José Antonio Puentes Muñoz
El problema recurrente cuando las empresas se enfrentan a un nuevo proyecto es elegir el mejor método de gestión para convertir la idea en una solución operativa de valor para el negocio. Conoce el proceso.
Lo primero que debemos tener en cuenta es la elección, la cual dependerá de la complejidad del proyecto. Esta, a su vez, dependerá del nivel de incertidumbre (definición de los requisitos), de la estabilidad y/o accesibilidad de la tecnología a utilizar en el desarrollo de los productos y/o servicios, y también del nivel de madurez de la propia organización y de las personas que constituyan el equipo de proyecto.
Utilizando el modelo de Stacey podemos ver cuál sería la mejor decisión de gestión, en base al nivel de concreción de los requisitos, de la complejidad tecnológica, pero también del nivel de acuerdo entre el cliente y el suministrador, y la existencia o no de experiencia previa en ese tipo de proyectos.
La zona de decisión racional es en la que tenemos total certeza que la información histórica y las lecciones aprendidas nos sirve para planificar los proyectos futuros, y además el nivel de acuerdo con el cliente es grande. Esa es la zona de ciclos de vida predictivos, es la zona “sencilla”
La zona política es donde hay certeza sobre la forma de trabajar, pero se debe negociar y llegar a acuerdos con el cliente, y la zona ideológica es en la que contamos con Clientes con los que es fácil trabajar, pero para estos proyectos no se puede usar la experiencia de otros proyectos previos. Estas dos zonas establecen un área en la que la gestión es complicada, aunque se suelen utilizar los métodos predictivos que tienen un cierto grado de hibridación ya que introducen conceptos incrementales e iterativos (ver tabla comparación PMBOK, PMI® al final del artículo).
En el resto de las zonas, el nivel de incertidumbre y de desacuerdo son importantes. Es en ellas donde se hace necesario tener un modelo adaptativo, un modelo ágil.
Ciclo de vida predictivo
Este es el ciclo de vida clásico denominado también cascada o waterfall y también orientado a la planificación. Se utilizan cuando se tiene un conocimiento bastante certero de lo que se quiere, para cuándo se quiere, qué calidad se requiere, y con qué recursos y presupuesto se cuenta.
Se determina lo antes posible el objetivo y su estrategia de materialización, definiendo un plan acordado y comprometido con los stakeholders. Es una metodología poco flexible, pero acepta el cambio, aunque lo limita lo más posible mediante un plan de gestión de cambios. La incertidumbre, el riesgo, está asociada a la posibilidad de que ocurran desviaciones y por tanto al cumplimiento del plan de proyecto. La relación con los stakeholders es importante a la hora de acordar el plan, pero en la ejecución se centra en el aseguramiento de su apoyo a lo largo del proyecto.
Modelo en ‘V’
Es una variante del ciclo de vida predictivo, en este caso se desciende por la línea de desarrollo del producto, partiendo de un objetivo general, y se va mejorando el detalle de la solución y su desarrollo hasta obtener el producto final. Se asciende comprobando el trabajo realizado al mismo nivel que se definió, si aparece un error, este apunta directamente al origen.
Ciclo de vida en Rolling Wave
En algunos casos el objetivo es conocido, mejor dicho “deseado”, pero el nivel de incertidumbre sobre la posibilidad de alcanzarlo, o la forma de alcanzarlo, es muy alto. Al no estar claro si es factible conseguirlo no se puede definir ni el tiempo ni el presupuesto. En estos casos se utiliza el método de Rolling Wave. PMI lo llama “planificación continua con detalle incremental”.
Es una planificación predictiva de corto plazo, o una planificación de elaboración progresiva (incremental). El proyecto como un todo se ve de forma genérica, pero al corto plazo se le aplica una “lupa” de aumento, la lupa se va moviendo de acuerdo con el avance del proyecto.
El plan del proyecto es iterativo y se procesa la información de forma progresiva según va avanzando el proyecto, en cada iteración (en cada fase) se pueden ir incorporando mejoras o cambios ya que la información será cada vez más detallada y específica. De esta forma se van consiguiendo entregables terminados y se genera un valor tangible para el cliente, aunque el proyecto no llegue a su fin.
Ciclo de vida espiral
Este ciclo se utiliza cuando, por las razones de mercado, económicas o tecnológicas, interesa hacer desarrollo de productos con funciones incrementales. Es el caso de productos con versiones evolutivas. Cada iteración, cada vuelta en la espiral, tiene su objetivo, es una evolución y produce un entregable o producto funcional terminado. Es un ciclo iterativo o incremental (en cada iteración se incorporan nuevos requerimientos y/o cambios), pero cada iteración usa el método predictivo, es decir se sustituye el modelo predictivo general por ciclos iterativos de corta duración.
Ciclo de vida ágil
Es un ciclo de vida adaptativo, iterativo e incremental, orientado al cambio y a los principios ágiles. Los proyectos donde se utiliza metodología ágil son aquellos donde el alcance y los requerimientos o están poco definidos o son cambiantes. Son proyectos en entornos complejos donde la innovación, competitividad, flexibilidad y productividad son fundamentales. Los pilares de esta forma de trabajar son la colaboración, la calidad, la relación con el cliente y la agilidad del equipo.
El proyecto se desarrolla en pequeñas porciones (incremental) en sucesivas iteraciones (sprints), al final de las cuales se puede ver lo que se ha desarrollado, y antes de comenzar la siguiente iteración (sprint) se pueden ver los requerimientos que no se conocían o estaban mal interpretados, o incluso introducir nuevos requerimientos (adaptativo). Cada sprint debe proporcionar un resultado completo (un incremento de producto final) preparado para entregárselo al cliente.