UNIR Revista
Con la pandemia por COVID-19 se han disparado los trastornos de ansiedad en niños y jóvenes. Es fundamental contar con profesionales que sepan prevenirla y tratarla para que no se convierta en crónica.
Uno de los trastornos mentales más prevalente en la infancia y en la adolescencia son los trastornos de ansiedad. Una patología que además ha incrementado como consecuencia de la pandemia por COVID-19. Por ello, son necesarios profesionales sanitarios que sepan cómo tratar o prevenir la ansiedad en niños.
No obstante, no hay que olvidar que la ansiedad es necesaria en nuestro día a día. Es un mecanismo de alerta que se genera ante nosotros por la existencia de un peligro. El problema viene cuando esa ansiedad es mantenida en el tiempo, dando lugar a una patología que puede trastocar la vida, en este caso, del niño o del adolescente.
Los trastornos de ansiedad a menudo se inician en la infancia y en la adolescencia y son progresivos, persistentes y crónicos, o de curso recurrente. Por eso, el diagnóstico precoz y su tratamiento puede reducir el impacto en la vida del niño y del adolescente, aparte de prevenir la persistencia de un trastorno de ansiedad en la vida adulta. Sin embargo, en muchas ocasiones, no es diagnosticada ni tratada, siendo el pediatra la figura clave para abordarla.
Desde la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria (SEPEAP) señalan que el abordaje de los trastornos de ansiedad es multimodal. La elección del tratamiento debe basarse en la naturaleza de los factores causales, en la severidad de la sintomatología, en la edad del niño y en la presencia de comorbilidad. Todo ello con el objetivo de disminuir la sintomatología, evitar complicaciones en el largo plazo, prevenir la aparición de comorbilidad psiquiátrica o desarrollar trastornos ansiosos en la edad adulta.
La SEPEAP indica que la primera intervención debe estar orientada en la psicoeducación sobre la ansiedad del niño y de sus padres para reducir la angustia y el estrés que el menor siente. Para ello, son eficaces tratamientos como la psicoterapia (cognitivo-conductual) y, dependiendo del caso, el tratamiento farmacológico (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, ISRS).
Por supuesto, la formación es fundamental para tratar estos casos. Títulos como el Máster en Psicología Infanto-Juvenil online de UNIR permiten adquirir los conocimientos necesarios para la intervención psicológica en niños y en adolescentes ante cuadros de ansiedad.
Síntomas de ansiedad en niños
La ansiedad puede desencadenarse por factores externos o internos (como por ejemplo: recuerdos, imágenes, ideas, deseos…). Concretamente, se manifiesta con síntomas cognitivos (miedo, preocupación) y conductuales, o bien neurovegetativos (inquietud psicomotriz, taquicardia, piloerección, sudoración, etc.), siendo la inhibición la respuesta más típica en los trastornos de ansiedad.
En este contexto, y teniendo en cuenta la clasificación del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM-5), los trastornos de ansiedad más habituales en la infancia son: la fobia social, las fobias específicas, el trastorno por ansiedad de separación y el trastorno por ansiedad generalizada.
Datos de actualidad: el efecto de la pandemia
La ansiedad es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en la infancia y en la adolescencia, presentando tasas de prevalencia de entre un 10 y un 20 %, por encima de la depresión y de los trastornos de la conducta.
Con la pandemia por COVID-19 han sido varias las sociedades científicas —tanto a nivel nacional como internacional— las que han dado la voz de alarma sobre el importante aumento de los casos de ansiedad en niños y en adolescentes. Desde la Sociedad de Psiquiatría Infantil, la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (SEPEAP) han lanzado una llamada de aviso porque la pandemia ha provocado un aumento de hasta el 47 % en los trastornos de salud mental de los menores.
Al mismo tiempo, estas entidades científicas alertan de que los casos de ansiedad y de depresión, así como los diagnósticos de TDAH, se han multiplicado por tres o cuatro desde 2019. Además, los comportamientos suicidas han aumentado hasta un 59 %.
El informe de 2021 sobre salud mental en la Infancia del Child Mind Institute, una organización estadounidense sin ánimo de lucro, constata esta situación. En él se recoge que “aproximadamente el 70 % de los niños y de las personas adultas han sufrido algún grado de malestar psicológico, con sentimientos de soledad, irritabilidad o inquietud. El 55 % de los menores se han sentido más ‘tristes, deprimidos o infelices’, en comparación con el 25 % de los adultos”.