Víctor Gil Herrero
Si hace unos años la mayoría de los niños querían ser futbolistas, y los imitaban desde pequeños, ahora quieren ser influencers. Y las niñas también.
Todo comenzó con el auge de las redes sociales y el gusto por grabar y subir vídeos a Internet para mostrar sus aficiones, estilos o, simplemente, su día a día. Así querían ganarse la vida, algo que no entendían sus padres, pero muchos de estos jóvenes han logrado su objetivo y se han convertido en influencers.
Millones de personas los siguen a diario en sus cuentas de Youtube, Instagram o Twitter y que mejor forma de de explicar en qué consiste su trabajo que en UNIR, la Universidad en Internet. En la openclass ‘Influencers: ¿Nuevo activo digital de las marcas?, nos acompañaron Paul Ferrer, Rebeca Terán, Álex Slocker y David Moreno. ¿Se habrán atrevido a responder si se puede vivir bien económicamente siendo un influencer?
Apenas superan los 20 años, pero ya tienen muchas tablas delante de las cámaras, que ahora son, normalmente, de smartphones. Para Paul Ferrer, con una legión de más de 2 millones de seguidores en redes sociales, el secreto para triunfar es “ser uno mismo, tener un estilo y mostrar tu forma de ser”. Sus cuentas de Instagram y Youtube reflejan historias de su día a día y normalmente aparece acompañado de sus amigos. “Empecé porque me gustaba y simplemente pensé en llevar las bromas de clase a Youtube”, explicaba.
Álex Slocker comenzó a darse cuenta de que Youtube era el futuro por la necesidad de entretenerse. Recuerda que “con 14, 15 o 16 años llegaba a casa y en la tele no había programas para mí. Pasamos de los dibujos a las tertulias de política, no hay un punto medio. Así que empecé a ver vídeos en Internet”. Fue con el paso del tiempo cuando se dio cuenta de que podía ser él mismo quien subiera los vídeos a las redes para entretener a los demás.
Pero comenzar en este mundo no es sencillo. Rebeca Terán tuvo que superar, como sus compañeros, los comentarios de desconfianza de su círculo cercano. “Me llamaban friki hace cuatro años cuando decía que subía mis vídeos a Internet. Ahora me preguntan cuánto cobro”.
Claves para triunfar en las redes
David Moreno, presentador de Morning Glory (Mediaset) y conocido como influencer de los influencers, afirma que “crear contenido on demand es muy importante en la actualidad. Ahora todos consumimos lo que queremos, cuando y donde queremos”. Tanto los Millennials como la Generación Z se informan de las tendencias sociales con estos “creadores de contenidos y nuevos comunicadores, que son los influencers”.
Todos ellos coinciden en que es muy importante la especialización para alcanzar el éxito en Youtube, donde tantas y tantas personas intentan hacerse un hueco. “Hay que diferenciarse del resto, crear canales con contenido muy específico en algo concreto. Bromas, ‘life style’, motor… las personas que hablan de todo no suelen triunfar”, según Álex Slocker.
Además, hay aspectos que no se pueden dejar de lado, como “la constancia, la dedicación, el esfuerzo y el tiempo. No te puedes despistar, porque todo lo que sube baja”, apunta Paul Ferrer. Claves en las que también coincidía Rebeca Terán, así como “poner una sonrisa aunque hayas tenido un mal día”. Ella, además es estudiante de Marketing y está exprimiendo aún más su posición de influencer: “Estoy conociendo a mucha gente y haciendo contactos que me servirán para mi futuro profesional. Si alguien sabe aprovechar las redes sociales, también pueden tener nuevas oportunidades laborales”.
Dinero, fama… y presión
Lo más importante para las marcas no es el número de seguidores ni las visualizaciones, sino “el engagement”, como apuntaba David Moreno. Conseguir que los usuarios acudan de forma recurrente a sus redes sociales e interactúen con ellos, ya sea con comentarios, ‘likes’ o compartidos. Así es como pueden demostrar ante las marcas que influyen sobre la sociedad y que sus publicaciones tienen un precio.
¿Cuánto cobra una influencer por hacerse una foto con una marca y subirla a Instagram? Depende de cada uno. No hay un precio cerrado, pero una cifra normal para alguien con 200.000 seguidores y un buen ‘engagement’ podría rondar los 200 euros, apuntaban entre todos. Una cifra, variable dependiendo del influencer y de la marca, pero muy interesante teniendo en cuenta que realizan varias de estas acciones al mes. Rebeca Terán entiende que, gracias a la analítica de las redes sociales, “la publicidad impacta más al target de los influencers que en la televisión. Las marcas saben que los seguidores van a ver su producto y el mensaje les va a influir porque es su ídolo”.
Pero tener miles de seguidores en redes sociales también tiene un lado más complicado. “El mayor riesgo es la exposición pública, la falta de privacidad en la calle”, apuntaba Álex. Para Rebeca, “el riesgo es mental. Lo que hacía o decía hace años no afectaba a nadie. Ahora tengo que tener cuidado con lo que digo e incluso hubo un tiempo que dejé de subir vídeos por los comentarios que recibía”. La presión llega a ser tan alta que Paul Ferrer reconocía que “nos autocensuramos. No podemos tratar temas como la política, hacer bromas sobre hombres o mujeres o decir de qué equipo somos”.