Psicología: cómo trabajar en la consulta el estrés y la ansiedad

Mario Olea

La gestión de estas emociones es crucial en terapia, ya que impactan tanto la salud mental como física. Este artículo explora las diferencias entre ambas, sus síntomas y ofrece estrategias de intervención y recursos útiles para su manejo en consulta.

La gestión del estrés y la ansiedad es fundamental en terapia, ya que estos estados afectan tanto la salud mental como la física. Son respuestas emocionales comunes que pueden surgir ante situaciones desafiantes o percibidas como amenazantes.

Aunque suelen mencionarse juntas, estas experiencias psicológicas, tienen claras diferencias en su origen, síntomas y en cómo impactan la vida de las personas. Este artículo examina estas diferencias, ofrece maneras de intervenir y enumera herramientas y recursos útiles en consulta.

Diferencias entre estrés y ansiedad

El estrés es una respuesta a un factor externo específico que percibimos como amenazante o desbordante, como una fecha límite de trabajo o problemas familiares. Por su parte, la ansiedad es una respuesta interna que persiste incluso sin un factor desencadenante claro o presente. Esta implica una preocupación constante, pensamientos de anticipación y temor a situaciones futuras que podrían suceder o no.

Para diferenciar ambos trastornos es importante delimitar sus duraciones. Mientras que el estrés puede ser agudo o crónico, una vez que el estresor desaparece los síntomas suelen disminuir; la ansiedad tiende a ser más persistente y prolongada, interfiriendo con la vida diaria y generando un ciclo de miedo o preocupación constante.

En términos sintomáticos el estrés causa fatiga, tensión muscular, irritabilidad, problemas de sueño y dificultad para concentrarse. Además de los síntomas físicos similares al estrés, la ansiedad incluye síntomas como miedos irracionales, pensamientos intrusivos, hipervigilancia y, en algunos casos, ataques de pánico.

Estrategias de intervención en consulta

La intervención puede variar según la intensidad y el impacto de estas experiencias en la vida del paciente. A continuación, se detallan enfoques comunes utilizados en consulta para abordar ambos problemas:

1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). La TCC es efectiva en ambas situaciones, ya que ayuda a los pacientes a identificar y reestructurar pensamientos automáticos negativos que pueden intensificar el malestar.
2. Terapias basadas en Mindfulness. Técnicas como la meditación de atención plena y ejercicios de respiración profunda ayudan a reducir ambas emociones, al fomentar la autoobservación sin juicio y el enfoque en el momento presente.
3. Terapias de Aceptación y compromiso (ACT). La ACT trabaja en aceptar las emociones difíciles y en comprometerse con acciones orientadas a los valores personales del paciente, sin buscar necesariamente eliminar los síntomas producidos. Esto permite una mejor regulación emocional y fomenta la adaptación en situaciones difíciles.
4. Terapia Interpersonal (TIP). Es efectiva para tratar ambos problemas, ya que suelen estar vinculados con dificultades en las relaciones y en el manejo de situaciones sociales. La TIP permite que el paciente explore cómo sus relaciones y situaciones interpersonales contribuyen a sus niveles de ansiedad y estrés.

Herramientas y recursos útiles en consulta

Para complementar el trabajo en consulta, existen múltiples recursos que ayudan al paciente a gestionar sus niveles emocionales en su día a día

1. Psicoeducación. Explicar la diferencia entre el estrés y la ansiedad ayuda a los pacientes a entender sus experiencias y los posibles desencadenantes.
2. Registros de pensamientos y emociones. Son herramientas útiles que permiten a los pacientes reconocer patrones y activar estrategias de afrontamiento.
3. Metáforas en Terapia. Las metáforas, especialmente en ACT, facilitan la comprensión de manera más clara y menos amenazante.
4. Exposición Gradual. Esta técnica es particularmente útil para la ansiedad. Permite a los pacientes enfrentar situaciones temidas de forma gradual, disminuyendo su respuesta ansiosa a través de la exposición controlada y progresiva.
5. Apoyo en el Desarrollo de Habilidades Sociales y de Resolución de Conflictos. La ansiedad social y el estrés interpersonal pueden ser manejados a través del entrenamiento en habilidades sociales y resolución de conflictos permitiendo que el paciente se sienta más seguro en sus interacciones, reduciendo el estrés relacionado con las relaciones.
6. Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR). Reducir la ansiedad y los síntomas de estrés en pacientes que han vivido eventos traumáticos. EMDR ayuda a desensibilizar recuerdos negativos y a reducir la carga emocional, permitiendo una mejor adaptación al presente.
7. Técnicas de Relajación y Regulación Fisiológica. Ejercicios de respiración diafragmática, relajación muscular progresiva y visualización guiada ayudan a los pacientes a gestionar la respuesta fisiológica. Ayudan a reducir los síntomas físicos, como la tensión muscular y el ritmo cardíaco acelerado.

Alta demanda profesional

Cada paciente responde de manera diferente al estrés y la ansiedad. Por ello, es esencial un enfoque personalizado que considere los patrones y necesidades del individuo. Proveer herramientas y recursos accesibles permite al paciente aprender a gestionar y disminuir el impacto de ambos, mejorando su calidad de vida y fortaleciendo su capacidad para afrontar el estrés y la ansiedad.

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(*) Mario Olea es psicólogo sanitario de PersonalMente Psicólogos Fuengirola, especialista en terapias de tercera generación por la Universidad de Almería y sexólogo por la Universidad de Sevilla. Experto homologado para la aplicación de realidad virtual en psicología clínica y en intervención EMDR (traumas).