UNIR Revista
Elaborar un mapa de riesgos implica someter a un sistemático análisis el proceso productivo, es decir, estudiar desde la organización del sistema a las sustancias o la maquinaría que se emplea.
A la espera de que se haga público el último Informe Anual de Accidentes de Trabajo en España publicado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, resulta preocupante el incremento año tras año de víctimas mortales a causa de accidentes de trabajo. De ahí la importancia de insistir en la seguridad y la prevención, ámbito en el que un mapa de riesgos laborales o proceso de evaluación de riesgos se presenta como un instrumento especialmente útil.
Si tenemos en cuenta dicho informe con fecha de 2020, en España se produjeron 505.528 accidentes de trabajo con baja, la inmensa mayoría (88,5 %) durante la jornada laboral; el resto in itinere, es decir, durante el trayecto del domicilio al centro de trabajo o viceversa. De esos accidentes, 634 fueron mortales, una cifra superior a los 558 del año 2019.
El mapa de riesgos es una herramienta, de carácter informativo y de control interno, capaz de determinar cuáles son los factores de riesgo dentro de una organización, entendiendo por factor de riesgo todo aquel elemento que puede producir daños personales o materiales. El mapa define qué tipo de daño podrían provocar y realiza un seguimiento para establecer medidas de control y prevención.
Los mapas de riesgos laborales tienen su origen en Italia, en la década de los 60 y a partir de ahí han ido evolucionando, adaptándose a la realidad de cada momento. Las nuevas tecnologías, por ejemplo, también han modificado el tipo de riesgos puesto que las condiciones de trabajo ya no son las mismas.
Por lo tanto, los mapas de riesgos permiten:
- Establecer prioridades de intervención en el ámbito de la prevención, atendiendo al número de factores de riesgo, su gravedad, la posibilidad de eliminarlos, el impacto económico de los daños que pudieran ocasionar y el tiempo que implicaría modificar las condiciones de trabajo.
- La realización de un estudio sistemático de los riesgos a partir de la aplicación de un conjunto de métodos.
- Diseñar un calendario de actividades de prevención en el que es aconsejable incluir tanto los medios como los recursos necesarios. La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 15 establece los principios de la acción preventiva.
Fases de la elaboración de un mapa de riesgos laborales
El equipo encargado de la elaboración del mapa de riesgos ha de conocer el número de centros de trabajo de la organización o empresa, el total de trabajadores, cuántos están expuestos a los factores de riesgo y la gravedad de la exposición a la que está sometido cada uno de ellos. Para ello, tendrán que seguir unos determinados pasos:
Delimitación del ámbito en el que se va a centrar la investigación
Se trata de determinar incluso el entorno físico al que se limitará el estudio (una empresa, un centro de trabajo, un departamento).
Recogida de datos
Para realizar el mapa es necesario recopilar información sobre la empresa, tanto del sector en el que opera como de sus instalaciones o las particularidades de su sistema de producción, prestando también atención al personal que trabaja en ella y las funciones que realiza.
Identificación de los agentes de riesgo
Consiste no solamente en localizar esos posibles riesgos y realizar una comprobación, sino también en establecer su grado de peligrosidad. Para ello, es imprescindible realizar visitas técnicas al lugar de trabajo. Su naturaleza puede ser variada: físicos, químicos, biológicos, psicofisiológicos…
Análisis de la información
Llega el momento de estudiar todos los datos recogidos, tanto los numéricos como los descriptivos. Esa información puede proceder de fuentes oficiales (Ministerio de Trabajo, gobierno autonómico, INE…), profesionales del sector de la prevención, los propios trabajadores o sus representantes sindicales o la empresa.
Diseño de los planes de prevención
Tras haber obtenido las conclusiones correspondientes, hay que diseñar una programación de medidas específicas de prevención. Para ello, es necesario saber qué recursos pueden emplearse, tanto materiales como humanos y dónde, cómo y cuándo se va a aplicar cada medida.
Actualización constante del mapa
No se trata de un documento estático ni cerrado, no es un informe puntual. La eficacia del mapa de riesgos depende de que se siga trabajando periódicamente en él, recogiendo nuevos datos que permitan actualizar resultados y modificar o incrementar las medidas preventivas, si fuese necesario. Esa periodicidad va a depender de diferentes cuestiones, como si se produce algún tipo de situación crítica o se incorporan nuevas tecnologías al proceso de producción.
Controlar el riesgo en materia de siniestralidad laboral supone un gran avance a la hora de preservar la salud de los trabajadores que, además, no pueden quedar al margen ya que son una pieza clave como fuente de información. Además, no basta con medir ese riesgo; hay que calcular la probabilidad de que ocurra y su grado de gravedad, para así poder gestionarlo. Cada factor de riesgo puede ir acompañado de su propia propuesta de acción preventiva.
La elaboración del mapa de riesgos debe ser asumida por un equipo de profesionales especializados. En ese sentido, tanto el Máster en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) como el Máster en Sistemas Integrados de Gestión de UNIR garantizan una completa formación en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo.