Francisco Oleo
No hay especialistas para afrontar los proyectos renovables. Un problema para la industria y la economía del país que tiene en la formación el mejor antídoto. El Programa de Diseño y Gestión de Plantas Fotovoltaicas de UNIR, que dirige este experto, es parte de la solución.
Mientras escribo estas líneas, el movimiento de las aspas de los molinos de viento está generando cerca del 32% de la toda la energía eléctrica que se consume en España. Más que ninguna otra fuente de energía, por encima de la nuclear y la hidráulica, y a gran distancia del resto. Poco para lo que atestiguaba un telediario hace solo unos días (uno de esos de frío intenso, viento y nieve), que informaba de que ese momento más de la mitad de la electricidad consumida en España era generada por estos gigantes.
Dos años antes, el 29 de diciembre de 2021, a las 3:03 de la madrugada, se alcanzaba el récord absoluto eólico al llegar al 83,6% de la demanda instantánea del sistema eléctrico peninsular, con una potencia de generación de 16.996 megavatios (MW), según datos de Red Eléctrica de España (REE). Una infinidad para lo que se pensaba no hace tanto tiempo.
Las energías renovables forman ya parte de nuestro paisaje natural y humano diario, y van a seguir creciendo a un gran ritmo en los próximos años, empujadas como hasta ahora por un cambio en la mentalidad medioambiental de la gente y la imperiosa necesidad de luchar contra el cambio climático que más del 99% de los científicos del mundo aseguran que se está produciendo, fundamentalmente, por la intensa quema de los combustibles fósiles.
Europa movilizará miles de millones de euros
Un cambio de mentalidad acompañado ahora por una ingente cantidad de millones de euros. Thierry Breton, el comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, así lo aseguraba y cifraba en una larga entrevista concedida al diario El País hace unos días: “La UE movilizará 350.000 millones de euros para su industria energética verde”. Y además de las razones medioambientales, también esgrimió la necesidad de un marco común para responder a Estados Unidos, que ya había anunciado inversiones multimillonarias tiempo antes.
En esta cruzada de transformación energética sin precedentes que estamos viviendo, que tiene ahora su epicentro en la energía solar fotovoltaica, hay determinación política, hay interés social, hay dinero (mucho a tenor de las promesas), pero falta algo tan o más importante: talento. Faltan profesionales en la industria renovable. Cerebros, manos y brazos que monten al ritmo que se necesita las instalaciones proyectadas y las que están por venir. El boom de proyectos en marcha y, a la vez, la escasez de nuevos candidatos ha disparado la competencia entre las compañías del sector por captar y retener talento, una situación que ha generado, según los expertos, una burbuja salarial sin precedentes.
Alberto de Alfonso Pailos.
“La formación es clave porque se necesita personal con diferentes grados de cualificación para el aluvión de instalaciones que viene, en su mayoría de energía solar fotovoltaica”, asegura Alberto de Alfonso Pailos, ingeniero industrial con un Executive MBA por el IE y más de 17 años de experiencia en gestión internacional en proyectos renovables eólicos, fotovoltaicos e hidráulicos. Actualmente es director del departamento de instalaciones renovables de una empresa del sector.
Ante esta falta de profesionales, muchos fabricantes están ofreciendo formación de sus propios productos. “En mi empresa, hemos tenido que crear y formar un equipo de instalación solar que ya va por las 200 personas porque no encontrábamos profesionales en el mercado”, afirma De Alfonso Pailos, que también dedica parte de su tiempo a la enseñanza en materia de energías renovables. En UNIR es el director del nuevo Programa Avanzado en Diseño y Gestión de Plantas Solares Fotovoltaicas que empieza el próximo mes de marzo, además de formar parte del claustro del Máster en PMP, Project Management Professional o Profesional en Dirección de Proyectos.
Un programa formativo abierto
UNIR ha dado al curso un enfoque abierto y no solo para ingenieros. “Queremos tener ingenieros, claro, pero también profesionales del ámbito de la calidad, de la seguridad o de la prevención de riesgos laborales, porque también forman parte de todo este conglomerado donde ahora mismo existe una gran carencia de mano de obra. Llevo seis meses buscando y no encuentro técnicos en seguridad para proyectos eólicos ni solares”, afirma.
Según el director del nuevo curso de UNIR, “en España necesitamos una mayor motivación de la gente joven para que accedan a este tipo de trabajos de cualificación media, pero nos cuesta mucho y no es por una cuestión económica, sino que tiene que ver más con la movilidad geográfica”.
Para Alberto de Alfonso, el cambio ha sido radical en los últimos 15 años: “Antes te preguntaban cuánto iban a ganar y ahora cuánto tiempo van a estar en casa. Y en estos proyectos puedes estar seis meses en Finlandia, pero no en Helsinki, sino en medio del monte”.
Marta Mieres Bárcena, ingeniera industrial y especialista en Electrotecnia, es regional sales leader para la región de EMEA de la compañía norteamericana Honeywell y coordina junto a Alberto de Alfonso este nuevo curso de UNIR.
Marta Mieres Bárcena.
Esta experta en el diseño e instalación de plantas solares destaca que “objetivo del curso es que la gente pueda subir su nivel profesional y así se sienta más realizado al acceder a un puesto mejor: jefe de seguridad, responsable de calidad, jefe de diseño, jefe de obra, del departamento de compras… Mejorar tu formación hace que cambies tu situación dentro de la empresa y tu trabajo”, comenta Mieres, que tiene una amplia experiencia internacional en el sector renovable y es a la vez profesora de UNIR.
Para Alberto de Alfonso, “es un trabajo más agradecido, bastante bien retribuido y que te da más posibilidades de promoción. Es una formación que te abre puertas en las entrevistas de trabajo del sector, porque te acredita que sabes del tema. Y la demanda es muy elevada en el mercado”, apunta.
El perfil de los estudiantes de este curso, para el que no es necesario tener ninguna formación específica previa, es el de profesionales que buscan ampliar sus conocimientos en este campo o que quieren profundizar y especializarse en determinadas áreas relacionadas con este tipo de instalaciones. “Los másteres de UNIR son tan accesibles y flexibles a tu vida personal y profesional, que también hay gente que decide estudiar por pura curiosidad y placer e invierte cuatro o cinco horas a la semana en un curso con una formación amena e hiperespecializada, con lo último del mercado, con información de lo que está pasando esta semana y contándote por dónde van los tiros en esta profesión, les merece mucho la pena”, comenta De Alfonso.
“El plan de estudios es lo más transversal posible, tocando muchos temas y profundizando donde sea necesario hacerlo. Hablaremos de seguridad, de energía e instalaciones domésticas, de grandes estructuras, de cómo hay que diseñar y construir una subestación… cada clase será un minimáster en sí misma”, asegura Marta Mieres, que destaca que la gran fortaleza del curso es la actualidad del material del que disponen. “Nuestras clases serán más prácticas que teóricas y contamos con cinco profesores que son profesionales en activo y con años de experiencia, que se centrarán en cuestiones que están pasando ahora mismo y en un futuro próximo”, añade.
Pasión por las renovables
Este nuevo curso de UNIR nace con la intención de dar a la gente una visión integral y de futuro de las energías renovables. “Somos un grupo de profesores convencidos y apasionados que queremos formar a profesionales que son muy demandados por las empresas y, de paso, que cale el mensaje sobre la responsabilidad que tenemos todos con el medio ambiente”, reconoce Alberto de Alfonso.
La UE abandera la agenda medioambiental global con su pacto EGD.
Una responsabilidad que ha abanderado Europa como pionera e impulsora de la agenda medioambiental global y con el objetivo de convertirse en el primer continente climáticamente neutral para 2050, mediante el despliegue de políticas para cumplir este objetivo a través del pacto European Green Deal (EGD) aprobado en 2020, el paquete legislativo de 2021 y su REPowerEU presentado casi un año después, en respuesta a la actual crisis de los precios de la energía, acrecentada por la invasión rusa de Ucrania.
REPowerEU es una propuesta está orientada a independizar a Europa de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición hacia la energía verde. Según la consultora KPMG, tanto inversores como promotores han tenido una fuerte reacción positiva a la propuesta de acción europea conjunta para avanzar hacia una energía más asequible, segura y sostenible que no esté ligada al gas y el petróleo ruso.
De nuevo, las renovables: “Independizarnos del gas ruso no pasa por más centrales nucleares, por ejemplo, que tienen unos tiempos de implantación muy elevados frente a las renovables, además del eterno problema de los residuos”, señala Mieres Bárcena. “Aunque hoy no podemos prescindir de ningún tipo de energía, de lo que se trata es de ir sustituyendo todo con las renovables y las energías limpias”, subraya.
Autoconsumo y almacenamiento
En el curso se abordará también el desbloqueo del autoconsumo en España, que es muy interesante, según Mieres, porque “te da la posibilidad de gestionar tu propia energía e ir hacia las microrredes energéticas. Y como hasta hace poco no había posibilidad de montarlas, por eso ahora hacen falta profesionales y más formación”.
También es importante la cuestión del almacenamiento de la energía solar fotovoltaica, cuya regulación, aunque es de finales de 2022, debería ampliarse, según los expertos. “En otros países, las baterías dan estabilidad a la red eléctrica, de red y de suministro, aportando potencia, por ejemplo. En España eso no es posible, porque las baterías no entran en la red y aquí solo se utilizan para almacenar energía. No son un participante más del sistema y en este tema está ahora el debate”, comenta Marta Mieres.
La docente de UNIR piensa que “si se desbloquease esta funcionalidad actual, el inversor podría sacar un rendimiento de su inversión, porque recibiría unos pagos del gestor eléctrico por usarlas para facilitar la estabilidad de la red. Esto es lo que se pretende en España y aún no está conseguido”.
Otro punto clave a tener en cuenta es ver cómo de preparada está la red para asumir tantos puntos de inyección de energía solar fotovoltaica como se esperan. Por eso no solo hay que hablar de costes de generación, sino también de nuevas inversiones en la infraestructura de red. “Se necesitan crear microrredes de energía eléctrica en Europa que den más estabilidad al conjunto; invertir más en transporte y distribución”, apunta esta experta.
Según Alberto de Alfonso, “mientras en Europa, las instalaciones solares se acercan a su punto de madurez, España es todavía una excepción y el crecimiento va a seguir siendo muy elevado en el futuro”, una opinión con la que coincide Mieres, que piensa que la curva de aprendizaje del sector debe mejorar aún: “La industria sigue ajustando sus precios y su competitividad”, apunta.
La repotenciación y el ‘permitting’
Sobre la energía eólica, De Alfonso considera que, “aunque en su momento los precios hayan estado muy altos, podemos decir que España es un ejemplo de las cosas bien hechas porque durante años la cadena de valor ha estado aquí. Ahora los chinos empiezan a competir de tú a tú con la industria europea”.
La repotenciación de los parques eólicos en España no llega al uno por mil.
Este experto explica que, si bien la industria eólica española ha llegado a un grado de cierta madurez, el crecimiento tiene que venir en adelante especialmente en la extensión de la repotenciación, es decir, sustituir los molinos viejos por los de última generación porque multiplican por 15 su potencia (de 0,3 a 4,5 MW) y está en sintonía con esa cultura necesaria que dice que no podemos inundar España de molinos.
“Ni el uno por mil de los parques eólicos en España se han repotenciado, a pesar de que un tercio excede ya los 20 años de vida, que suele ser la media de garantía que dan los fabricantes. Cambiemos los antiguos por los nuevos, igual que hacemos con los coches. Es un problema que es necesario abordar y en él deberían implicarse las Administraciones”, afirma De Alfonso.
Pero siendo importante este problema, todavía De Alfonso quiere llamar la atención sobre otro también muy acuciante: el permitting. “El tiempo que se tarda en obtener los permisos y la burocracia es, junto con la falta de profesionales, el gran problema de las energías renovables en España y en el resto de Europa. Si queremos dejar de importar gas ruso hay que agilizar muchísimo más las tramitaciones de los proyectos que, de entrada, ya están aprobados. Es un tema de locos”.