Román Rodríguez Curbelo
Para triunfar en el deporte más competitivo es determinante contar con el asesoramiento profesional de un nutricionista especializado.
La alimentación personalizada es muy importante en el deporte de élite, en el deporte “de batalla” y en la vida de cualquier individuo. Junto al descanso, comer es lo único que hacemos habitualmente todos los días de nuestra vida. “Y en varias ocasiones, además”, observa el docente del curso en Nutrición Deportiva de UNIR, Antonio Murillo.
Ese descanso inevitable y la estabilidad psicológica y social son factores decisivos en el buen estado físico de un deportista, además de su propia técnica y de un correcto diseño del plan de entrenamiento físico. Pero una buena selección de alimentos también es fundamental para el éxito deportivo.
La premisa básica de una dieta sana y equilibrada establece comer de todo en la proporción adecuada. Y en ella, los alimentos vegetales son prioritarios, si bien deben acompañarse de los de origen animal, que, aunque no son la base de la alimentación humana, resultan “absolutamente necesarios” para un buen funcionamiento fisiológico, según Murillo.
Toda dieta debe adaptarse a las condiciones individuales de cada persona, una premisa general que sirve para todos e igualmente para el caso particular de los deportistas de élite.
Mitos estériles en torno a qué y cómo comer
El nutricionista califica de “estéril” la idea de que existan tipos de dieta bien definidos. Porque esta cuestión no va de tipos de dieta, sino de la adecuación y personalización de un planteamiento alimenticio originalmente equilibrado. “Parece simple, pero es realmente complejo porque cada deportista es un mundo”, asegura.
Tampoco observa motivos para prohibir alimento alguno, salvo por causas fisiopatológicas personales. “Otra cosa es que se abuse de forma indiscriminada de ciertos alimentos que puedan ocasionar algún inconveniente. La moderación siempre es una garantía”, añade Murillo.
De hecho, la frecuencia diaria de ingestión de alimentos de estos atletas no presenta grandes diferencias con respecto a una persona que no practica un deporte a alto nivel. La alimentación es muy parecida aunque se apliquen esas particularidades.
Ocurre algo similar entre las distintas disciplinas deportivas: a la hora de diseñar un plan dietético determinado debe tenerse en cuenta la naturaleza del ejercicio y la entrega energética que reclame.
Se trata de insistir en la personalización de ese régimen alimenticio porque incluso las actividades dentro de en un mismo deporte no son siempre las mismas.
“Por ejemplo, en el fútbol: la actividad desarrollada por un centrocampista es radicalmente distinta a la de un guardameta. Eso conlleva que el planteamiento dietético sea diferente”, matiza Antonio Murillo.
Estas características tan particulares y personales, que influyen en un rendimiento de talla mundial más de lo que se piensa, implica que estos deportistas cuenten necesariamente con ayuda de profesionales expertos en esta materia.
Murillo descarta la posibilidad de que el atleta gestione personalmente su nutrición porque a esos niveles competitivos no pueden correr ningún riesgo ante el reto no solo de llegar a la élite, sino de algo aún más difícil: mantenerse en ella.
“El gran desafío es asesorar en nutrición deportiva a atletas que compiten sin estar aún en lo más alto. Voy más lejos: es importante poder ayudar a deportistas de base y, por supuesto, a los recreacionales. Esto también supone un reto profesional. Realmente hay un importante nicho laboral a este nivel”, observa Antonio Murillo.
La importancia de la formación
Los conocimientos en la materia garantizan un desempeño laboral respaldado por la evidencia científica. Solo una formación específica garantiza un asesoramiento idóneo a estos deportistas.
“No olvidemos que la alimentación nos puede aportar o quitar salud, y que el deporte debe servir como herramienta para obtener mayores cotas de salud”, especifica Murillo.
El curso de Nutrición Deportiva es un título profesionalizante que profundiza en esos conocimientos específicos que muy pocas personas dominan. El experto entiende que no hay una especialización académica sobre las particularidades de la nutrición de alto rendimiento.
Es importante ayudar a deportistas de base y, por supuesto, a los recreacionales. Eso también supone un reto profesional.
Y que en este título de UNIR, el estudiante adquiere las habilidades necesarias para su competencia mediante la experiencia laboral de profesionales dedicados a ella.
De hecho, para Murillo es una de sus grandes fortalezas. Los docentes del curso son profesionales que en su día a día se dedican precisamente a lo que luego enseñan en las aulas virtuales de UNIR.
Disponen de una dilatada experiencia asistencial con deportistas y varios integran el cuerpo técnico en nutrición del Atlético de Madrid. “Los estudiantes reciben una formación práctica real. Les enseñamos lo que no viene en los libros, pero es necesario conocer para ser grandes profesionales”, añade el académico.
El curso aborda en una primera parte general los conocimientos básicos sobre nutrición para unificar el conocimientos de todos sus estudiantes.
Hidratación, uso de suplementación, aplicación dietética práctica en distintas modalidades deportivas, un módulo en torno a los avances en nutrición y deporte o un tema que Murillo califica de “rabiosa actualidad” como la Nutrigenética conforman, entre otros temas, un segundo bloque sobre aspectos más técnicos y científicos.