Mónica Orduña Prada
¿Son compatibles las redes sociales y la Historia? ¿Podemos confiar en ellas para la difusión de la Historia? Respondemos a estas y otras preguntas en UNIR Revista.
Es un hecho obvio que, en la sociedad actual, el uso de las redes sociales está generalizado entre amplios sectores y entre diferentes generaciones. Un uso que permite establecer contactos, intercambiar información, interactuar… y todo ello de una manera casi inmediata.
Pero ¿tiene importancia ese uso en la difusión de la Historia? La respuesta es sí. En el ámbito de la Historia, sin remontarnos muy atrás en el tiempo, por ejemplo durante la década de los años 90 del siglo XX e incluso en los inicios del siglo XXI era impensable, tal y como sucede hoy en día, que, un historiador a través de una red social pudiese acceder a archivos @Arcdelahistori , a bibliotecas @JFKLibrary, diese a conocer sus investigaciones o por ejemplo pudiese informarse casi de manera instantánea de convocatorias de Congresos @asehismi, premios o becas. E incluso pensemos en las posibilidades que se han abierto no solo para aquellos que se dedican profesionalmente al ámbito de la Historia, sino para el público en general. En este sentido, algunos de los casos más significativos lo constituyen los perfiles de los museos, @manarqueologico, que gracias a las social media han podido difundir su patrimonio.
Realmente no hay espacio suficiente para incluir todas las posibilidades que han proporcionado las redes sociales y que las han convertido en uno de los principales protagonistas en la difusión de la Historia. Aunque si es cierto que en este ámbito, al igual que sucede en general, debemos ser especialmente cautelosos y cuidadosos a la hora de filtrar las informaciones porque es un campo en el cual es muy fácil caer en lo tendencioso o dejarse arrastrar por impulsos o preferencias.
Un papel clave en la interpretación de la Historia
Este curso 2020-2021 ha dado sus primeros pasos el Grado de Publicidad en UNIR y los alumnos de primer curso, además de enfrentarse a asignaturas que ya más o menos intuían, se dieron de bruces con Historia del Mundo Actual. No creo confundirme al pensar que los posibles recelos quedaron difuminados cuando, casi desde el primer momento, fueron conscientes del beneficio de saber Historia y de su importancia, a la vez que comprobaron la utilidad de la misma en diferentes campañas publicitarias.
En Historia del Mundo Actual no hemos realizado The Copy Star, gran iniciativa de @Beu1987 que despertó mi admiración. Pero sí se ha llevado a cabo, por parte de los alumnos, una actividad grupal cuyos resultados no solo han puesto de manifiesto el esfuerzo y el trabajo de investigación que todos han realizado, sino que además ha dado rienda suelta a su creatividad e ingenio. Ambas características también nos han enseñado cómo las redes sociales son importantes para la difusión de la Historia y pueden tener un papel clave en la interpretación de la misma porque, como se ha dicho, también en este ámbito es muy importante saber filtrar esas mentiras que nos ofrecen las redes sociales.
Es difícil intentar ponerse en la piel de alguien y narrar lo sucedido, pero creo que es todavía más difícil hacerlo si ese alguien ha vivido 85 años atrás en el tiempo. Los alumnos del Grado de Publicidad, al igual que sus compañeros del Grado de Comunicación, que han participado en esta actividad lo han logrado y han superado todas las expectativas. En las sesiones de presentación hemos conocido a comunicadores como Indro Montanelli, a través de youtubers hemos escuchado las voces del pasado o se han recuperado historias familiares como la que nos prestó Ismael Gracia con la voz de Helena Sanjuan en “Carbón, odio y miseria. Mi exilio particular”.
Y, ¿cómo hemos confirmado definitivamente en esta actividad que las redes sociales podían ser claves en la difusión de la Historia? Gracias a @GomezWalsh, una estudiante llamada Olivia la cual, a través de sus cuentas en Instagram y en Twitter en 2020, nos ha contado la historia de Liam Gibson entre el verano y el otoño de 1936 en Granada, Madrid y Salamanca. De la mano de Olivia y sus mensajes con Liam (sí, también hay un intercambio de mensajes entre ambos, ¿será una mentira?), hemos leído algunos sucesos históricos ya conocidos, hemos profundizado en otros no tan accesibles para el público en general y sobre todo hemos aprendido mucho. Una parte muy importante de este proceso el grupo participante nos la ha desvelado.
En definitiva, gracias a Mireia Guevara, a Ekain Andrés y a Miguel Fernández por haber sabido crear un proyecto que partía de una historia “mentira” que surgió en sus mentes, contarnos una parte de nuestra historia y difundirla a través de las redes sociales.
