UNIR Revista
El asesor genético contribuye a que afectados de determinadas enfermedades, así como sus familiares, sepan interpretar los resultados de los análisis genéticos.
Los análisis genéticos son pruebas en las que se analiza el ADN de una persona con el objetivo de diagnosticar, tratar o prevenir determinadas enfermedades. Saber recopilar esta información, así como su análisis, requiere de determinados conocimientos. Es aquí donde entra en juego el asesor genético, un profesional focalizado en identificar las necesidades del individuo o de la familia que desea contar con un asesoramiento genético, además de analizar la información recabada y ayudar a los implicados a comprender los resultados.
Entre otras funciones, un asesor genético se encarga de asesorar a las personas que necesitan un estudio de este tipo. Para ello, debe recoger la información de los pacientes que sea precisa, además de saber interpretar los resultados de las pruebas. Un consultor genético también asesora a los afectados y a sus familias sobre las posibles implicaciones de la enfermedad detectada, las repercusiones en su día a día, así como los recursos sociales y ayudas disponibles al respecto para un mejor manejo de la enfermedad.
En algunos otros casos es fundamental la labor del asesor genético porque proporciona toda la información disponible para que la familia o el afectado pueda decantarse por una decisión informada con respecto a la enfermedad genética detectada.
Implicaciones de un consultor genético
El asesor genético debe estar informado y dominar el conocimiento de las enfermedades genéticas que pueden detectarse a partir de estos estudios: desde qué pruebas son necesarias para el diagnóstico o cuáles serían las causas de su desarrollo, hasta cómo es su manejo clínico.
Es vital que un consultor genético conozca cómo la herencia puede favorecer o no el desarrollo de determinadas mutaciones genéticas y cuál puede ser el riesgo en este sentido dentro de una misma familia. Al mismo tiempo debe manejar las diferentes alternativas que puedan suceder al detectar una mutación genética y sus posibles implicaciones para la vida diaria de la persona.
Las familias o individuos afectados se apoyarán en el conocimiento del asesor genético, por lo que este debe ser respetuoso siempre con la ética y las creencias de los demás, e intentar ser empático a la hora de aconsejarles la mejor solución frente al escenario que se les ha presentado.
Afectados por enfermedades genéticas
Según pone de manifiesto la Sociedad Española de Asesoramiento Genético (SEAGen), cerca del 8 % de la población mundial está afectada por una enfermedad genética, cifra que en España supone más de tres millones de casos. Estos datos ponen de relevancia la demanda cada vez mayor de los estudios genéticos y, por lo tanto, profesionales especializados.
En concreto, los análisis genéticos sirven para tratar, diagnosticar e incluso prevenir determinadas enfermedades, derivadas de mutaciones genéticas que, por ejemplo, puedan transmitirse de padres a hijos. También son útiles para estudiar posibles enfermedades que puedan desarrollar las personas a lo largo de su vida, como es el caso de ciertos tipos de cáncer hereditario.
¿Qué estudiar para ser asesor genético?
En la actualidad, aquellos que ejerzan de asesores o consultores genéticos deben superar un periodo de educación especializada en la materia, como la que se obtiene con el Curso de Genética de UNIR.
Lo idóneo es que estos profesionales de la salud procedan de titulaciones de Ciencias como la Medicina, la Enfermería, la Biología, la Psicología o la Farmacia, entre otras, y completen su formación de base con una de especialización en asesoramiento genético.
Según denuncia la Sociedad Española de Asesoramiento Genético (SEAGen), en España no existe regulación clara y específica en relación a esta profesión a pesar de la demanda por parte de profesionales y de pacientes. Además, a pesar del elevado número de pacientes afectados de patologías genéticas en España, las especialidades MIR y BIR en genética a día de hoy son inexistentes.
Esta escasez de profesionales de este ámbito se traduce en una atención deficiente de la población afectada, así como en un aumento del gasto innecesario por la falta de optimización de recursos. Son muchas las personas afectadas y pocos los consultores genéticos, una profesión cada vez más demandada que requiere de una formación específica de calidad.