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La anemia infantil constituye el motivo de consulta hematológica más habitual en Pediatría, siendo la ferropenia la causa más frecuente. Más de la mitad de los niños con anemia son asintomáticos.
La anemia infantil es una enfermedad en la cual los glóbulos rojos (o hematíes) del cuerpo disminuyen por debajo del nivel normal para la edad del niño. En cuanto a las causas de la anemia infantil, la falta de hierro es la más común. Entre los síntomas de la anemia infantil, se puede encontrar la palidez en la piel de los menores, o bien, un cansancio, irritabilidad o debilidad extremos. Aunque estos síntomas pueden preocupar a muchas familias, la anemia es por lo general fácil de tratar, especialmente si se detecta de forma temprana.
La falta de hierro o ferropenia constituye una de las carencias nutricionales más frecuentes en el mundo y es la causa más común de anemia. Los glóbulos rojos contienen menos cantidad de hemoglobina de lo normal, la proteína encargada de transportar el oxígeno por todo el organismo y células del cuerpo, y para su fabricación son imprescindibles los depósitos de hierro.
Así, en algunos casos un niño puede volverse anémico aunque los aportes nutricionales sean los adecuados si, por ejemplo:
Pierde glóbulos rojos por hemorragias o sangrados repetidos
Por ejemplo por una pérdida lenta en el largo plazo en las deposiciones, sangrados nasales muy frecuentes o bien por menstruaciones abundantes.
Destruye gran cantidad de glóbulos rojos
Se trata de un tipo de anemia que tiene lugar cuando el niño sufre una enfermedad subyacente o si ha heredado un trastorno de los glóbulos rojos. Aquí podríamos mencionar a los síndromes talasémicos, un grupo heterogéneo de anemias hipocromas hereditarias de gravedad variable.
No produce el número suficiente de glóbulos rojos
Tiene lugar ante déficits en la dieta, si no consume suficiente hierro y otros nutrientes, o por problemas de malabsorción intestinal.
Síntomas de la anemia infantil
Entre los signos más comunes de la anemia se encontrarían: irritabilidad, palidez de la piel, ictericia, debilidad leve, fatiga, mejillas y labios pálidos, en el interior de los párpados y en la uña tener un color rosado más pálido de lo normal, aumento de la frecuencia cardíaca o retraso del desarrollo o el aprendizaje.
En los casos más graves: síndrome de piernas inquietas, dificultad para respirar, dolores de cabeza, frecuencia cardíaca rápida, mareos o desmayos, hinchazón o inflamación de las manos y de los pies.
Se puede prevenir fundamentalmente a través de una alimentación equilibrada, ya que esta ofrecerá al menor las cantidades de hierro necesarias. Fundamentalmente, este componente se encuentra en los vegetales, en los moluscos, en pescados como el atún o el salmón, en algunas carnes (sobre todo rojas) y en las legumbres (guisantes o lentejas).
Tipos de anemias infantiles
Las anemias se pueden catalogar en dos grandes categorías:
- Trastornos resultantes de la destrucción incrementada (hemólisis) o pérdida de hematíes (hemorragia).
- Trastornos como consecuencia de una incapacidad para producir hematíes de forma y cantidad adecuadas (por ejemplo, depresión de la médula ósea); aquí podríamos incluir a las anemias sideroblásticas.
Asimismo, se pueden englobar en anemias crónicas o bien agudas:
Anemia crónica
Aquella que se instala de forma lenta y progresiva. Es la forma de presentación de diversas enfermedades que inducen insuficiencia en la producción de hematíes por la médula ósea o limitación en la síntesis de la hemoglobina de carácter hereditario o adquirido. En este grupo, se pueden incluir los síndromes de insuficiencia medular, las anemias carenciales (ferropenia, la más frecuente entre los niños), o bien, las anemias secundarias a enfermedades sistémicas (nefropatías, infecciones crónicas, neoplasias, etc.).
Anemia aguda
Los valores de hematíes y de hemoglobina descienden en forma brusca por debajo de los niveles normales. Se presenta en dos situaciones bien definidas: hemorragia y por un aumento en la destrucción de los hematíes (hemólisis).
La anemia ferropénica, la más frecuente
La anemia ferropénica es la forma más frecuente de anemia infantil, quedando todas las demás a mucha distancia de ella desde el punto de vista cuantitativo. Además, la anemia ferropénica es la enfermedad hematológica más común en la edad pediátrica, con una prevalencia estimada del 10-20 %, según lo publicado en la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). De hecho, representa el motivo de consulta hematológica más frecuente en la atención pediátrica.
Además, la anemia es una complicación habitual en muchas enfermedades crónicas que cursan con inflamación (artritis juvenil idiopática, lupus eritematoso diseminado, colitis ulcerosa) o con infección (infecciones piógenas crónicas: bronquiectasias, osteomielitis), así como en casos de tumores malignos o de nefropatías avanzadas.
No hay que olvidar que más de la mitad de los pacientes con anemia en la edad infantil son asintomáticos. Por ello, el diagnóstico precoz de la anemia infantil y el tratamiento de la misma son cruciales para evitar o paliar las consecuencias a largo plazo sobre los principales órganos y sistemas del organismo. La formación que brinda el Máster en Hematología y Oncología Pediátrica de UNIR sirve de apoyo a los pediatras en su desempeño para identificar esta enfermedad y otras a tiempo.