Román Rodríguez Curbelo
Los psicólogos son más relevantes que nunca dentro del ámbito laboral sanitario. La sociedad los reclama tras la pandemia. UNIR dispone de una amplia oferta académica y una metodología perfectas para los tiempos que corren.
La pandemia de coronavirus ha cambiado el mundo. Sus consecuencias resultan inmensas para muchos y afectan a todos los ámbitos de la sociedad. Quizá por ello se están derribando poco a poco los tabús en torno a la salud mental, y cada vez más estamos abiertos a pedir ayuda cuando el dolor o la inquietud no se perciben con la mirada.
La psicología se erige entonces, como ciencia y profesión, en un pilar esencial sobre el que construir una salud mental eficaz y accesible. Una formación especializada que garantice competencias es fundamental en un entorno laboral y social que, en España, adolece de psicólogos. UNIR interviene con una metodología perfecta en un mundo que nunca se detiene.
En España hay una media de 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media de la Unión Europea, y solo algo más de la mitad de los hospitales públicos (un 60%) dispone de atención psicológica. No se invierte lo suficiente en el cuidado de la mente.
Según el informe Mental Headway 2023, España y Bulgaria son los dos países de la Unión Europea con menos profesionales de la salud mental. Solo hay 25 psiquiatras, psicólogos y enfermeros especializados en este ámbito por cada 100.000 habitantes, una relación baja comparada, por ejemplo, con Suecia (150) o Finlandia, que alcanza los 200.
El segundo país con mayor incidencia, a la cola en inversión
España gasta un poco más del 5% de su inversión total sanitaria en Salud Mental, la mitad que Alemania, Suecia o Francia (los tres países, en torno al 10%). Lo sorprendente es que, al mismo tiempo, también es el segundo país con mayor incidencia de trastornos mentales (depresión, ansiedad o TDAH, sobre todo), con 20.000 casos por 100.000 habitantes.
Los expertos advierten de que la carga de enfermedad por salud mental oscila entre el 10% y el 25% de las todas las patologías. Es decir, que realmente se invierte menos de la mitad de lo necesario.
Una serie de enfermedades cuyo peor escenario es el suicidio: cada día se quitan la vida 10 personas en España. La mitad de los ciudadanos que requieren de atención mental no puede acceder a esos servicios. Y un millón de españoles padecen enfermedades mentales.
En España hay 20.000 casos de trastornos mentales por cada 100.000 habitantes
Por desgracia, esta dinámica es global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en 2030 la salud mental sea la primera causa de enfermedades en el mundo.
El Atlas de Salud Mental de la OMS de finales de 2021 dibujó un “decepcionante panorama de fracaso mundial” en la prestación de servicios en este aspecto.
La mayoría de metas globales previstas para 2020 por esta organización han resultado un fiasco. Por ejemplo, solo algo más de la mitad de los 194 estados miembros de la OMS (un 52%) cumplieron con los programas de promoción y prevención de la salud mental, cuando el objetivo se situaba en un 80%.
La realidad laboral de los psicólogos
Buena parte de la solución pasa porque crezca de manera importante el número de profesionales. Al menos, en España. 4.435 opositores se presentaron el pasado enero a las 204 plazas de Psicólogo Interno Residente (PIR), una de las formaciones sanitarias especializadas más competitiva: el ratio plaza – opositor deja por el camino a alrededor del 95% de ellos.
El de este año, eso sí, fue un PIR más representativo, según el portavoz de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR), Gabriel Ródenas, con menos errores tipográficos, más preguntas cortas, directas y específicas, y una mayor cantidad de presencia de cuestiones sobre psicología clínica o tratamientos psicológicos.
En 2021 se convocaron 198 plazas para más de 4.000 solicitudes. Y para la convocatoria de 2020, todavía menos (189 plazas). Las plazas aumentan, sí, pero quizá no al ritmo adecuado.
No obstante, esta realidad supone una oportunidad inmejorable para cursar estudios en estas áreas. De hecho, el último informe anual del portal InfoJobs lo ratifica: “Las empresas prevén que los sectores con más demanda de empleados en 2022 sean informática y telecomunicaciones, logística y almacén online, y sanidad y servicios sociales (entre ellos, psicología)”.
Lo paradójico, al mismo tiempo, es que también advierte de que se espera que estos sectores (entre ellos, el de sanidad) sean los más difíciles de cubrir este año, junto con agricultura y ganadería.
Un desempeño que debe estar a la altura
Es entonces cuando interviene UNIR. Ofrece multitud de posgrados en Psicología que permiten una especialidad clave para la empleabilidad de los actuales estudiantes y, sobre todo, para el buen desempeño profesional.
Cubre todas las especialidades más demandadas en el sector ahora y en un futuro: psicología general sanitaria, terapias de tercera generación, neuropsicología, psicología positiva, adicciones y, en el campo jurídico, psicología forense.
La modalidad online de UNIR brinda múltiples ventajas. Contenidos siempre actualizados a la demanda laboral, horarios flexibles, costes generalmente menores, ausencia de límites fronterizos que limiten el acceso a los estudios, y la posibilidad de gestionar personalmente el tiempo.
El 65% de los españoles tuvo ansiedad o depresión durante el confinamiento de 2020
La pandemia ha demostrado la creciente necesidad de apoyo en materia de salud mental. La sociedad requiere cada vez más de la labor de los profesionales sanitarios, especialmente de los psicólogos. El Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) demostró que el 65% de la población española mostró síntomas de ansiedad y cuadros depresivos durante el confinamiento de 2020.
El Máster en Psicología General Sanitaria habilita para ejercer de psicólogo en centros públicos y privados.
El posgrado en Neuropsicología permite evaluar y tratar alteraciones neuropsicológicas en niños y en adultos, así como en personas mayores con deterioro cognitivo. Es un posgrado clave para los interesados.
Porque para conseguir la acreditación en Neuropsicología, los profesionales, además de estar graduados o licenciados en Psicología, deben haber completado una formación de postgrado en esta disciplina y demostrar que han realizado prácticas.
La importancia de la terapia
Con las terapias de tercera generación se aborda al paciente desde un enfoque integral, más próximo a la propia persona que al problema, empatizando con su experiencia subjetiva y enfocando el tratamiento en su contexto y en el origen de su malestar.
El 25% de las personas padecerá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida, y se ha demostrado en recientes investigaciones que los pacientes que reciben atención psicológica se recuperan de sus síntomas en una proporción cuatro veces superior que quienes transitan por un tratamiento farmacológico.
Las consultas profesionales de psicología se han duplicado respecto a 2019. Los ciudadanos poco a poco entienden que son insustituibles. Pero aún queda camino. Por ejemplo, el consumo de fármacos ansiolíticos e hipnóticos en recetas oficiales también ha crecido notablemente desde el comienzo de la pandemia.
El consumo de dosis diarias definidas por 1.000 habitantes alcanzó durante el último trimestre del año pasado un pico de 94,33 (93 de media anual). Se confirmó así la tendencia siempre ascendente desde el segundo trimestre de 2020, cuando surgió la pandemia.
Estas cifras reflejan, de alguna manera, la importancia de invertir más y mejor en terapias psicológicas, que son a la larga más sanas que la ingesta de medicamentos. Y también la relevancia de contar con profesionales competentes y especializados.
El reclamo de los psicólogos forenses
Con el Máster en Psicología Forense participarás de manera decisiva en los procedimientos judiciales, aportando informes periciales psicológicos y analizando problemas y trastornos mentales implicados en ciertos casos jurídicos. Una labor que, además, incluye a víctimas, testigos y familias.
La directora académica de este posgrado de UNIR, María Penado, asegura que los interesados en el área de la psicología forense no padecen las limitaciones que pueden presentar otras áreas de intervención porque no es necesario disponer de un título habilitante para el ejercicio de esta disciplina.
“En este sentido, aquellos psicólogos que quieran ejercer de manera privada, o bien acceder por oposición, a realizar peritaciones judiciales, solo deberán contar con el título de licenciado y graduado en Psicología, debiendo contar con los conocimientos necesarios para realizar sus funciones si no quieren cometer errores que les puedan suponer un expediente disciplinario o incluso responsabilidades civiles y/o penales”, asegura.
La falta de requisitos específicos para el ejercicio de la Psicología Forense ha llevado a los Colegios Oficiales de Psicólogos a impulsar el reconocimiento de la labor profesional de sus colegiados en esta disciplina bajo la certificación de distintas acreditaciones profesionales. Buscan así poner en valor la formación y la experiencia en esta área de conocimiento.
De igual modo, en el ámbito público, se han presentado varias proposiciones no de ley para la creación de un Cuerpo Nacional de Psicólogos Forenses que suponga, entre otras cosas, la creación de una normativa propia que regule la colaboración de estos profesionales con el conjunto de operadores jurídicos.