UNIR Revista
La crioconservación es una técnica mediante la cual se conservan seres vivos a muy baja temperatura con la intención de “resucitarlos” en un futuro, lo cual implica importantes dilemas éticos.
La criopreservación o crioconservación es un concepto complejo que se define como el proceso mediante el cual se preserva a muy baja temperatura (menores de -130º) seres vivos para disminuir las funciones vitales de una célula o un organismo y poder así mantener el cuerpo durante mucho tiempo en lo que se conoce como “vida suspendida”, con el fin de reanimarlo en un futuro.
La primera persona en ser criopreservada fue James Bedford. En 1967, este profesor de psicología estadounidense pidió que cuando muriera fuera crioconservado en una cápsula de nitrógeno líquido. Su cuerpo permanece preservado en la Fundación Alcor Life Extension (Arizona, Estados Unidos) con la esperanza de ser despertado en un futuro donde exista la cura para el cáncer de hígado que padecía y que se le extendió a los pulmones.
La criopreservación humana es una práctica que suscita a partes iguales un debate ético e ilusión por “revivir” a una persona fallecida. Lo cierto es que más de 50 años después de la primera criopreservación aún no existen evidencias científicas previas que garanticen el éxito de esta práctica. También existen muchas dudas al respecto, como por ejemplo: ¿Cómo se reanima ese cuerpo crioconservado?, ¿en qué estado se encuentra ese organismo? o ¿qué efectos secundarios tiene este proceso?
La crioconservación desde el punto de vista de la bioética
Avances en la investigación biológica y en la medicina como el de la crioconservación revolucionan al completo la sociedad. Al respecto, desde el punto de vista de la bioética, es el profesional de este ámbito quien debe intentar responder a estas cuestiones éticas porque la aplicación de estas prácticas innovadoras impactan de diversas formas a las personas, su dignidad y a sus derechos.
El experto en bioética responde a preguntas como las expresadas anteriormente y otras que surgen relacionadas con el tema como, por ejemplo: ¿Es ético manipular un cuerpo inerte y aplicarle un tratamiento de congelación? Para ello, se apoya en los cuatro principios básicos de la bioética.
Así, según el principio de justicia, se debe conseguir, con todos los recursos sanitarios disponibles, el máximo bien al mayor número de personas. En este sentido, la crioconservación solo es accesible para aquellas personas que puedan pagarla, por lo que no quedaría claro que al ponerla en práctica se esté cumpliendo con una de las bases de la bioética.
A esto se añade otro de los dilemas éticos que genera la criopreservación humana. Esta técnica se realiza aspirando a disponer de un tratamiento curativo cuando se “reanime” el cuerpo en el futuro. Poner el foco en estas técnicas puede conducir al abandono de otras como los cuidados paliativos que acompañan al paciente hasta el final de sus días, lo que podría generar una mala praxis y una deficiente asistencia sanitaria.
El profesional en bioética debe velar por la integridad ética en la calidad asistencial y asegurar que la voluntad del paciente se respete, siempre dentro de los márgenes de la legalidad. Para obtener la capacidad de resolver este tipo de casos clínicos hay que contar con una formación especializada como la que aporta el Máster en Bioética online de UNIR. Gracias a su plan de estudios, el alumno podrá comprender aspectos fundamentales sobre la bioética y todo lo referente al marco legal para que durante la ejecución de su trabajo tome decisiones con rigor y eficacia.
En España, con la actual legislación no es posible llevar a cabo ningún proceso de criopreservación humana. Las empresas que sí ofrecen este servicio están ubicadas mayoritariamente en Estados Unidos, como Cryonics y Alcor, y también destaca la rusa Kriorus o la australiana Southern Cryonics.
Criopreservación de embriones en España
A lo que sí hace referencia el marco legal nacional es a la criopreservación de embriones, un procedimiento que sí está permitido. Se trata de un método mediante el cual se congelan uno o más embriones para conservarlos y después implantarlos en el útero de una mujer.
Los embriones se congelan de la misma forma que se realiza la crioconservación humana, es decir, a temperaturas muy bajas y en tanques de nitrógeno líquido. Esta práctica conforma un tipo de preservación de la fecundidad y es de utilidad para aquellos casos en los que los progenitores deciden retrasar la maternidad o paternidad, por sufrir un proceso de esterilidad o, incluso, cuando se padece alguna enfermedad grave cuyo tratamiento puede causar infertilidad.
El debate ético que se genera en torno a la conservación de embriones se centra en aquellos casos en los que existen pérdidas embrionarias, la artificialidad del proceso o la manipulación de lo que pueda considerarse vida humana, entre otras consideraciones éticas. En estos casos, el experto en bioética deberá ejercer sus funciones apoyando la deliberación, elaborando informes y recomendaciones al organismo para el que trabaja con el fin de que este actúe fiel a sus principios, garantizando la ética de los procedimientos y de las decisiones médicas.