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Un lobista es el representante de un lobby, que trabaja ejerciendo su influencia y presión para conseguir la aprobación por parte de los poderes públicos de medidas favorables a sus intereses.
¿Qué es un lobista? Es una persona que se dedica a defender los intereses de un colectivo ante las administraciones y a intentar influir en las políticas públicas a su favor. Los lobistas trabajan para los lobbys, también denominados grupos de presión, grupos de cabildeo o grupos de interés. Se trata de colectivos, organizaciones o plataformas que representan intereses específicos y realizan actividades en defensa de esos intereses, como puede ser influir en la elaboración o aprobación de leyes o en la toma de decisiones políticas.
Una de las titulaciones que proporciona los conocimientos y habilidades requeridos para ejercer como lobista es el Máster en Comunicación Política y Marketing de UNIR. Este máster online enseña, entre otros contenidos, a gestionar la imagen y reputación de una institución, a mejorarla y promocionarla utilizando las mejores estrategias y herramientas digitales y de marketing político.
La actividad del lobista tiene su origen en Reino Unido. Históricamente, los grupos de presión se reunían con los parlamentarios en los pasillos de la Cámara de los Comunes (de ahí la palabra lobby, vestíbulo en inglés), para discutir los temas que iban a tratar en el Parlamento. Hoy es una práctica extendida en todo el mundo, aunque no siempre regulada.
Características del lobista
Tradicionalmente, se identifica a un lobista como una persona con una buena red de contactos y dotada de una gran capacidad persuasiva. Pero no son solo estas dos características las que hacen un buen lobista. Para dedicarse profesionalmente al mundo del lobbying son necesarias otras cualidades y conocimientos, por ejemplo:
- Dotes de comunicación e interpersonales. Saber comunicar eficazmente sus mensajes, tanto oralmente como por escrito, es clave para un lobista. Además, tiene que tener facilidad para establecer contactos y relacionarse con todo tipo de personas: los políticos, en primer lugar, pero también con funcionarios, miembros de otras organizaciones o representantes de medios de comunicación..
- Capacidad de análisis. Un buen lobista debe ser observador, capaz de procesar y analizar información valiosa de diferentes fuentes para tomar sus decisiones.
- Capacidad de diálogo. Ya que implica tener mano izquierda para negociar, y ser capaz de llegar a acuerdos y consensos.
- Saber cómo funciona la política. Estar familiarizado con el funcionamiento de las instituciones, los partidos políticos y los procedimientos legislativos.
- Visión estratégica. Para trabajar como lobista para una organización o grupo hay que tener claro qué es lo que se quiere conseguir y el camino para lograrlo, algo que requiere planificación y estrategia.
- Proactividad, capacidad de adaptación y de aprendizaje. Para afrontar constantemente retos y problemas, por lo que se valora tener iniciativa, estar siempre dispuesto a aprender y a adaptarse a las novedades y cambios.
- Principios éticos. En el lobbying no todo vale, por ello, es necesario que el lobista respete unos principios éticos para ejercer la profesión con honestidad.
¿Qué hay que estudiar para ser lobista?
En muchos países como en España el término lobista no se reconoce como una profesión, por lo que no hay una carrera universitaria específica para dedicarse a ello. No obstante, para ser lobista la base formativa parte de un grado asociado al área jurídico/político.
- Doble Grado en Derecho y Ciencias Políticas. La realización de esta carrera universitaria proporcionará un conocimiento profundo del sistema político y legal nacional, lo que resulta fundamental para el trabajo de lobby.
- Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública. Con esta formación el egresado se convertirá en un experto multidisciplinar sobre diferentes aspectos que conciernen a áreas teóricas, económicas y organizacionales de la ciencia política y la gestión de la administración pública.
- Grado en Relaciones Internacionales. Ofrece conocimientos referentes a los vínculos entre estados, organizaciones internacionales y grandes empresas. El futuro lobista se habrá conformado una útil perspectiva global en cuestiones que afectan a más países.
- Grado en Comunicación. Contar con habilidades sólidas en comunicación es un característica esencial en un lobista, ya que con ellas podrá llevar a cabo prácticas persuasivas y efectivas y conseguir los objetivos propios de su profesión.
Tras completar alguno de estos grados universitarios la especialización se adquiere con posgrados como el Máster en Comunicación y Marketing Político de UNIR, a través del cual el egresado se conforma un perfil profesional con el que podrá ser lobista o trabajar en puestos como portavoz, analista político, jefe de gabinete, consultor, etc.
Los lobbies en España
Quienes defienden el trabajo de los lobistas entienden que se trata de una actividad legítima y necesaria en el proceso de toma de decisiones públicas, pues canalizan los intereses de los ciudadanos y de diferentes grupos (económicos, sociales, medioambientales, científicos) de forma que las medidas y políticas que se acuerdan respondan a sus necesidades.
Aún así, desde hace tiempo se reclama mayor transparencia y control en estas relaciones entre los grupos de presión y los políticos. Por ello, en 2008 la Unión Europea estableció un Registro de transparencia en el que se informan sobre las actividades de representación de intereses que tienen lugar ante las instituciones de la UE.
En España, no existe todavía una normativa que regule y dé transparencia a la actividad de lobbying, aunque sí hay en tramitación una reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados para regular los grupos de interés. De esta forma, se podrá conocer públicamente el nombre de las entidades que tratan de influir en las iniciativas parlamentarias.
Eso sí, alguna institución, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ha creado su propio registro de grupos de interés para aumentar la transparencia en torno a la actividad de los lobistas. En él están inscritos cerca de 600 lobbies, incluyendo organizaciones empresariales, corporaciones de derecho público, asociaciones, consultoras, bufetes y organizaciones no gubernamentales, entre otros.
Lobistas famosos
En España no existe una regulación concreta sobre los lobistas, por lo que estos actores no son claramente identificables y su actividad transcurre con mucha opacidad. Sin embargo, sí hay algunos grupos lobistas destacados:
- La Asociación Española de Banca (AEB) es una entidad que agrupa a diversas entidades financieras. Su función principal es promover y defender los intereses comunes de los bancos en el ámbito económico y regulatorio.
- La Asociación Española de Gas (Sedigas) es una asociación sin ánimo de lucro que representa los intereses del sector del gas natural. Su principal objetivo es promover el desarrollo y el uso seguro, eficiente y sostenible del gas natural en el país.
- La Confederación Española de Hoteles (CEHAT) es la organización empresarial hotelera a nivel nacional que salvaguarda los intereses de todo el sector del alojamiento español.
- La Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) trabaja para promover el desarrollo del sector de la alimentación, mejorar la competitividad de las empresas y colaborar con la formulación de políticas y regulaciones que afectan a la industria alimentaria en España.
Estos organismos ejercen su influencia como lobistas en el ámbito político, ya que de una u otra forma intervienen en la agenda política, provocan cambios legislativos y el desarrollo de políticas favorables a diferentes sectores como los expuestos anteriormente.