UNIR Revista
A la hora de hablar de calidad asistencial, no podemos dejar de mencionar sus dimensiones—como efectividad y eficiencia— pues son las que permiten definir cuándo se está ofreciendo un buen servicio.
Cuando somos atendidos por un profesional sanitario, tenemos claro lo que queremos y necesitamos: que nos cuiden, nos atiendan eficazmente y resuelvan nuestro problema de salud con las mayores garantías posibles, de una forma adecuada a nuestras necesidades y, además, en el menor tiempo posible y sin incidentes. Esto es lo que se conoce como calidad asistencial, un concepto que muchas veces se ve denostado por la falta de medios y de tiempo que padece hoy en día el profesional sanitario, pero que puede remediarse si se analiza previamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la calidad asistencial así: “Una atención sanitaria de alta calidad es la que identifica las necesidades de salud (educativas, preventivas, protectoras y de mantenimiento) de los individuos o de la población de una forma total y precisa, y destina los recursos necesarios (humanos y de otros tipos) a estas necesidades de manera oportuna y tan efectiva como el resultado actual del conocimiento lo permite”.
Mientras, el Consejo de Europa definió la calidad asistencial en 1998 como el “grado por el que el tratamiento dispensado aumenta las posibilidades del paciente de alcanzar los resultados deseados y reduce la posibilidad de resultados indeseados, considerando el estado de conocimiento actual”.
La sociedad actual está cambiando. Se trata de una sociedad cada vez más informada y el profesional sanitario está cada vez mejor formado y capacitado gracias a los avances tecnológicos. Por ello, la calidad asistencial está cobrando cada vez más fuerza y cómo sea esa asistencia sanitaria en un territorio será clave a la hora de diseñar sus políticas sanitarias.
Según Shaw y Kalo (2002), el reto para cada país es reconocer esas dimensiones de la calidad asistencial, y conciliarlas en un sistema sanitario receptivo y equilibrado. Pese a ello, son muchas las organizaciones que hoy en día carecen de las herramientas que les permitan monitorear en tiempo real la calidad, la atención y la seguridad del paciente.
Dimensiones de la calidad asistencial
Según reconoce el Ministerio de Sanidad, “la efectividad y la eficiencia” son las dos dimensiones que están incluidas en todas las definiciones posibles de calidad asistencial y por tanto, las más importantes:
- Efectividad: alcance por el que la intervención en cuestión produce los efectos deseados para mejorar la salud en aquellos que son tratados. ¿Es el mejor tratamiento para el paciente?
- Eficiencia: se define en términos de relación entre coste y resultado. Se busca maximizar el rendimiento de una inversión realizada, o a la inversa, minimizar la inversión para un nivel de rendimiento determinado. La cuestión a plantear aquí sería el cómo puede ser comparado el coste unitario del mismo tratamiento o servicio en distintos lugares.
A día de hoy son varios los autores que han definido el concepto de calidad asistencial de acuerdo con varias dimensiones (en orden descendente de frecuencia):
- Efectividad
- Eficiencia
- Acceso
- Competencia técnica
- Equidad
- Adecuación
- Disponibilidad
- Seguridad
- Respeto
- Oportunidad
- Experiencia asistencial al paciente
- Elección/disponibilidad de información
- Continuidad
- Prevención/detección temprana
- Evaluación
Pero no hay que olvidar que el grado de satisfacción y el hecho de que se hayan atendido las necesidades concretas de cada paciente también son importantes a la hora de contar con una mayor calidad asistencial.
Cómo mejorar la calidad asistencial
Disponemos de varias herramientas para mejorar la calidad asistencial, como la publicación de guías prácticas clínicas que apoyen la gestión de los profesionales sanitarios durante su empeño, así como los diferentes sistemas de seguimiento (auditorías, consentimientos informados o estudios de pacientes, entre otros). Puede ser muy útil también en estos casos el contar con la evaluación de nuestros homólogos, a través de programas de acreditación, de revisión por pares, entre otras.
Así con todo, y con el objetivo de ofrecer a los pacientes siempre la mejor atención y cuidado, es cada vez más importante que los hospitales y centros sanitarios puedan medir la calidad de su asistencia y la seguridad de sus pacientes durante los tratamientos, algo que generalmente se ve dificultado por la falta de medios. Por supuesto, la formación continua y especializada de los profesionales implicados ayudará a conseguir este objetivo. En esta línea, UNIR ofrece el Máster en Gestión de Enfermería online.