UNIR Revista
Desde UNIR abordamos el análisis funcional de la conducta en Psicología, para qué se usa y qué objetivos persigue.
La intervención psicológica requiere conocer de manera amplia el comportamiento del paciente, teniendo en cuenta sus sentimientos, pensamientos, creencias y vivencias. Para el profesional es necesario averiguar qué influye en el proceder de esa persona, contextualizarlo con el objetivo de determinar las razones de su proceder y, para ello, existe el análisis funcional de la conducta en Psicología.
El psicólogo clínico —quien debe habilitarse al cursar el Máster en Psicología General Sanitaria— es el profesional encargado de hacer el análisis funcional de la conducta para identificar los factores que perpetúan o exacerban los problemas emocionales o de comportamiento en sus pacientes. Este enfoque es particularmente útil en el tratamiento de la ansiedad, la depresión, los trastornos de conducta, las adicciones y las conductas disruptivas.
La importancia del contexto y los antecedentes
El análisis funcional de la conducta consiste en analizar el comportamiento del paciente teniendo en cuenta su contexto y antecedentes. Por eso, toma en consideración sus creencias, pensamientos o vivencias respecto a una determinada acción. Esto permite al profesional ordenar la información más relevante del paciente, vinculada con sus relaciones sociales, sus conductas problemáticas y también aquellos hechos que han propiciado mantenerla.
Al recabar esta información se pretende buscar una explicación de forma contextualizada, conseguir averiguar el porqué o para qué de un determinado comportamiento o forma de proceder. El análisis funcional es una herramienta básica en Psicología con la que se indaga el pasado y las condiciones ambientales y sociales para tratar de entender cómo surgió un trastorno.
Para realizar el análisis funcional de la conducta se plantean dos tipos de hipótesis.
- Hipótesis de origen: se denominan así a las que se centran en cómo se originó el comportamiento problemático, teniendo en cuenta los elementos presentes en el momento que surgió el conflicto.
- Hipótesis de mantenimiento: para averiguar por qué la actuación persiste hasta el presente y qué elementos la han reforzado.
Objetivos del análisis funcional de la conducta
Llevar a cabo este análisis permite a los profesionales que intervienen alcanzar los siguientes objetivos:
- Organizar la información, de manera que sitúe qué originó esa forma de actuar y qué lo mantiene actualmente.
- Comprender qué función cumplen determinados comportamientos en relación al entorno que rodea a la persona.
- Identificar los antecedentes que se relacionan con las conductas a tratar.
- Tratar o corregir un comportamiento específico y modificarlo.
- Averiguar el origen o reforzadores de una Esto ofrece al paciente las herramientas y estrategias necesarias para comprenderla y modificarla.
- Establecer objetivos específicos para adaptar y programar la intervención al paciente.
En el análisis funcional de la conducta hay que tener en cuenta los componentes más destacables:
- Antecedentes: qué ocurre antes de la actuación que se va a tratar, dónde y cuándo ocurre, quién está presente y otras variables que puedan influir.
- Conducta: que sean objeto específico de la intervención en el análisis funcional.
- Consecuencias: es el elemento más importante dentro del análisis. Se analiza qué obtiene o qué sucede justo después del comportamiento a tratar. Las dos funciones principales de este son el refuerzo positivo (conseguir alguna cosa placentera como el contacto social, refuerzos materiales o acceso a actividades placenteras) y el refuerzo negativo (apartar, evitar, reducir o retrasar el encuentro con un estímulo determinado).
Hay que tener en cuenta que en el análisis funcional de la conducta el profesional debe englobar diferentes escalas de tiempo. Se puede centrar en el momento actual y en la situación presente, pero también es útil investigar en el pasado de la persona y experiencias importantes vividas para fundamentar las hipótesis de mantenimiento del comportamiento. El fin último es identificar patrones que se repiten en el tiempo y su funcionalidad.