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Muchas enfermedades y lesiones causan alteraciones en la atención y la memoria. El neuropsicólogo es el encargado de evaluar estas funciones cognitivas y rehabilitarlas.
La atención y la memoria son dos de las funciones cognitivas más conocidas y, por ende, más frecuentes en consulta. Por un lado, la memoria es la capacidad de codificar información y almacenarla para posteriormente recuperarla. Por otro lado, la atención es la capacidad de generar, dirigir y mantener el estado de activación para procesar correctamente la información.
Se puede hablar de los siguientes tipos de memoria: inmediata, a largo plazo o de trabajo; pero también de:
- Memoria episódica, como información sobre hechos vividos y experiencias.
- Memoria semántica, como conocimientos de carácter general.
- Memoria procedimental, como acciones o secuencias aprendidas que suelen realizarse de manera automatizada.
En cuanto a la atención, destacan los cinco procesos atencionales según el modelo de Sohlberg y Mateer:
- Alerta.
- Atención sostenida.
- Atención selectiva.
- Atención alternante.
- Atención dividida.
Déficits en la atención
El déficit en la atención más representativo es el TDAH. Ahora bien, podemos clasificar las alteraciones mediante la relación entre la alteración de la capacidad atencional y las diferentes psicopatologías:
- Aprosexias: ausencia total de atención asociada con la sintomatología del estupor o la agitación intensa, hasta el punto de alterar de tal manera el nivel de consciencia que se pierde por completo la atención.
- Hipoproxesias: disminución de la capacidad de atención por aspectos como la distractibilidad, negligencia, labilidad atentiva emocional, inhibición de la atención y fatigabilidad.
- Pseudoprosexias: la capacidad de atención se ve alterada de manera consciente para llamar la atención. Puede observarse en estados de histeria.
- Paraprosexias: disminución de la atención voluntaria y aumento de la espontánea.
- Hiperprosexias: estado atencional aumentado y transitorio. Se observa en momentos de vigilancia extrema.
Pérdida de memoria
La pérdida de memoria es uno de los motivos más recurrentes en consulta relacionados con la edad y puede ser síntoma de disfunción cerebral. Las causas de la pérdida de memoria más comunes son las relacionadas con la edad, el deterioro cognitivo leve, la demencia o la depresión.
- Las alteraciones de la memoria relacionadas con la edad se refieren a una ligera alteración fisiológica en la funcionalidad cerebral producida por el paso de los años, en la que destacan pequeños descuidos o la dificultad para almacenar nuevos recuerdos.
- El deterioro cognitivo leve se caracteriza por una alteración en la funcionalidad mental, pero no lo suficiente grave como para afectar al funcionamiento diario, por lo que la alteración de la memoria es el síntoma más característico.
- La demencia es la alteración de la capacidad para recordar, tomar decisiones y pensar, que interfiere en la vida diaria de las personas afectadas y hace que puedan olvidar acontecimientos completos, no solo los detalles.
- La depresión también puede causar pérdida de memoria, similar a la demencia.
El papel del neuropsicólogo en la atención y la memoria
El neuropsicólogo tiene un papel primordial en relación con la atención y la memoria, ya que se encarga de evaluar las alteraciones que puedan tener lugar utilizando diferentes pruebas neuropsicológicas.
En cuanto a la atención, el neuropsicólogo puede emplear pruebas como el test de Stroop o el Trail Making Test (TMT A y B), o un test de cancelación, como el test d2, para valorar posibles alteraciones en los diferentes tipos de atenciones.
Para evaluar la memoria se utiliza la Escala de memoria de Wechsler, el test de figura compleja de Rey o el test de aprendizaje verbal de Rey.
La rehabilitación neuropsicológica tiene el objetivo de mejorar o paliar los déficits presentes en la atención y la memoria, mediante sesiones estructuradas. Se pretende restaurar las funciones cognitivas o bien compensarlas con el aprendizaje de otras habilidades, detener en lo posible el deterioro, mantener las capacidades cognitivas y conservar el nivel de autonomía de la persona.
Si se quiere evaluar la atención y memoria, es necesario formarse con un Máster en Neuropsicología. Esto es así porque es el neuropsicólogo quien se encarga de discernir cuál de estas dos funciones cognitivas se encuentra alterada y cuál preservada, para luego preparar una rehabilitación neuropsicológica, marcándose unos objetivos a trabajar y una estrategia a seguir para poder mejorar o paliar los déficits que existan.