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La arquitectura de la información tiene como objetivo organizar de forma lógica el contenido de un producto digital para que el usuario localice fácilmente lo que busca.
Cuando consultamos un producto en una web para comprarlo, utilizamos una aplicación móvil o buscamos información en un blog sobre un destino turístico, nuestra experiencia como usuario dependerá, en gran medida, de la arquitectura de la información. Esta disciplina tiene como principal objetivo organizar de forma clara y lógica el contenido para facilitar que el usuario localice fácilmente lo que busca.
El Information Architecture Institute define la arquitectura de la información (AI) como “la práctica de decidir cómo organizar las partes de algo para que sea comprensible”, es decir, estructurar la información de un producto digital de forma lógica y clara. La AI es imperceptible para el usuario, pero juega un papel fundamental en la facilidad de uso y el acceso a los diferentes contenidos: cuanto más intuitiva, flexible, consistente y escalable sea, mejor será su experiencia.
Para que la arquitectura de la información sea eficiente hay que tener en cuenta tres cuestiones básicas: organizar, estructurar y etiquetar. ¿El principal cometido? Guiar al usuario para que “no se pierda” y, paralelamente, cumplir nuestros objetivos (puede ser conseguir una suscripción, vender un producto o utilizar una app para runners).
Componentes de la arquitectura de la información
Entre los elementos o estructuras de la arquitectura de la información destacan:
- Sistemas de organización: es el punto de partida. La forma en cómo organicemos la información será clave para el usuario, ya que si hay una categorización clara y lógica funcionará como guía. Dependiendo de cada producto digital, puede hacerse de forma temática, cronológica, geográfica, alfabética, etc.
- Sistemas de etiquetado: contribuye a identificar el contenido. Son los elementos del sistema de navegación (enlaces, títulos, nombres de cada sección, términos de indización…). Las etiquetas pueden ser textuales o icónicas y estas últimas siempre deben ir acompañadas de las primeras; es decir, una imagen necesariamente llevará también texto para facilitar su identificación.
- Sistemas de navegación: agrupan y ordenan el contenido a través de categorías. Esto posibilita orientarnos, facilitar la navegación, identificar la relación entre diferentes contenidos… Hay que tener en cuenta que no todos los usuarios navegan por una web siguiendo un mismo proceso. Un buen sistema de navegación permitirá hacerlo a todos independientemente de sus objetivos.
- Sistemas de búsqueda: se usan para encontrar información a partir de una necesidad concreta. Pueden ser reactivos o proactivos o una mezcla de ambos.
- Vocabularios controlados: denominados también lenguajes documentales, se realiza a partir de un subconjunto de términos del lenguaje natural con el fin de facilitar la búsqueda y recuperación de información. Además, incluye las relaciones semánticas entre los términos de indización.
Tipos de estructura de navegación en la arquitectura de la información
La estructura debe seguir un esquema lógico combinando siempre dos cuestiones fundamentales: qué contenido queremos ofrecer y cómo accederá a él el usuario. Es necesario encontrar un equilibrio entre la anchura y la profundidad, entre los diferentes niveles… una especie de mapa para no perderse entre categorías, títulos o secciones.
- Jerárquica: es la más utilizada. Sigue un esquema de “árbol”, lo que facilita que el usuario sepa siempre dónde está. Para ello es importante que las diferentes categorías sean excluyentes entre sí.
- De hipertexto: mucho más flexible y creativa que la anterior, ya que la información no se organiza de modo lineal. Sin embargo, esto puede provocar que el usuario se pierda, no entienda el recorrido y, consecuentemente, no encuentre lo que busque y desista.
- Plana o lineal: la más sencilla de todas. Desde los diferentes bloques se puede ir tanto al anterior como al siguiente. Recomendable si queremos seguir un itinerario fijo.
- De navegación de red: más libre, ya que desde el origen se puede acceder a otros bloques sin orden evidente. No es recomendable cuando hay mucho contenido, ya que el usuario puede perderse fácilmente.
A la hora de plantear la arquitectura de la información de un producto digital, hay que tener en cuenta sus particularidades: no es lo mismo una tienda online que una web corporativa. Los especialistas en el diseño de la arquitectura de la información deben saber identificar sus objetivos, cómo organizar el contenido y etiquetarlo para que repercuta positivamente en la experiencia del usuario.
Cuidar estos puntos en el contexto de los productos digitales es de especial relevancia, pues un correcto diseño de la arquitectura de información es básico para mejorar la comunicación y distribución de los contenidos hacia el usuario. Posgrados como el Máster en Comunicación y Visualización de Datos de UNIR enseñan a dominar las técnicas de co