UNIR Revista
Los errores de medicación son incidentes prevenibles que pueden dañar la salud del paciente y que afectan a uno de cada diez casos, según la OMS.
Los errores de medicación (EM) representan un incidente para la seguridad clínica del paciente. Ponen en riesgo su salud a la vez que impactan sobre los diferentes sistemas sanitarios. Por eso, es necesario implementar estrategias con el objetivo de prevenirlos pero también de notificarlos en caso de ser detectados.
Hay que tener en cuenta que los fármacos pueden ocasionar en quienes los toman efectos secundarios, a pesar de hacerlo correctamente, a la par que originar efectos dañinos en la salud del paciente derivados de fallos durante el proceso clínico.
Según define la Organización Mundial de la Salud (OMS), los EM representan un “evento o circunstancia que podría haber resultado, o resultó, un daño innecesario a un paciente”, “un fallo en el proceso de tratamiento que conduce, o tiene el potencial de conducir, a un daño en el paciente”. Por su parte, el National Coordinating Council for Medication Error Reporting and Prevention norteamericano, un consorcio pionero en la farmacovigilancia, advierte de que se trata de “cualquier incidente prevenible que pueda causar daño al paciente o dé lugar a una utilización inapropiada de los medicamentos, cuando estos están bajo el control de los profesionales sanitarios o del paciente o consumidor”.
Los errores más habituales de medicación
En el proceso de utilización de los medicamentos intervienen diferentes colectivos, lo que aumenta su complejidad. Los posibles incidentes pueden estar relacionados con la práctica profesional, con los procedimientos o con los sistemas, y engloban desde los fallos en la prescripción, en la comunicación entre el profesional sanitario y el paciente, hasta errores en el propio etiquetado o envasado del fármaco, en su utilización, denominación, preparación, distribución, dispensación y administración. Por tanto, pueden ocurrir en cualquiera de las etapas del proceso y en su mayoría tienen lugar porque existen deficiencias o fallos en sus componentes. Por eso, la principal vía para solventarlos y evitarlos es la implicación de todos los participantes en el proceso.
En concreto, la OMS estima que en los países desarrollados hasta uno de cada 10 pacientes se ve perjudicado en este sentido mientras recibe atención hospitalaria. Además, añade que los niños tienen un mayor riesgo de ser víctimas de los errores en la medicación.
Ejemplos de incidentes y claves para solventarlos
Concretamente, el principal EM que se comete es el error de prescripción, habitual en el profesional sanitario tanto experto como novato, siendo las tasas de error medio en torno al 8,9 por ciento, según cifra la OMS. Después, se encontraría el error de dispensación, que se ofrezca por error, por ejemplo, un medicamento en lugar de otro porque cuenta con un envasado similar o un nombre parecido.
Por ejemplo, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos notificó un error de medicación al dispensarse por error en una farmacia un envase de Alapryl© (halazepam) en lugar de Amaryl© (glimepirida). La paciente no se dio cuenta de la confusión y tomó el medicamento equivocado durante varios días, de forma que se descompensó su diabetes, que el médico, al desconocer lo sucedido, no sabía cómo controlar. Para ello, entrevistó a la paciente y encontró la solución cuando esta le comentó que sus pastillas habían cambiado de aspecto.
Esta situación puede ser peligrosa para el paciente al no recibir la medicación que precisa o tomar fármacos contraproducentes para su estado. En algunos casos, necesita ingreso hospitalario o, incluso, fallece al poco tiempo. También puede ocurrir que sea alérgico al principio activo del propio fármaco, con las consecuencias que esto puede conllevar.
En el caso de la administración, los errores pueden tener lugar si una orden médica está incompleta o es ilegible, por lo que para prevenir el fallo lo idóneo es que la duda sea aclarada por el facultativo que ha prescrito el citado medicamento.
El papel de la receta electrónica
La receta electrónica ha supuesto un gran avance a la hora de evitar los errores de medicación, al prevenir, por ejemplo, confusiones por el tipo de letra del médico. A ello hay que añadirle que son recetas transmitidas directamente a la farmacia y que agilizan y hacen más efectivo el proceso de comunicación entre médico-paciente-farmacéutico, minimizando la posibilidad del error.
Por otro lado, la información y la educación al paciente son claves. Es aconsejable supervisar con ellos el listado de medicamentos que están tomando y cómo, asegurándose en todo momento de que saben para qué sirve cada uno y cómo debe ingerirlos, así como la duración del tratamiento.
También es recomendable informar al paciente para que antes de tomar su medicación compruebe que se trata de su envase y de su etiquetado habituales, sobre todo en población geriátrica. Hay que animar al paciente a consultar cualquier duda o cambio en su tratamiento, así como a implicarse en el conocimiento de todos los detalles.
Los EM son incidentes que pueden prevenirse mediante sistemas de detección y control. Por eso, las instituciones sanitarias han puesto en marcha estas y otra serie de recomendaciones para mejorar el proceso de prescripción, dispensación y administración de los medicamentos.
Bajo la premisa de que los errores de medicación son prevenibles, para evitarlos es preciso, en primer lugar, la formación del profesional sanitario con posgrados como el Máster en Seguridad del Paciente de UNIR, así como que estos asuman que han cometido un error y lo reporten a las agencias correspondientes. A ello hay que sumarle la importancia de educar e informar al paciente sobre la medicación que está tomando.