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La implantación de sistemas de gestión ambiental aumenta la calidad de los procesos en las empresas, reduciendo el impacto negativo sobre el medio ambiente y contribuyendo al desarrollo sostenible.
La acción del hombre es la principal responsable del deterioro que experimenta el entorno natural que lo rodea (emisión de gases, producción indiscriminada de residuos, sobreexplotación de recursos…). Para lograr un crecimiento sostenible es fundamental una apuesta decidida por la gestión ambiental que agrupe toda una serie de estrategias con el fin de minimizar ese impacto que el ser humano provoca en el medio ambiente. Entre las herramientas necesarias para abordarla están los sistemas de gestión ambiental (SGA).
Los sistemas de gestión ambiental tienen como objetivo contribuir al desarrollo económico sostenible. Son el instrumento mediante el cual cualquier entidad u organización puede controlar su impacto medioambiental, realizando un control sobre su actividad, productos y servicios.
La puesta en marcha de planes o medidas aisladas en favor de la protección del medio ambiente no resulta eficaz, incluso podría provocar el efecto contrario al deseado. Es necesario que todas las acciones que vayan a llevarse a cabo formen parte de una estrategia común y organizada, integrando un sistema estructurado de gestión. Un sistema de gestión ambiental garantiza que eso sea así, fijando normas de comportamiento cuyos resultados ya han sido comprobados con anterioridad.
Las funciones de los sistemas de gestión ambiental son:
- Adaptar la actividad de la empresa a la normativa legal, evitando posibles sanciones o multas por la infracción o incumplimiento de esta.
- Comprobar cuáles son las actividades que mayor impacto ambiental tienen y realizar un seguimiento de estas una vez se ha puesto en marcha alguna medida.
- Establecer prioridades a la hora de poner en marcha las diferentes propuestas.
- Garantizar una correcta gestión ambiental ante el resto de la población.
- Reducir el gasto energético y, por lo tanto, generar un importante ahorro económico.
Claves para su implementación
A la hora de implantar un sistema de gestión ambiental, lo más común es hacerlo de acuerdo con la norma ISO 14001 frente al sistema europeo EMAS. La principal diferencia entre ambas alternativas es que la primera es un estándar internacional, mientras que la segunda tiene limitado su reconocimiento al ámbito europeo.
En ambos casos, lo que se aplica es un proceso de mejora continua que a su vez exige el compromiso de todos los departamentos de la compañía y para lo que es recomendable programar periódicamente campañas de sensibilización entre los trabajadores.
El plan de implementación se divide en varias fases:
- Evaluación previa de la situación de la empresa para conocer cuál es el impacto que provoca y establecer dónde es necesario actuar para controlar las actividades que lo generan.
- Planificación de las políticas ambientales y definición de objetivos teniendo en cuenta la legislación medioambiental vigente.
- Puesta en marcha de las medidas diseñadas para conseguir reducir el impacto.
- Verificación y cálculo de resultados a partir del seguimiento y la comprobación de las actividades responsables de ese impacto. Deben realizarse auditorías ambientales que permitan conocer la eficacia del plan.
- Atendiendo al resultado de las auditorías, se aplican los ajustes necesarios y se redefinen objetivos, en caso de ser necesario.
Aunque existen diferentes grados de desarrollo, los sistemas de gestión ambiental permiten optimizar recursos, reduciendo costes y favoreciendo el ahorro y, al mismo tiempo, también contribuyen a frenar las emisiones contaminantes y disminuir la cantidad de residuos que se generan. Esto a su vez contribuirá a la mejora de la imagen corporativa de la organización ante la opinión pública y puede, además, ser el rasgo diferenciador con respecto a la competencia. En otro orden de cosas, aplicar políticas respetuosas con el medio ambiente permitirá el acceso a líneas de ayuda y subvenciones.
Los SGA son herramientas esenciales utilizadas en la industria y organizaciones para gestionar y controlar su impacto ambiental. Al estudiar un Máster en Gestión Ambiental, los estudiantes adquieren conocimientos profundos sobre cómo diseñar, implementar y auditar sistemas de gestión ambiental eficaces. Esta formación es crucial para profesionales que desean contribuir a la sostenibilidad ambiental y la responsabilidad corporativa, ya que les permite liderar y mejorar la gestión ambiental en diferentes sectores.
Por otro lado, los sistemas de gestión ambiental son una parte integral de un sistema integrado de gestión (SIG). Estudiar un Máster en SIG prepara a los profesionales para abordar de manera integral la gestión de riesgos laborales, calidad, medio ambiente y responsabilidad social corporativa. Esto permite a los graduados aplicar estrategias y políticas que no solo protegen a los trabajadores, sino que también promueven la sostenibilidad y la responsabilidad social en las operaciones de una organización, contribuyendo al bienestar de los empleados y al impacto positivo en el entorno.