El marketing sensorial ha demostrado su eficacia a la hora de condicionar el comportamiento del consumidor, creando a su alrededor un ambiente agradable que forme parte de una experiencia positiva.
La información que obtenemos del mundo real nos llega a través de los sentidos y es ese proceso el que nos permite reconocer un determinado producto, elegir el que más se adapta a nuestras necesidades o gustos e, incluso, establecer cierta conexión emocional con la marca. Todo esto no podía pasar desapercibido para el marketing que desde hace unos años ha apostado por el desarrollo de nuevas técnicas basadas fundamentalmente en las sensaciones, así nace el marketing sensorial o marketing de los sentidos.
Es indiscutible el papel que los sentidos juegan a la hora influir en los estados de ánimo de una persona, inducir comportamientos o favorecer pensamientos. El marketing sensorial es aquel que recurre a la vista, al olfato, al oído, al gusto o incluso al tacto para seducir, atraer y retener clientes, y lo hace creando determinadas atmósferas y generando un vínculo emocional entre la marca y los consumidores, una conexión que aporta múltiples ventajas:
- Contribuye a crear identidad de marca, trasladando sus principios y valores a través de la experiencia del cliente que los fija en su mente como un factor diferenciador con respecto a la competencia.
- Al trabajar con aspectos que de alguna manera producen placer a los sentidos, la marca se está humanizando, el consumidor la siente más cerca.
- Cuando la promoción de un producto o servicio se apoya en uno o más sentidos crece el grado de fidelización. Aumenta la lealtad de los clientes, ya que tienen mayor confianza y credibilidad hacia la empresa.
Aplicaciones del marketing sensorial
Las técnicas de marketing acompañan al consumidor durante todo el día y gracias al marketing sensorial las empresas han logrado influir en la decisión del consumidor a partir de los recuerdos generados, al actuar directamente sobre sus sentidos. El cliente ya no solo se ve condicionado a la hora de comprar por el precio o la calidad de determinado producto, entran en juego más variables, aquellas que su cerebro puede procesar gracias al olfato, la vista, el oído, el gusto y el tacto. Sus aplicaciones son numerosas:
Marketing visual
Probablemente sea el que mejores resultados produce, el más efectivo y, por lo tanto, no es de extrañar que sea también el más utilizado. Su objetivo no es únicamente que el cliente asimile todos los elementos relacionados con la imagen de la marca para luego poder reconocerla, sino también crear una atmósfera de sensaciones visuales agradable, tanto online como offline. El consumidor debe experimentar una sensación placentera con lo que ve, por ejemplo, tanto en una tienda física como en una web.
Marketing olfativo
En este caso se centra en el comercio offline por cuestiones obvias, ya que a día de hoy resulta complicado transmitir olores a través de una página web. Por otra parte, es el marketing sensorial más ligado al mundo de la moda. Las marcas eligen un olor para sus tiendas como parte de su estrategia, una fragancia personalizada, la misma para todas en cualquier parte del mundo, un aroma con el que se pretende atraer la atención del cliente y que finalmente este termina por reconocer.
Marketing sonoro
Los sonidos ayudan a fijar recuerdos y permiten potenciar la imagen de marca. Del mismo modo que todas las tiendas de una marca huelen igual, también la música ambiente que se escucha en ellas es similar. Los sonidos tampoco quedan al azar, deben ajustarse al tipo de producto que se venda y es necesario tener en cuenta el ritmo, el volumen o la intensidad. Lo mismo sucede con las canciones elegidas para acompañar un anuncio o publicidad; el público al que va dirigida la campaña no tarda en identificarla con la marca.
Marketing del tacto
Aunque es cierto que no puede aplicarse a todas las categorías de productos, sí ocurre en el mundo de la moda, por ejemplo. En los puntos de venta, los clientes suelen tocar una prenda antes de decidir, incluso, si van a probársela. Cuestiones como la textura y los materiales empleados, la forma o el tamaño definen las sensaciones que a través del tacto el cliente percibe, de ahí la importancia de cuidar cada uno de esos detalles. Lo mismo sucede con el packaging, el uso de materiales sostenibles y respetuosos trasladan el compromiso de la empresa con el medio ambiente, algo que hoy los consumidores valoran especialmente.
Marketing del gusto
Suele recurrirse al marketing gustativo en los puntos de venta de productos alimenticios o locales de hostelería. Al mismo tiempo que se trata de provocar una sensación estimulante a través del sentido del gusto, lo cierto es que se produce una experiencia multisensorial, ya que activa el resto de sentidos (lo que se saborea debe ser atractivo a la vista para aumentar su potencial, tener un olor agradable, estar a la temperatura ideal y hasta producir un sonido que enganche como el de las burbujas de un refresco o el crujir de algunos alimentos). Un ejemplo de marketing del gusto son las degustaciones gratuitas que han demostrado ser determinantes en el proceso de decisión de compra.
Cualquier marca que decida aplicar marketing sensorial, además de diseñar la estrategia a seguir, debe preocuparse por saber qué sensaciones experimentan realmente sus clientes. Por ello, cada vez más profesionales enfocan su carrera profesional hacia el marketing de moda y lujo, pues las empresas del sector de la moda han apostado por la idea de apelar a los sentidos para provocar emociones, lo que les permite atraer la atención del público y posicionar su imagen de marca, sumando valor a sus productos.