Víctor Gil Herrero
Begoña Pérez Llano, directora del Máster de Nutrición de UNIR, ha publicado un manual de ‘Actividades nutritivas’ para padres y educadores en el que plantea ejercicios para formar una base alimenticia sólida en los menores.
La alimentación es la base de una buena salud, pero no siempre nos alimentamos de la forma correcta. Esto se debe en muchos casos a la falta de una correcta educación nutricional en edad infantil que no se corrige con el paso de los años. Begoña Pérez Llano, directora del Máster de Nutrición de UNIR, ha publicado un manual de ‘Actividades nutritivas’ para padres y educadores en el que plantea ejercicios para formar una base alimenticia sólida en los menores.
El libro está dirigido a todos los implicados en la educación nutricional de los niños, “desde un monitor de comedor o tiempo libre hasta un profesor o un padre”, asegura. El objetivo es “dotar a estos adultos de las herramientas necesarias” para que fomenten “el conocimiento de los alimentos y los hábitos” de los niños cuando se sientan en la mesa.
A través de diferentes actividades, los menores conocen la pirámide de la alimentación, las peculiaridades de las cinco comidas del día o cómo elaborar sanos bocadillos o ricos desayunos sin descuidar la nutrición. ”Cada ejercicio está diseñado para un nivel educativo: Infantil, Primaria y Secundaria. Pero hay que dejar claro que todas las actividades se pueden adaptar a todas las edades”.
El objetivo del manual es trasladar la educación nutricional al aula “de forma transversal” ante la ausencia de una asignatura específica. “En Infantil sería más sencillo, ya que los niños trabajan más por proyectos que por asignaturas”, mientras que en edades más avanzadas, la profesora propone que la materia se enseñe con ejercicios en Ciencias Naturales, en Matemáticas o aprendiendo vocabulario sobre cocina y alimentos en clase de Inglés”.
Padres y profesores deben promover las 5 comidas diarias
“Los padres, a veces no estamos muy acertados” a la hora de alimentar a los menores en unas “edades donde se empiezan a crear los hábitos”, asegura Begoña Pérez. Y pone un ejemplo muy sencillo: “Necesitamos comer cinco veces al día y hay niños a los que nunca se lo han dicho”. Uno de los juegos del libro está diseñado específicamente para que los niños aprendan a diferenciar entre desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, así como sus peculiaridades.
El objetivo del manual es trasladar la educación nutricional al aula “de forma transversal” en Ciencias Naturales, Matemáticas o Inglés ante la ausencia de una asignatura específica
Estas cinco comidas son muy importantes para conseguir “repartir la energía” a lo largo del día. Las personas que lo cumplen sienten “que se cansan menos, no notan bajones y no devoran cuando se sienten en la mesa”.
Begoña Pérez también llama la atención sobre el sonido de los alimentos, conocido como “gastrofísica”. Los investigadores han demostrado que “comemos con todos los sentidos. No solo el gusto y el olfato, también el tacto, la vista y el oído”. La profesora explica que “cuando comemos algo crujiente nos gusta, además de porque las mordemos, porque se oye. Ese sonido es algo que gusta y que invita a consumir el alimento. Por eso hay restaurantes de alta cocina que incluyen alimentos crujientes o con diferentes texturas”.
“Una dieta equilibrada, suficiente, variada, segura y divertida”
Para la experta en Nutrición de UNIR, es obligatorio seguir cinco puntos para que los niños mantengan una “alimentación saludable”. En primer lugar, tiene que ser “equilibrada para repartir la energía a lo largo del día y mantener un equilibrio de de nutrientes; no solo hay que alimentarse de proteínas, grasas o hidratos de carbono”.
Que sea “variada” también es importante. No se trata de comer, por ejemplo, “solo lechuga porque sea una verdura, ya que hay otros vegetales que tienen cantidades de minerales y vitaminas diferentes que van a mejorar tu dieta. Pasa lo mismo con las frutas y el resto de alimentos”.
Que la alimentación sea “suficiente es el punto más importante”, Begoña Pérez afirma que “nunca se enseña a los pequeños” que deben comer una ración acorde a su peso y edad. “No es lógico ponerle un plato igual de grande que al resto de la familia y después decir, ‘uy, no se lo ha comido’. Recuerda que la ración de cada persona es correcta cuando se queda bien y no se llena ni se queda con hambre”, recalca.
La alimentación también debe ser “segura”, para evitar enfermedades transmitidas por alimentos tanto en su origen como en la conservación del mismo. Y por supuesto, “divertida”, creando recetas nutritivas para hacer que los más pequeños de la casa o del colegio se animen a probar productos que muchos rechazan, como la verdura o el pescado.
- Máster en Nutrición y Obesidad y Técnicas Culinarias