UNIR Revista
La comunicación médico-enfermera es clave a la hora de reducir los eventos adversos que puedan ocasionarse por error durante el proceso asistencial.
La seguridad del paciente debe ser prioritaria en la política de calidad de los sistemas sanitarios. Dentro de esta, el papel de la enfermera es crucial, ya que cuida y atiende a los pacientes durante todo el proceso. Para una atención sanitaria de calidad es imprescindible que la comunicación médico-enfermera sea fluida.
Una enfermera debe ser capaz de aportar información veraz y correcta a sus pacientes y, para ello, es vital una buena comunicación médico-enfermera. Esto constituye un pilar fundamental para la seguridad clínica de los pacientes y una mejor calidad durante el proceso asistencial.
La Joint Commission International, entidad estadounidense que se encarga de acreditar los hospitales con el fin de mejorar la calidad de la atención sanitaria, entiende por comunicación efectiva “aquella que se produce de forma precisa, oportuna, completa, inequívoca y comprendida por quien la recibe, disminuyendo así posibles errores y mejorando la seguridad del paciente”.
Según indica, la atención al paciente es un esfuerzo “complejo” y “sumamente dependiente” de la comunicación de información entre enfermeras y médicos, al tiempo que alerta de que los fallos en el proceso comunicativo representan una de las causas más frecuentes de los incidentes que afectan a la seguridad del paciente, no solo en daños graves, sino también en muertes por actos médicos evitables.
Puntos clave de la comunicación médico-enfermera
Hay que partir de la idea de que la comunicación entre la enfermera y el médico conlleva no solo la transmisión de información verbal, sino también de comunicación no verbal, aparte de la escrita. Por ejemplo, las historias clínicas de los pacientes son una herramienta prioritaria a la hora de facilitar la comunicación entre médico y enfermera, encontrándose a disposición de los profesionales sanitarios.
Por otro lado, dependen de la comunicación entre el médico y la enfermera la seguridad de los pacientes, la calidad del proceso asistencial, así como la disminución de los conflictos legales en este ámbito. De hecho, la existencia de una fluida relación enfermera-médico es esencial también para un aumento en la satisfacción entre los pacientes y los familiares, incluso puede influir en la mejoría en el pronóstico de los pacientes.
En este proceso, es indispensable que durante cada turno del personal y entre los turnos, la información sobre la atención al paciente y la respuesta a la atención se comunique entre el personal médico, de enfermería y demás profesionales sanitarios.
Barreras actuales
En primer lugar, hay que tener en cuenta que los médicos y enfermeras llevan un ritmo frenético en su día a día. Representan el colectivo más numeroso entre el profesional sanitario y son varias las barreras que en la actualidad dificultan su proceso comunicativo.
Después, cabría mencionar que la organización del propio sistema sanitario y del entorno de trabajo tienen una influencia directa en la comunicación médico-enfermera. Una falta de organización, así como de previsión o de medios, puede perjudicarla.
También ocupan un lugar clave las habilidades sociales y comunicativas de los individuos, aparte de las conductas emocionales; si un médico o una enfermera no cuenta con ellas, el proceso comunicativo será fallido. Otra de las barreras que actualmente pueden darse en torno a la comunicación médico-enfermera son las diferencias culturales y lingüísticas.
Factores para mejorar la comunicación entre médicos y enfermeros
No hay que olvidar que la comunicación médico-enfermera debe estar basada siempre en el respeto y una buena coordinación. El problema es que hoy en día para muchos médicos el tener una buena relación con las enfermeras sigue siendo sinónimo de que estas sigan sus órdenes al pie de la letra, subestimando su trabajo cuando en realidad son una pieza fundamental durante el proceso asistencial.
Hasta hace unas décadas la jerarquía sanitaria le concedía mayor influencia al médico, si bien en los últimos tiempos se están equiparando ambas figuras sanitarias. Ambos se enfrentan a situaciones médicamente complejas en muchas ocasiones, lo que implica irremediablemente una comunicación fluida entre ellos. La confianza entre ambos es igualmente necesaria dentro del proceso comunicativo.
Así con todo, es fundamental que la comunicación entre los médicos y las enfermeras posicione al paciente como eje de sus actuaciones, que busque siempre lo que es mejor para ellos. Igualmente es fundamental establecer procedimientos para la resolución de conflictos.
El proporcionar todo lo que necesitan los profesionales sanitarios durante la asistencia clínica es a su vez vital para que fluya con rapidez la comunicación entre el médico y la enfermera. Asimismo, una comunicación más abierta y fluida entre profesionales mejorará su satisfacción en el trabajo, al tiempo que redundará en una mejor atención de los pacientes.
En última instancia, fomentar la práctica colaborativa entre médicos y enfermeras, a la par que estrategias para una mejor comunicación entre ambos, es fundamental de cara a mejorar el proceso asistencial y para asegurar la seguridad clínica del paciente en todo el proceso. En ello juega un papel básico la profesionalidad y la formación como la que ofrece UNIR a través de su Máster en Gestión de Enfermería.
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