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La anemia aplásica es un trastorno grave y raro de la sangre, que puede presentarse a cualquier edad tanto de forma repentina como lentamente.
La anemia aplásica es un trastorno poco frecuente de la sangre que puede revestir de gravedad e, incluso, comprometer la vida del paciente, en el que la médula ósea no puede generar las células sanguíneas suficientes y al ritmo adecuado.
La médula ósea es la encargada, entonces, de producir las células de la sangre (glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas). Cuando esta sufre alguna patología puede dar lugar a la anemia aplásica, una situación en la que la médula ósea deja de fabricar las suficientes células de la sangre.
Existen diferentes tipos de anemia aplásica:
- Adquirida (80 % de los casos) puede deberse a diferentes causas:
- Fármacos como las sulfamidas o los quimioterápicos.
- Radiaciones.
- Enfermedad de injerto contra huésped.
- Enfermedad del tejido conectivo.
- Embarazo.
- Exposición a toxinas como el benceno o el arsénico.
- Hemoglobinuria paroxística nocturna.
- Virus de la inmunodeficiencia humana o el de Epstein-Barr.
- Hereditaria puede producirse por:
- Anemia de Fanconi.
- Disqueratosis congénita.
Otro tipo distinto es la anemia aplásica idiopática, cuyo origen es desconocido, aunque se cree que la causa más probable sea un trastorno autoinmunitario en el que el sistema inmunológico reduce la producción de células madre de la médula ósea.
Anemia aplásica grave o leve
En la anemia aplásica, por lo menos dos de las tres células sanguíneas (glóbulos blancos, plaquetas y glóbulos rojos) se encuentran por debajo de la cifra normal. Podemos clasificar ésta anemia según su gravedad:
Anemia aplásica moderada
El número de células sanguíneas en la médula ósea es inferior al 30 % de los valores normales, o menos del 50 % del número normal de células en la biopsia de la médula ósea.
Anemia aplásica severa
Hay un 25 % de la celularidad normal, y en la biopsia de la médula ósea se encuentra menos de un 50 % del número normal de células.
Anemia aplásica muy grave
Se cumplen los criterios para la anemia severa y además el número de glóbulos rojos es inferior a 200/microlitros. En estos casos, el pronóstico será mejor en los menores de 50 años y, en el caso de las personas de mayor edad, la gravedad de la patología dependerá de las infecciones y de los sangrados que esta provoque.
Síntomas de la anemia aplásica
La anemia aplásica puede presentarse en cualquier momento de la vida, bien de forma repentina o lentamente, y empeorar con el tiempo, o bien cronificarse. Puede ser leve o grave. Sus principales síntomas son:
- Fatiga.
- Debilidad.
- Mareos.
- Dificultad para respirar al realizar esfuerzos o problemas respiratorios.
- Frecuencia cardiaca rápida y otros problemas cardíacos como las arritmias o la insuficiencia cardíaca.
- Piel pálida.
- Pancitopenia o ausencia de todas las células de la sangre.
- Infecciones frecuentes o prolongadas.
- Hematomas sin causa aparente o que aparecen con facilidad.
- Sangrados en la nariz o las encías, o que se prolonguen si se tiene un corte.
Tratamiento de la anemia aplásica
El tratamiento de la anemia aplásica variará en función de la gravedad de la misma y de cuál sea su causa. Entre otras soluciones terapéuticas el oncólogo puede optar por los fármacos, por las transfusiones de sangre, por retirar todos los agentes que puedan ser tóxicos para el paciente, o bien un trasplante de células madre o de médula ósea.
Actualmente, se sabe que la anemia aplásica no es un tipo de cáncer de la sangre, sino un trastorno raro y que en ocasiones puede ser grave, pero que sí que puede estar asociado con algunas neoplasias hematológicas y tratamientos oncológicos.
El conocimiento del profesional sanitario en el ámbito de la Oncohematología es primordial para poder profundizar en el conocimiento de este tipo de anemias y otras patologías, una formación que ofrece el Máster en Hematología y Oncología Pediátrica de UNIR.