Alberto Pascual García
Jorge Pla-García es científico del Centro de Astrobiología del CSIC-INTA y profesor del Máster Universitario de Astrofísica de UNIR. Su trabajo está siendo crucial en las últimas misiones de la NASA al planeta rojo.
Este pasado 6 de septiembre la NASA lo anunciaba con entusiasmo: “Es oficial, he capturado, sellado y almacenado la primera muestra del núcleo (de roca) perforada en otro planeta”. Con este mensaje, la misión del Perseverance relataba en Twitter que había conseguido su primer objetivo científico después de su llegada a Marte el 18 de febrero de 2021. No resultó fácil, a mediados de agosto hubo un intento y el suelo marciano opuso resistencia, pero había confianza y el rover no ha defraudado. De hecho, lo ha logrado incluso una segunda vez esta última semana. Por delante quedan ahora otros 18 meses de pruebas, experimentos y aprendizajes que podrían ayudar a resolver una duda: ¿existe vida en Marte o la hubo alguna vez?
Hablamos sobre esta misión con Jorge Pla-García, científico del Centro de Astrobiología del CSIC-INTA y miembro de cuatro equipos de ciencia en tres misiones de la NASA en Marte. Actualmente, opera la estaciones medioambientales REMS (rover Curiosity), TWINS (de Insight) y el actual MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer, el Analizador de la Dinámica Ambiental de Marte) a bordo del Perseverance. Sus estudios y aportaciones han permitido que este vehículo de exploración espacial aterrizase sin problemas hace medio año y UNIR contará con su presencia como docente en el nuevo Máster Universitario en Astrofísica y Astrofísica.
Aprovechamos para conocer su trabajo y resolver dudas sobre estas misiones, su importancia y cómo de implicado está nuestro país en todo este proceso.
¿Cómo es la atmósfera marciana?
El termómetro marciano sufre variaciones brutales entre el día y la noche. La media de temperatura de aire en superficie es de -65ºC con máximas de apenas 5ºC o 6ºC en la hora más calurosa del año y en el ecuador del planeta. Pero si ponemos el foco en el cráter donde se encuentra el rover Perseverance (Percy, para los amigos), en Jezero, la cosa no mejora tanto, con 20 grados bajo cero por la mañana, con madrugadas apocalípticas de -90ºC. “La atmósfera del planeta rojo es muy fina, 140 veces más delgada que la nuestra, lo que impide que el calor del Sol se mantenga”, aclara Pla-García, quien conoce con gran detalle cómo es la meteorología en Marte, y no es para menos.
Con tres misiones de la NASA actualmente en funcionamiento, es una de las personas que más sabe sobre esta temática en el mundo. El equipo del instrumento MEDA, cuyo investigador principal es José Antonio Rodríguez Manfredi, ha logrado poner a España en una posición privilegiada en el suelo marciano: “Nuestro país es una potencia mundial. Es la primera nación en tener tres estaciones meteorológicas midiendo al mismo tiempo en un cuerpo extraterrestre, superando así a Estados Unidos”.
MEDA, en concreto, es una versión muy mejorada de sus dos predecesoras (REMS y TWINS), ya que incorpora una novedad fundamental para entender mejor la atmósfera marciana, un medidor de polvo. “Se trata de un sensor capaz de estudiar el tamaño del polvo atmosférico, su distribución, el comportamiento que tiene… El polvo atmosférico hace las labores, en importancia, de lo que sería el vapor de agua en la atmósfera terrestre”. Pero no es el único sensor, cuenta con otros seis más, los cuales miden la temperatura del suelo y el aire, la humedad, la presión atmosférica, la radiación o el viento (dirección y velocidad).
Fuente: NASA/JPL-Caltech
Todos estos sensores se controlan desde la llamada Unidad de Control del Instrumento, en el Centro de Astrobiología de Torrejón de Ardoz, donde Pla-García trabaja junto a otros 14 operadores. Por un lado, hay una parte puramente científica, de análisis de datos, comparación con los modelos matemáticos, publicación de artículos y sacar conclusiones, pero también coordinan parte de las funciones diarias del Perseverance. “Nos encargamos de mandar las señales a Marte para que el rover las interprete y se ponga en contacto con la estación meteorológica. Programamos el instrumento para que haga todas las tareas al día siguiente”.
¿Cuáles son los objetivos del Perseverance?
Percy apenas acaba de comenzar su campaña científica. Durante los primeros meses de la misión se ha comprobado que todos los instrumentos funcionaban de manera correcta y en los próximos 18 meses buscará indicios indirectos de vida pasada. A pesar de que el Curiosity ya ha aportado datos de que el planeta fue habitable cuando era joven, ahora debe probar si llegó a albergar vida.
Otro de los objetivos es la recogida de materiales, tal y como explica Pla-García: “Es la primera vez que el ser humano va a intentar traer muestras desde otro planeta a la Tierra. Perseverance identificará cuáles son las rocas más interesantes, las meterá en 30 tubitos y las dejará en el suelo para que una misión posterior las recoja. Será necesario identificar con gran exactitud cuál es el punto exacto donde se dejan para que no haya problemas al traerlas de vuelta. Una misión conjunta de la ESA y la NASA pensada para 2028, con la idea de que los tubitos lleguen a la Tierra en 2031, aunque creo que es una fecha demasiado optimista”.
En cuanto al tercer reto, la idea es sentar las bases de la futura exploración humana en Marte. Para conseguirlo, se está probando tecnología que necesitarán los astronautas cuando estén allí. El profesor de UNIR explica que “la teoría nos decía que podemos generar oxígeno a partir de la atmósfera marciana, que es casi completamente CO2, pero hay que demostrarlo. Por lo tanto, se ha enviado un instrumento que se llama MOXIE y que genera oxígeno. Pero tenemos otros, como un radar de subsuelo que se llama RIMFAX y que está buscando agua de hielo para saber cuánto puede haber y a qué profundidad”. Junto a estas dos, el Perseverance también consta de un avanzado sistema de cámaras para captar imágenes y analizar la composición química de los minerales, así como un par de espectómetros que apoyarán en esta búsqueda de compuestos orgánicos en el suelo marciano.
Fuente: NASA/JPL-Caltech
A comienzos de septiembre, finalmente la NASA anunció que se había conseguido la primera muestra, un poco más gruesa que un lápiz. Un hito histórico obtenido de una roca del tamaño de un maletín (en imagen). A los pocos días se logró con éxito una segunda sobre la misma piedra. Nada que ver con el primer intento que se llevó a cabo a mediados de agosto y que fue fallido: ¿funcionaba el rover y toda su tecnología de forma adecuada? Pla-García nos explica cómo se vivió este momento:
“Este primer intento se consideró un éxito parcial en sí mismo, porque es un proceso extraordinariamente complejo, con muchos pasos diferentes y todos salieron bien: desde el despliegue del brazo robótico, el contacto con el suelo, el perforador encargado de tomar la muestra, el sistema de carrusel con todos los tubitos que tienen que moverse para tomar la muestra… Así que, desde un punto de vista tecnológico, los ingenieros estaban muy contentos, porque todo había salido bien”. Y no andaban desencaminados, porque finalmente se consiguió recolectar hasta dos muestras más días después.
¿Por qué es tan importante el cráter Jezero?
En la lengua eslava, Jezero significa lago, porque efectivamente se cree que antiguamente lo fue. Además, según nos cuenta Pla-García, tiene una edad muy interesante, es muy antiguo, y coincidiría con el momento en el que surgió la vida en la Tierra. Se cree que las condiciones de los planetas rocosos eran muy similares cuando eran jóvenes (las de Venus, la Tierra y Marte). Así que, si en nuestro planeta surgió la vida, también podría haber ocurrido lo mismo en los otros planetas:
“Aparte de la fecha de formación, es un sitio muy interesante desde el punto de vista astrobiológico, porque reúne una serie de condiciones en el suelo en las que, de haber surgido la vida, sus biomarcadores se habrían preservado muy bien hasta la actualidad. Existen muchos componentes arcillosos y filosilicatos que protegen estos indicios de vida del hostil entorno marciano. Gran parte del trabajo será realizado ahí, pero una vez lo termine queremos sacarlo de este cráter para que explore el entorno, algo que podría alargar la misión incluso más años”.
Que el aterrizaje del Perseverance en este entorno fuera un éxito fue gracias a las simulaciones meteorológicas de Pla-García. Ante todo, la NASA quería minimizar riesgos durante esa jornada tan importante y se sirvió del grueso de su tesis doctoral y sus investigaciones para no tener problemas en la entrada atmosférica, donde la presión marciana es 140 veces inferior a la terrestre y con vientos que pueden llegar a los 100 km/hora. “Es en lo que estoy especializado y es algo que me gustaría poder aportar en mis clases del Máster Universitario de Astrofísica de UNIR, así como a los futuros doctorados. Pero no solo eso, también trataremos los sistemas planetarios, cuáles son las misiones que se están enviando actualmente fuera de la Tierra y cómo estamos buscando indicios de vida”.
Fuente: NASA/JPL-Caltech
Las preguntas clave sobre Marte
Cuestiones hay muchas, pero una de las más repetidas es si llegaremos a pisar suelo marciano en el futuro. A pesar de que la NASA habla de 2037 como fecha plausible para lograrlo, Pla-García considera que quizá es demasiado pronto. “No me cabe duda de que lo veremos, pero me decanto más por la década de los 40, en la de los 30 me resulta precipitado. Eso sí, pienso que será un viaje de ida y vuelta: ir en una misión de 6 o 7 meses de viaje, pisar el suelo marciano durante unos días y volver. Lo que no veo para este siglo, quizá más adelante, son las bases permanentes en Marte. Espero equivocarme”.
Y la otra duda, es si realmente llegó a haber vida en Marte o en otros planetas. Para el docente de UNIR, “la premisa es que la vida tiene que ser la consecuencia de la evolución del universo. Si hay vida en la Tierra, por pura probabilidad, tienen que haber existido las condiciones para ella en otros exoplanetas, en otros sistemas solares, incluso en el nuestro. Como astrobiólogos, nos tiene que importar poco si a la pregunta ‘¿hubo vida en Marte?’, la contestación sea positiva o negativa. Y es que, si es negativa, sigue siendo igual de interesante para ser investigado, porque te plantearías otras cuestiones como la razón por la que en la Tierra sí que hay vida y en Marte no cuando los ingredientes son muy parecidos. No nos interesa la respuesta, sino responderla”, concluye Pla-García.