Adrián Suárez Mouriño
El uso de la Inteligencia Artificial (IA) para crear contenido, ya sea para redes sociales, multimedia, videojuegos o cualquier otro sector, ha llegado para quedarse.
Hoy podemos encontrar muchas voces a favor de su aplicación, pero también en contra. Los que suelen repudiarla son los perfiles más artísticos, ya que entienden que las obras generadas con IA no pueden ser consideradas arte. Pero, por otra parte, los perfiles más técnicos piensan de otra manera. Las inteligencias artificiales no son más que sistemas que buscan, ordenan y procesan datos de la forma que más le conviene a un usuario.
Por ello, pueden ayudarnos mucho en tareas de programación. Pero siempre hará falta un humano que retoque lo que la IA ha hecho, que sepa manipularla para conseguir lo que se desea y que luego la adapte al proyecto necesario.
En videojuegos, se pueden generar gráficos tanto para UI como para escenarios y personajes, y también en materia de VR y AR. A los que trabajan con redes sociales, una IA les puede ayudar a extraer ideas y generar bases de post. Es decir, es un apoyo muy interesante a la generación de contenido multimedia. Sin embargo, el estudio del usuario, la forma en la que diseñamos, dónde colocamos cada pieza, y cómo cuidamos la forma de contar las cosas, se vuelve ahora más importante que nunca.
Las IA, el “qué”. El “cómo”, el humano
Si por ejemplo estamos hablando de cómo trabajar con IA en redes sociales, cualquiera puede entrar en Chat GPT y pedirle un post de 300 palabras sobre moda para jóvenes de 25 años. Y te lo redactará, tendrá sentido y se podrá leer. Pero su tono, la elección de las palabras o la composición del contenido será bastante neutro, en especial en lo que respecta a sus características audiovisuales.
Los creadores de contenido multimedia debemos aprender a tomar esa base que nos aporta las IA, y que nos ahorran trabajo, e imprimirles la personalidad que sabemos que el trabajo, obra o pieza multimedia necesita.
Esto también se aplica a videojuegos o producciones multimedia. Siempre hará falta hacer la planificación, el diseño del concepto, el propio concept art y el desarrollo, pero las IA pueden facilitarnos la generación de algunos elementos o la programación de espacios concretos de juego. Esto no quiere decir que se vaya a despedir a gente, sino que estudios de creación con una escala de trabajo pequeña podrán hacer proyectos más grandes sin tanto crunch.
Las IA: novedad positiva, cambio, miedos, dudas
En lo artístico, las IA tampoco pueden sustituir a los artistas. Es posible que la parte técnica de un trabajo técnico, ese “qué” pierda valor a favor del “cómo”. Ahora importará más lo que se quiere contar, el montaje de la lámina y el cuidado de los pequeños detalles. Pero lo curioso es que cuanto más trabajemos con una IA, más se pondrá en valor el factor humano que, en resumen, es ese “cómo”.
En nuestro Máster en Diseño y Producción Multimedia ya hemos empezado a introducir las IA en nuestras asignaturas. El motivo es que modificarán los ritmos de producción multimedia o la forma en la que creamos, y hay que conocerlas. La forma de abordarlas en nuestras clases atiende a la filosofía de las metodologías ágiles que también enseñamos. El cambio se acepta y se integra, pero ni se teme ni se huye de él. Lo que está claro es que el diseñador, productor y editor multimedia debe tenerlas en su radar.
¿Las IA han llegado para quedarse en el terreno multimedia?
De todos modos, tampoco hemos de ser más triunfalistas de la cuenta: puede pasarnos como con el metaverso. A las IA todavía les queda un largo camino. Para empezar, toca revisar la regulación de derechos de los datos que recogen para llegar a sus conclusiones. También es importante analizar cómo Google tratará y posicionará lo que está creado con IA o ayudado de ella.
Y si decimos Google, también nos referimos a Steam, Google Play o los buscadores relacionados con Apple. ¿Aparecerán filtros de búsqueda que hagan más difícil localizar los elementos multimedia generados con ella? Todavía no tenemos respuesta para estas cuestiones, pero sí un futuro que afrontar, del que aprender y que abre nuevos campos profesionales y modifica los ya existentes.
Y esto es algo a lo que los profesionales de lo digital estamos más que acostumbrados.
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