tener un conocimiento de la estrategia y del negocio, hay que dar un paso más allá. Aparece entonces, el concepto de “perspicacia” (business acumen). El director de Proyectos se convierte en un agente de cambio y adaptación de la propia empresa. Los profesionales con visión para los negocios entienden las influencias macro y micro en su organización e industria. Deben ser capaces de cultivar una toma de decisiones efectiva, de comprender cómo sus proyectos se alinean con el panorama general de una estrategia organizacional más amplia, valorando las nuevas dinámicas empresariales y las tendencias globales.
Estas nuevas exigencias en el liderazgo forman parte del Máster en Project Management (PMP)® de UNIR, con el que podrás especializarte en la gestión de proyectos.