UNIR Revista
La posibilidad de que se produzca un daño al medioambiente, sea por acción humana o de forma accidental, es lo que se conoce como riesgo ambiental.
Los incendios forestales, las lluvias extremas, los terremotos, las plagas, las erupciones volcánicas, los vertidos tóxicos o la destrucción de la capa de ozono son ejemplos de riesgos ambientales, algunos naturales y otros debidos a la acción del hombre. Por tanto, podría decirse que los riesgos ambientales son los daños que pueden llegar a producirse por elementos del entorno, ya sean de la propia naturaleza o causados por el ser humano.
Su clasificación y evaluación es indispensable para saber cómo se deben afrontar sus peligros. En este sentido, el Máster en Gestión Ambiental de UNIR enseña a sus estudiantes a utilizar herramientas de gestión ambiental y energética.
Así pues, los riesgos ambientales se definen como los daños o catástrofes potenciales que pueden deteriorar el medioambiente, siendo achacables tanto a fenómenos naturales como a la acción humana. De todas maneras, incluir el término potencial en la definición de riesgo ambiental, puede denotar cierta ambigüedad, ya que no todo el mundo tiene el mismo concepto de lo que implica potencial.
Para focalizar su significado, se introducen dos parámetros que, además, ayudan a su clasificación:
- Frecuencia con la que suelen darse. Es decir, la probabilidad de que realmente ocurran esos riesgos.
- Gravedad del riesgo. Indica la magnitud de los efectos esperados y no se ciñe al accidente, sino que entran en juego para su valoración cuestiones como las acciones preventivas y de protección.
El riesgo ambiental no debe confundirse con el impacto ambiental, puesto que son cuestiones diferentes. Mientras el impacto ambiental se define como toda alteración (positiva, neutra o negativa) del entorno provocada por la acción del hombre, el riesgo ambiental es el peligro potencial de que ocurra un daño.
Tipos de riesgos ambientales
Para acometer una correcta gestión de los riesgos ambientales, resulta indispensable conocer qué tipos existen y cuáles son las características de cada uno de ellos. Atendiendo a su naturaleza, estos son los tipos de riesgos ambientales que pueden distinguirse:
- Riesgos ambientales naturales. Son aquellos originados por fenómenos propios de la naturaleza. En esta categoría se encontrarían las erupciones volcánicas, las sequías, las lluvias torrenciales, los huracanes, los terremotos, el desbordamiento de ríos o las avalanchas.
- Riesgos ambientales antrópicos. Esta tipología se refiere a los riesgos provocados por la acción del hombre, como pueden ser la destrucción de la capa de ozono, la deforestación, los vertidos de aguas residuales, los incendios provocados, los escapes químicos o las explosiones.
Aunque esta clasificación de riesgos ambientales está generalizada, en muchos casos resulta complicado saber si todo es achacable a los fenómenos naturales o también existe responsabilidad humana. Por ejemplo, si se produce un grave vertido químico a causa de los daños de un terremoto en una compañía que está ubicada en zona de gran actividad sísmica, posiblemente el riesgo ambiental también tendría parte de antrópico.
Lo habitual es que los riesgos ambientales antrópicos resulten más graves que los naturales. Por ejemplo, en las zonas donde es común que se produzcan incendios forestales naturales, sin ser provocados, ya existe un tipo de vegetación propia (plantas pirófitas) que resiste las llamas. Esto no sucede en los incendios provocados por el hombre que pueden arrasar ecosistemas completos.
¿Cómo se identifican los distintos riesgos ambientales?
El control de los riesgos ambientales es, sin duda, una prioridad en la estrategia empresarial de muchas organizaciones. Se trata de una buena práctica corporativa que, además de beneficios para el medioambiente, incide positivamente en la imagen corporativa de la entidad, ya que sus trabajadores, clientes y colaboradores valoran favorablemente los esfuerzos por salvaguardar el medio natural.
Para poder identificar los riesgos ambientales es necesario hacer una valoración que permita clasificarlos según la probabilidad de daños y sus posibles consecuencias. Además, será preciso analizar todos los elementos, tanto internos como externos, que pueden tener impacto en la organización. Los siguientes aspectos pueden resultar útiles cuando se trata de identificar riesgos ambientales:
- Evaluación del entorno. Realizar un análisis exhaustivo del contexto natural y humano es el primer paso, lo que implica estudiar la geografía, el clima, la biodiversidad, así como la presencia y actividad humana en la zona.
- Estudio de fuentes de contaminación. Identificar las fuentes potenciales de contaminación es esencial y puede incluir actividades industriales, agrícolas, urbanas o de transporte que liberen sustancias nocivas al medio ambiente.
- Monitoreo de la calidad del aire, agua y suelo. Implementar sistemas de monitoreo continuo para evaluar la condición del aire, el agua y el suelo en la zona de interés ayudará a identificar la presencia de contaminantes y sus posibles fuentes.
- Análisis de impacto ambiental. Realizar evaluaciones de impacto ambiental antes de emprender proyectos o actividades que puedan tener consecuencias negativas en el medio ambiente. Esto ayuda a identificar posibles riesgos y a planificar medidas de mitigación.
- Consulta con expertos. Buscar el consejo de expertos en diversas áreas, como biología, ecología o química ambiental, para identificar posibles riesgos específicos y desarrollar estrategias adecuadas para abordarlos puede resultar interesante.
- Participación comunitaria. Involucrar a la comunidad local en el proceso de identificación de riesgos ambientales aportará información valiosa sobre preocupaciones locales y conocimiento sobre el entorno.
- Evaluación de vulnerabilidad. Se trata de analizar la vulnerabilidad del ecosistema y de las comunidades humanas frente a posibles amenazas ambientales, como inundaciones, sequías, contaminación, entre otros.
- Seguimiento de tendencias. Mantenerse al tanto de las tendencias ambientales a largo plazo, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo, puede ayudar a identificar riesgos emergentes y anticipar posibles impactos.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo se pueden identificar los riesgos ambientales. Las normas UNE 150008 e ISO 14001 sirven para certificar ciertos estándares que regulan el análisis de riesgos ambientales.
En contextos laborales resulta, además, indispensable considerar los valores límite ambientales o VLA. Se trata de variables referidas a la concentración de agentes químicos presentes en el aire y que fijan las condiciones a las que se considera que la mayor parte de los trabajadores pueden estar expuestos durante todo el tiempo sin sufrir daños.
Evaluación de riesgos ambientales y prevención
La evaluación de riesgos ambientales tiene por objetivo la identificación y valoración de los posibles riesgos que la actividad de la compañía pueda generar en la salud y en el medioambiente. Así, por medio de este diagnóstico es posible determinar qué pasos debe adoptar la empresa y tomar las decisiones correctas cuando se produzca un riesgo real.
Las empresas que desean obtener una acreditación de que cuentan con un sistema de gestión ambiental efectivo, pueden optar a la certificación ISO 14001, demostrando así su intención de cumplir con los requisitos legales y regulatorios en cuanto a protección del medioambiente.
Según esta norma, la evaluación de riesgos ambientales es una parte fundamental del sistema de gestión ambiental empresarial y a la hora de llevarla a cabo, estos serían los pasos indispensables:
- Localizar todos los elementos ambientales. Este punto supone detectar todas las actividades, materiales y servicios susceptibles de generar impacto ambiental, como pueden ser emisiones de gases a la atmósfera, consumo elevado de energía, gestión inadecuada de residuos o vertidos contaminantes a fuentes de agua, entre otras.
- Análisis de las cuestiones ambientales. Tras detectar los elementos ambientales, llega el momento de examinar las dimensiones del impacto ambiental, valorando las probabilidades de que ocurran esos riesgos, así como la frecuencia con la que podría suceder. Con esos datos en la mano será posible establecer un orden de prioridades según su relevancia.
- Identificación de los riesgos. Una vez que los riesgos ambientales ya están analizados y evaluados, es preciso identificar los peligros asociados y realizar los controles que se estimen oportunos para reducir o eliminar totalmente esos riesgos.
- Incorporación de controles. Los responsables deciden qué tipo de controles es preciso realizar para atenuar los riesgos ambientales que han sido detectados. En este paso se incluyen cuestiones como las medidas preventivas, mitigación de los riesgos, así como el tipo de respuestas más adecuadas en caso de que se produzcan accidentes ambientales.
- Revisión permanente para mejorar. Todo el sistema de evaluación de riesgos tiene que ser permanentemente revisado y actualizado con el fin de que su eficacia siga siendo válida. Este tipo de controles también sirven para identificar posibles fallos o cuestiones que es posible abordar de manera más efectiva.
En España, el Real Decreto 9/2005, de 14 de enero, establece la relación de actividades potencialmente contaminantes del suelo y recoge las fases de evaluación de riesgos ambientales.
La legislación española también obliga a las empresas pertenecientes a determinados sectores a constituir una garantía financiera con la que poder asumir los posibles daños ambientales derivados de su actividad, si llegasen a producirse. Por ello, las empresas cuya actividad se incluye en el Anexo III de la Ley 26/2007, de 23 de octubre están obligadas a elaborar su análisis de riesgos ambientales.
La evaluación y gestión de riesgos ambientales no es tarea sencilla y, por ello, cada vez existen más empresas que optan por contar con el asesoramiento de expertos en derecho ambiental que estén al tanto de las normativas aplicables y de la legislación que puede afectar a la actividad de la compañía. Para quienes deseen especializarse en esta rama del derecho, UNIR ofrece el Máster en Derecho Ambiental online.