Pedro Fuentes Rueda
El éxito es difícilmente programable, pero si existiera una clave, seguramente residiría en los personajes. Si una historia cuenta con protagonistas atractivos, interesantes e inolvidables, seguro que emociona, que suena novedosa y que se eleva por encima del resto.
¿Dónde reside el secreto de un buen guion? Esta es la pregunta del millón, aquella cuya respuesta quisieran saber tanto las personas que invierten el dinero, como las que se dedican a crear las ficciones. ¿Cómo se puede conseguir que los espectadores se enganchen a una serie? ¿Es posible contar una historia original y atractiva a día de hoy?
Por supuesto, nadie puede contestar a todas estas preguntas con absoluta certeza; el éxito es difícilmente programable, pero si existiera una clave, seguramente residiría en los personajes. Si una historia cuenta con protagonistas atractivos, interesantes e inolvidables, seguro que emociona, que suena novedosa y que se eleva por encima del resto.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los guionistas es que las historias se repiten; es muy difícil innovar en este ámbito. Hay incluso quien dice que ya en la antigüedad se contaron todas, y que ya no se pueden inventar más. Aun así, hay algo que sí cambia cada vez que abordamos una narración: quién las protagoniza y cómo las afronta.
Cuando un personaje genera empatía en el espectador, todo aquello que le ocurra, interesará. Por esta razón y, dada su importancia, en el Master de Guion audiovisual de UNIR existe una asignatura que trata exclusivamente sobre la creación de estos personajes principales y secundarios.
Una de las formas de abordar la creación de un personaje es el diseño de una ficha con una serie de elementos que pueden ayudar a su esbozo. Este es un trabajo que se suele acometer antes de la escritura del guion propiamente dicho. Es muy conveniente dedicarle tiempo a esta labor, pensar mucho en ello y discutirlo si se trabaja en grupo. Aunque se recomienda realizarlo antes de la escritura efectiva, estamos hablando de un trabajo que nunca se acaba, y al que se debe volver constantemente. Cuantos más matices y aristas posea un personaje, mucho mejor; pero esto no se consigue dando por bueno lo primero que acuda a la mente.
¿Qué elementos contiene este documento? Vayamos uno por uno
La ficha policial
Se suele denominar así porque contiene de forma aséptica los datos principales del personaje: nombre y apellidos; lugar y fecha de nacimiento; lugar de residencia; nivel de estudios; estado civil, situación laboral, etc.
Descripción física
En este caso, no se trata tan solo de hacer una descripción escueta y aséptica. Es importante que se destaquen aquellos rasgos que caractericen al personaje, que lo hagan especial. Un físico puede describir lo que le ocurre al personaje, nos puede hablar y transmitir su conflicto principal.
El personaje principal de la serie Happy Valley, Catherine Cawood, es una sargento de policía de mediana edad, una mujer entrada en carnes, oronda, con un aspecto despreocupado, una mujer que no se maquilla y que apenas se recoge el pelo. Es alguien que a primera vista parece un ama de casa, pero que todos los días se enfunda el traje de policía. Su semblante es triste y siempre parece cansada. Se nota que ha sufrido y que no puede con todo lo que tiene que hacer en la vida.
Cuando describimos esta apariencia física, también estamos contando el conflicto principal al que Catherine hace frente: una mujer marcada por el pasado, pero con tantas obligaciones laborales y familiares que casi no se puede preocupar por ello. Y cuando alguien tan frágil se tenga que enfrentar a la persona que llevó a su hija a la muerte, sentiremos una total empatía y sufriremos aún más con ella.
Descripción psicológica
Este es seguramente el apartado más importante de todos los que vamos a mencionar. En algunos casos, también se puede denominar como la descripción del carácter del personaje. Se trata de contar cómo es su temperamento, cómo reacciona a los conflictos, qué tipo de personalidad es. Debemos saber si, por ejemplo, el personaje es tímido, si es arrojado o cobarde, si le cuesta afrontar las dificultades o por el contrario se pone el mundo por montera.
En este apartado es importante diseñar una personalidad coherente, que su sistema de valores sea estable. No vale que un personaje haga una cosa y la contraria sin que haya un conflicto de por medio. Los espectadores tienen que sentir que el personaje es verdadero y que actúa de forma congruente porque de lo contrario, no lo sentirán creíble.
Por supuesto, un personaje puede cambiar. En la mayoría de las ocasiones, una historia consiste en eso. Es lo que en guion se conoce como arco de personaje, en cómo alguien pasa, por ejemplo, de ser cobarde a tomar las riendas de su vida o de cómo una persona que era incapaz de matar una mosca se convierte en un asesino. Pero esto compete al diseño de la trama, no al de personajes.
En este sentido, el protagonista de Breaking Bad es paradigmático. Walter White se presenta como un apocado profesor de química en un instituto, alguien anulado por la fuerte personalidad de su mujer, incapaz de decirle a su insoportable cuñado que no puede con él, y preocupado por el futuro de su hijo con discapacidad. La historia que se cuenta en esta serie trata de cómo Walter White cambia el rumbo de su vida cuando le comunican que sufre un cáncer terminal y decide comenzar a fabricar drogas sintéticas para dejar en buena situación económica a su familia. A partir de aquí, se da una evolución de personaje que le lleva a ser todo un capo de la mafia, pero en ningún momento deja de ser coherente con el diseño de personalidad con el que fue presentado.
A pesar de lo dicho, hay que puntualizar que la coherencia no lo es todo: no hay nada más humano que los defectos y las imperfecciones. Para que un personaje parezca real, deben aparecer las aristas. Cuando un personaje es esquemático, cuando solo es bueno o malo, deja de interesar porque no parece de carne y hueso. Las series actuales están llenas de personajes imperfectos y quizá esa sea una de las claves de su auge. La hondura psicológica se halla en estos detalles, y el espectador adulto los agradece. Hace unos años, nadie hubiera imaginado que el protagonista de una serie pudiera ser un asesino en serie como ocurre en Dexter, una policía con serios trastornos psicológicos como en Bron/Broen o unos robots en búsqueda de su alma como en Westworld.
El pasado del personaje
En este apartado es importante crear una historia que apuntale y justifique el carácter actual del personaje. ¿Por qué se comporta como lo hace? ¿Qué hechos hay en su pasado que justifiquen su forma de ser actual? No se trata de recopilar anécdotas sin sentido, sino de comprender mejor los resortes por los cuáles actúa.
Linda Seger, en su libro Cómo crear personajes inolvidables, lo denomina la historia de fondo. Ella dice que “los personajes de la historia principal hacen lo que hacen y son quienes son debido a su pasado”. Es posible que toda esta información de lo ocurrido con anterioridad, ni siquiera llegue a ser expuesta al espectador, pero si el guionista la conoce en profundidad, conseguirá que el personaje actúe con coherencia y todo tenga un por qué.
Volviendo al ejemplo de ‘Dexter’, en la primera temporada, vemos constantes flash backs que nos cuentan su relación de niño con su padre y que justifican por qué actúa como lo hace en el presente. El pasado de Don Draper, el protagonista de ‘Mad Men’ también es capital y está profundamente trabajado en la serie. Todas sus dudas existenciales provienen de un pasado muy conflictivo y que no desvelaremos aquí, pero que son la base de todos los conflictos que vive el personaje y que solo cuando se conocen dan sentido a todo lo que el espectador ha visto.
Los apartados mencionados aquí podrían ampliarse, se puede definir la forma en la que habla el personaje, se pueden imaginar sus filias y fobias, se puede incluso definir cuál es su signo del zodiaco. Cada guionista debe buscar qué recursos le funcionan mejor para llevar a cabo un trabajo imprescindible pero apasionante: la creación de un personaje que, si funciona, quedará para siempre en la memoria emocional de los espectadores.