Alberto Pascual García
David Barberá es el coordinador académico del Máster en Preparación Física y Readaptación Deportiva en Fútbol de UNIR, que va camino de su tercera edición.
Lo suyo siempre ha sido el deporte. Para él, cuidar de su salud, tener tiempo para sí mismo y centrarse en moverse ha formado parte de su día a día. Por ello, ha dedicado todos sus esfuerzos en formarse en lo que más quería, la preparación física y la readaptación deportiva y, más en concreto, en el fútbol: “Forma parte de mí, hay personas a las que les gusta la tecnología y la informática, que les nace esa pasión. En mi caso, ese amor es por el deporte y por enseñarlo a través de la docencia”, explica David Barberá, coordinador académico del Máster en Preparación Física y Readaptación Deportiva en Fútbol.
Esta vocación le ha permitido trabajar como preparador físico en varios equipos de fútbol, el último de ellos, el RSD Alcalá (en 3ª división). Actualmente, es el director manager de un centro de entrenamiento personal y CEO de un proyecto personal de entrenamiento de alto rendimiento para futbolistas llamado 4U, en el que lleva inmerso este último medio año. Aprovechamos para conocer en qué consiste el trabajo de Barberá.
¿A qué se dedica exactamente un preparador físico?
La preparación física es una ciencia que está en continuo avance y, poco a poco, está evolucionando hacia las ciencias de la salud. Los avances y estudios en esta materia nos hacen progresar y tener una posición diferente cada cierto tiempo.
En mi caso, ofrezco una nueva visión de la preparación física, vinculada a la parte individualizadora del jugador, que cada vez es mayor. Mi proyecto 4U tiene que ver con ello. El trato personalizado es muy importante para los jugadores. El preparador físico debe saber de forma individual cómo está el jugador para poder darle esa información al cuerpo técnico.
¿En qué consiste esta iniciativa personal en la que estás trabajando?
Se trata de un proyecto en el que damos un trato personalizado a los futbolistas. Nosotros llegamos donde no lo hacen aquellos los clubes que no pueden permitirse hacer un trabajo de individualización con cada jugador. Hemos detectado el déficit que tienen esos clubes y nosotros les ofrecemos ese servicio.
Imagínate un jugador de segunda o tercera división que no recibe esa personalización, que puede cubrir muchos parámetros: sanguíneos, de fuerza, corporales… Nosotros llegamos donde su club no lo hace habitualmente.
Esta figura externa puede dar más información al cuerpo técnico, que luego toma las decisiones sobre si su jugador puede o no formar parte del siguiente encuentro. Aportamos información de cómo se encuentra físicamente y cómo es su rendimiento. Mi idea es poder trabajar en un futuro con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que me sirva como modelo de apoyo para diferentes clubes deportivos que tengan esa necesidad.
¿Qué puntos tenéis en cuenta cuando tratáis un caso?
Para conocer a un jugador tienes que adentrarte en muchos aspectos, conocer su fisiología y cuáles son sus límites. Así que no nos sirve solo con observarle jugando al fútbol, necesitamos muchos controles y evaluaciones internas, y eso implica depender mucho de la tecnología.
Por ello, cada vez es más importante la figura del sport scientist, un investigador del deporte que se centre en recabar y analizar todo ese conocimiento sobre el jugador. Esto implica cualidades como la fuerza, la resistencia, la fisionomía corporal, el peso, cómo influyen las cargas de entrenamiento…
Este análisis luego se comparte con el cuerpo técnico para que lo tenga en cuenta. ¿Cómo lo valoran?
Este informe lo reportas al entrenador, para que tome sus decisiones, por ejemplo: ¿cómo recupera un jugador? Porque igual no se está haciendo bien y le estamos dando una sesión de entrenamiento que no es la adecuada. Para ello, se hace con una buena analítica, un buen testeo… esa es la visión de un buen preparador físico.
¿Cuál es vuestra relación con el equipo médico de los clubes?
Sobre todo, trabajamos cuando hay lesiones. El servicio médico se centra en esa parte patológica, pero como nuestro conocimiento se centra en la parte fisiológica, podemos apoyarnos mucho de la parte médica para entender los procesos adaptativos fisiológicos del jugador. Tenemos muchas sinergias entre ambos.
La prevención es fundamental en todo lo que tiene que ver con la salud y el estado físico de una persona. ¿Toda la información que recabáis os ayuda incluso a adelantaros a posibles lesiones?
Sí, es clave. Nosotros preparamos al deportista al 100% para que tenga pocas lesiones. En caso de que no lo esté, evidentemente puede que tenga más y es aquí donde entra el tratamiento personalizado. De esta forma tan personalizada, puedes conocer las carencias y necesidades de los jugadores, saber hasta dónde puedo llegar con cada uno, lo que se traduce en la prevención de lesiones. Jugador que está al 100%, jugador que previene lesiones.
¿En qué tecnología os apoyáis para conseguir resultados?
Ya solo con un GPS podemos valorar el trabajo de un jugador en el momento, en pleno partido. Una vez termina el encuentro, hay otras valoraciones que podemos hacer con tecnologías más avanzadas, desde medidores de fuerza, analíticas, electrobiografía, transfusiones sanguíneas para saber cómo satura el músculo, un test de personalidad viene muy bien, test de fitness wellness para saber cómo ha dormido…
¿Cuáles son las lesiones más habituales con las que os encontráis?
Una lesión típica que se da en el fútbol es la de los isquiotibiales o isquiosurales (grupo de tres músculos que están en la parte trasera del muslo de cada pierna). Esto sucede porque, cada vez hay más ejercicios de alta intensidad, y la parte posterior sufre mucho con los sprint, las desaceleraciones… Otras zonas muy dolorosas son las áreas inguinales, los abductores, los cuádriceps…
Depende de los estímulos que genere un cuerpo técnico, hay lesiones que aumentan porcentualmente, pero siempre va a haber de todo.
Dentro de vuestras funciones, también cobra importancia la figura del coach. ¿Cómo lo aplicas a tu trabajo?
Ahora estoy haciendo una investigación que demuestra que las pruebas de personalidad nos aportan datos muy buenos relacionados con los neurotransmisores. Desde el punto de vista fisiológico, nos da a entender qué tipo de estímulo puedo darle a un jugador. Un coaching adecuado puede ayudarme a obtener más aspectos motivacionales, porque todo va unido a la fisiología, las hormonas y los neurotransmisores.
Tener este control es fundamental. Una persona motivada tiene las hormonas reguladas y controladas, por lo tanto, un jugador que emocionalmente funciona bien recupera mejor y asimila mejor los estímulos. Si el estado motivacional es peor, requiere otro proceso de recuperación o de sesión.
En cuanto al máster, ¿qué tipo de perfil esperáis encontrar?
Tienen que ser graduados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, que tengan inquietud por este mundo. Todo máster amplía la formación que se tiene. Si el alumno busca algo muy específico en el campo técnico-táctico, este no es su posgrado. Lo que tiene que gustarle es el aspecto fisiológico, la figura del científico del deporte, que esté interesado en aprender esos aspectos fisiológicos tan importantes en el fútbol para aplicarlos y darle mucha información al cuerpo técnico.
Además, existen prácticas con la Federación Riojana de Fútbol y el Atlético de Madrid. ¿En qué consisten?
Como UNIR es de La Rioja, fue una de las cosas que quise establecer. Gracias a Juan Carlos Luque, que trabaja en la Real Federación Española de Fútbol y es profesor del máster, conseguimos este convenio colaborativo entre entidades, donde utilizamos a la Federación Riojana como un centro donde hacer prácticas. Nosotros, a su vez, también ejercemos nuestro trabajo de formación con ellos en los diferentes clubes que tienen a lo largo de la Comunidad.
En cuanto al Atlético de Madrid, parte de nuestros colaboradores son del club y además los alumnos también podrían llegar a hacer prácticas* en con ellos.
*El Atlético de Madrid ofrecerá a los mejores expedientes académicos la posibilidad de realizar prácticas en el departamento correspondiente. Los alumnos no están obligados a su aceptación pudiendo declinar la oferta. Las prácticas no son remuneradas.
