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La gestión energética es el conjunto de acciones y procesos que buscan la optimización del consumo energético con el fin de lograr una mayor eficiencia, racionalidad y ahorro.
El gasto en energía es un factor clave tanto en la cuenta de resultados de las empresas como en la economía de los particulares. Una gestión energética adecuada permite reducir costes —lo que redunda en la competitividad en el caso de las industrias y negocios— y emisiones de CO2. Para lograrlo, es necesario implantar un sistema de gestión energética acorde con las necesidades de cada organización, actividad, edificio o vivienda.
La gestión energética se puede definir como aquellas acciones/procesos que buscan la optimización del consumo energético con el fin de lograr una mayor eficiencia y racionalidad sin que eso implique una merma en las prestaciones. Relacionada con esta cuestión está la eficiencia energética, que sería el uso eficiente de la energía para producir un determinado producto y servicio. Pues bien, la gestión energética engloba aquellas acciones que se pueden implementar —a través del análisis, monitorización, optimización…— para mejorar la relación entre esos parámetros.
Entre los objetivos de la gestión energética destacan:
- Disminución del consumo energético.
- Uso de la energía de forma más eficiente.
- Ahorro económico.
- Menos emisiones de CO2.
- Reducción de la huella ambiental.
- Cumplimiento de la legislación sobre eficiencia energética.
¿Cómo se implanta un Sistema de Gestión Energética?
Para saber lo que uno gasta primero debe saber en qué y de qué modo. Con la energía sucede lo mismo. Para conseguir una reducción en el consumo energético es necesario implementar lo que se denomina Sistema de Gestión Energética (SGE)
El SGE se basa en un ciclo de mejora continuo (o ciclo de Deming) con cuatro fases: planificar, hacer, verificar y actuar, es decir, analizar cuáles son las necesidades energéticas, las principales fuentes de energía, cuánto se consume y en qué períodos… y, en función de los resultados, realizar las correcciones necesarias.
Un buen Sistema de Gestión Energética busca la optimización de los recursos energéticos, lo que redunda en un ahorro tanto a nivel económico como medioambiental. Para que esto sea posible es recomendable seguir una serie de pasos:
Auditoría energética
Su objetivo es tener una visión global del consumo energético con datos como consumo histórico, por días, picos de mayor actividad… También es necesario determinar las necesidades de la empresa/edificio/vivienda, su comportamiento energético y fuentes del mismo. Hay que tener en cuenta que el Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero, obliga a las grandes empresas o grupos de sociedades a someterse a una auditoría energética cada cuatro años.
Plan de actuación
En relación con la cuestión anterior. La monitorización —a través de medidores profesionales que aporten datos precisos y en tiempo real— permite analizar los datos para fijar medidas de optimización a corto, medio y largo plazo.
Implementar las medidas de ahorro y eficiencia
Dependerá de cada caso aunque entre ellas destacan:
- Sustitución de las fuentes de energía, en la medida de lo posible, por energías renovables.
- Un buen aislamiento térmico que también tenga en cuenta la ventilación.
- Estudiar nuevas formas de producir y ahorrar energía como por ejemplo con el aprovechamiento de residuos.
- Evaluar la vida útil de los materiales y equipos que intervienen en la gestión de la energía.
En esta última fase es importante comprobar si se está produciendo un ahorro energético real para comprobar la eficacia de las medidas y, en caso contrario, adoptar otro tipo de acciones.
La figura del gestor energético
Para implementar un SGE es clave la figura del gestor energético que, en el caso de las empresas, puede ser alguien externo o que forme parte de la propia plantilla. Debe ser un profesional con formación en gestión ambiental y energética, incluso con un Máster en Energías Renovables, entre otras cuestiones. Además, es conveniente que el SGE esté certificado.
Entre las funciones del gestor energético estarían:
- Controlar (en tiempo real) el consumo energético de una industria, instalación, edificio…
- En base a lo anterior, ver el origen de posibles sobrecostes o exceso de consumo.
- Comprobar que se está realizando el mantenimiento adecuado de todo el equipamiento relacionado con la energía, desde las calderas al aire acondicionado o radiadores.
- Estudiar e implementar medidas de ahorro.
Aunque el gestor energético se asocia a grandes empresas, industrias, cadenas hoteleras… sus servicios y asesoramiento también pueden ser muy útiles para comunidades de vecinos o, incluso, un particular.
