Francisco Oleo
¿Somos lo que comemos? Cada persona tiene una genética, unas características físicas y emocionales. Conocer cómo reaccionamos frente a lo que ingerimos y al entorno y de qué manera debemos vivir en sintonía con nuestra naturaleza es el objetivo del Máster en Nutrición que dirige.
En un futuro no muy lejano, es posible que comamos a la carta todos los días y no porque nos pasemos la vida metidos en un restaurante. El menú diario no lo decidiremos solo nosotros ni tampoco un chef. Contaremos con un médico especializado o un experto nutricionista, que nos habrán elaborado una lista de la compra y de platos preferentes diseñados exprofeso para cada uno de nosotros. Una dieta personalizada, primero, y de precisión después, en función de lo que nuestro organismo pueda o deba ingerir en cada momento, a la medida de cada individuo y con lo que a cada uno pueda beneficiarle o sentarle bien.
Aunque todavía queda para alcanzar esa nueva galaxia alimentaria y alimenticia, hoy ya se están dando los primeros pasos en esa dirección hacia una vida más sana y saludable en base a lo que ingerimos. Por qué, ¿somos lo que comemos?
“La nutrición convencional, que surge como ciencia en los años 90, te da unas recomendaciones en función de tu sexo o de la edad, por ejemplo, del gusto y las preferencias, o mediante unas tablas de micro y macronutrientes que te dicen cuáles son las ingestas más idóneas para mantener un estado de salud óptimo. Sin embargo, la nutrición de precisión va mucho más allá”, explica Edwin Fernández Cruz, coordinador académico del Máster Universitario en Estudios Nutricionales de Precisión y Epidemiología Nutricional de UNIR.
Según este experto, dispuesto a cambiar el concepto de salud y la sanidad tal como la conocemos hoy, “la nutrición de precisión no solamente tiene en cuenta esas recomendaciones dietéticas tradicionales, sino que investiga al individuo desde un punto de vista holístico, analizando cómo es de adecuada o de heterogénea la composición de su microbiótica intestinal, de qué manera es capaz de absorber, digerir y metabolizar una serie de nutrientes derivados de los alimentos y, por supuesto, conocer en profundidad la genética y la epigenética de cada persona”.
Edwin Fernández es doctor en Farmacia, licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Diplomado en Nutrición Humana y Dietética, y actualmente forma parte del grupo de Nutrición de Precisión y Salud Cardiometabólica del centro de investigación IMDEA Alimentación de Madrid. Quizás por eso, es muy consciente de que la nutrición de precisión requiere de unos medios importantes, “como el necesario avance de las ciencias ómicas, por un lado, y el uso del big data por otro. Son dos partes vitales en su desarrollo”, apunta.
Las ciencias ómicas son las nacidas al amparo de la tecnología y la capacidad de estudiar a nivel molecular distintos aspectos del individuo, como los genes, o la metabolización de lípidos y proteínas, buscando un conocimiento integral del área a la que se vinculan.
Uno de los grandes problemas que presenta para su desarrollo la dieta de precisión basada en ellas es la multidisciplinariedad que requieren, con la participación de personas que hagan y sean capaces de desarrollar, elaborar y descifrar los análisis metabólicos de composición, de metagenómica, de genética y de epigenética. “Se necesitan personas que sean capaces de interpretar los resultados derivados de las ciencias ómicas, y otras que puedan analizarlos y traducirlos para que el profesional de la salud, al final, pueda decirle al paciente lo que sucede en su cuerpo y establecer una recomendación personalizada”, afirma.
Pero advierte de que en estos momentos es algo muy complicado de llevar a cabo, porque hoy “la nutrición avanzada casi siempre se circunscribe al ámbito privado, debido a que la sanidad pública no ha terminado de abrazar todavía al dietista-nutricionista como otro profesional más del mundo de la salud. Y en el caso de la nutrición de precisión, si solamente la dejamos para el ámbito privado, las consultas serían prácticamente inviables para la mayoría de la sociedad al no contar con herramientas de análisis asequibles para todos”.
Uno de los principales objetivos del máster que coordina en UNIR es precisamente dar a conocer qué es la nutrición de precisión, que no es lo mismo que la nutrición personalizada, con el fin de extenderla y que gane en presencia entre los profesionales del ámbito de las ciencias de la salud.
Mientras la nutrición personalizada se centra en atender las necesidades del paciente en función de los datos que actualmente se pueden recopilar, ya sean de ingesta, biomarcadores dietéticos, de actividad física, alergias, intolerancias…, la nutrición de precisión intenta dar una visión totalmente distinta y mucho más compleja para agrupar toda esa información nueva con los aspectos anteriores.
El máster de UNIR que coordina pretende primero que el profesional de las ciencias de la salud y el propio alumno comprendan el concepto de nutrición de precisión y su alcance, y sean capaces de percibir la importancia que puede generar en la salud de la población o en el análisis de una enfermedad determinada. “Hay quien todavía piensa que la nutrición de precisión es excesivamente futurista y que no tiene aún cabida en el mundo asistencial, por eso es clave asentar sus bases y formar al mayor número posible de profesionales para que sean ellos quienes incorporen esta nueva disciplina a nuestro sistema público de salud”, subraya
Según Fernández Cruz, “hasta que el dietista-nutricionista no pueda acceder de una manera igualitaria a la sanidad pública, los que pueden hacer algo actualmente son los médicos. Son los que realmente tienen la fuerza dentro del sistema sanitario para incorporar todo este conocimiento en la parte asistencial”.
Los estudiantes de esta titulación desarrollarán habilidades para poder comprender cómo se pueden leer e interpretar los sofisticados análisis y test que son necesarios llevar a cabo, basados en información genética, para después llegar a unas conclusiones que acaben en unas recomendaciones dietéticas.
Pero, sobre todo, es una formación que genera un conocimiento y facilita unas habilidades que se suman a la ciencia que ya atesora cualquier profesional del área de la salud y potencia su trayectoria. “El profesional de las ciencias de la salud tiene que estar en constante actualización y formarse continuamente para poder atender a un individuo o paciente con los últimos descubrimientos. Y los conocimientos en nutrición serán cada vez más determinantes”, dice.
El Máster en Estudios Nutricionales de Precisión y Epidemiología Nutricional de UNIR es una formación totalmente transversal, que toca diferentes áreas de conocimiento, como la bioestadística, la metabolómica, la nutrimetría y su inserción en el ámbito de la salud, tanto privado como público. Una multidisciplinariedad que permite elegir una salida profesional concreta: genética, polimorfismos, estadística… “Nosotros actualizamos todas las recomendaciones nutricionales y damos el valor añadido con la nutrición de precisión a esa parte de la asistencia sanitaria. Tocamos diferentes ramas del conocimiento para que nuestros alumnos, médicos y dietistas sientan que tienen más oportunidades y posibilidades profesionales una vez finalicen el máster”.
UNIR mantiene en esta titulación un acuerdo de colaboración con IMDEA, un centro de investigación de Madrid pionero en el estudio y análisis de la relación que tiene la genética y la epigenética con la evolución de la salud de las personas. Profesionales altamente cualificados y especializados en las diferentes áreas de la nutrición de precisión, participan en el desarrollo y la enseñanza de los contenidos de este máster centrado en esta disciplina
“Al igual que es muy sencillo estudiar nuestras huellas dactilares, que son personales e intransferibles, llegará un momento en el que cada uno de nosotros sí pueda tener una dieta 100% personalizada, que le valga sólo a esa persona y no a un grupo poblacional específico. Aunque, de momento, tengamos que centrarnos en estos grupos porque aún falta generar conocimiento para poder hilar más fino”, afirma este especialista. Y es que el cuerpo humano es en realidad como el océano. Conocemos un porcentaje determinado de él, pero todavía no en su totalidad.
Dietas con cada vez con más nombres y apellidos, superalimentos, modas que van y vienen, intereses creados… En alimentación, igual o más que en otras cuestiones vitales, todo debe estar en equilibrio, pero es algo que, vista la realidad, estamos aún lejos de conseguir. “El aguacate es saludable siempre y cuando se use dentro de una frecuencia de consumo, sin llegar a excesos. Con el aceite de oliva pasa lo mismo. Si bien son conocidos los beneficios que conlleva su incorporación diaria en la dieta, utilizarlo en exceso en preparaciones culinarias o ensaladas puede provocar el efecto contrario. Por otro lado, comer arroz integral está muy bien, pero una ingesta por encima de las recomendaciones podría generar algún peligro por el arsénico que contiene. Comer pescados azules es fantástico, pero un exceso conlleva problemas de bioacumulación de metales pesados y en algunas especies incluso microplásticos”, revela Edwin Fernández Cruz.
Todo tiene su justa medida, porque la frecuencia de consumo es uno de los conceptos más importantes a la hora de hacer recomendaciones según todos los especialistas. “En el mundo de la nutrición siempre existe esa dualidad entre lo bueno y lo malo en prácticamente todos los alimentos. Por eso no se trata tanto de prohibir unos alimentos frente a otros, sino de encontrar la justa medida y diferenciar entre el uso y el abuso”, destaca.
“Al margen del gusto, sobre el que no podemos hacer nada, la alimentación debe basarse en unos alimentos lo más naturales posibles o en alimentos procesados que tengan los mejores ingredientes, porque no podemos olvidarnos de nuestro ritmo de vida laboral y familiar, que a veces hace que no tengamos demasiado tiempo para cocinar. Debemos tener en cuenta nuestros antecedentes, nuestro día a día, nuestra naturaleza, nuestro descanso, el tipo de actividad física que realizamos y nuestro entorno. Los factores ambientales influyen y mucho en cómo nuestro cuerpo metaboliza los alimentos”. Se trata de conservar siempre una salud óptima, porque la nutrición de precisión no busca otra cosa que mantenernos en forma.
- Facultad de Ciencias de la Salud