UNIR Revista
Los estímulos discriminativos actúan como claves contextuales que indican a las personas que su conducta implicará una consecuencia.
Durante una jornada de trabajo Luis se queja de que las actividades que realiza son monótonas. Su jefe está cerca, escucha su queja y le recrimina su comentario. Desde ese momento Luis tiene mucho cuidado para no volver a quejarse cuando su jefe está cerca. La presencia del jefe actúa como una señal de advertencia que reduce la conducta de queja, es decir, actúa como un estímulo discriminativo.
Los estímulos discriminativos son aquellos que señalan a un sujeto que la realización de una determinada conducta implicará una consecuencia que podrá ser positiva (un premio) o negativa (un castigo). Funcionan como una clave contextual que hace más o menos probable la realización de la conducta. No obstante, en ningún caso el estímulo discriminativo es el que provoca la respuesta, simplemente advierte de la presencia de un consecuente. Es la luz roja del semáforo que advierte al conductor que si no frena puede tener un accidente.
El Condicionamiento Operante y la regla de los tres términos
El estímulo discriminativo se engloba dentro del paradigma de Condicionamiento Operante que es un método de aprendizaje cuyo funcionamiento consiste en la asociación de refuerzos y castigos con un comportamiento específico. Su objetivo es aumentar o disminuir la probabilidad de que una conducta se vuelva a repetir a través de los efectos que tiene el ambiente sobre ella. En concreto, el estímulo discriminativo es uno de los tres términos elementales que componen el condicionamiento operante:
- Estímulo discriminativo: Estímulos antecedentes en forma de circunstancias, acciones o acontecimientos que ocurren antes de un determinado comportamiento.
- Comportamiento: respuesta operante de la persona.
- Consecuencia: Acción posterior a la respuesta que actúa como reforzador.
Estos son los tres componentes de la regla de los tres términos cuya teoría dice que, en presencia de un estímulo específico, el reforzador se presentará si y sólo si la respuesta operante sucede. Aplicado a la práctica, podemos decir que si al “ver una señal de límite de velocidad” (estímulo discriminativo) nuestra respuesta es “respetar el límite de velocidad” (comportamiento) regresaremos a casa sin recibir ninguna multa (consecuencia).
Tipos de estímulos discriminativos y la relación con el Estímulo Delta
Los estímulos discriminativos se dividen en positivos y negativos en base a si la consecuencia de nuestra conducta es positiva (hay un premio o ausencia de castigo) o negativa (castigo). Si regresamos al ejemplo anterior de la señal de límite de velocidad, el hecho de regresar a casa sin ninguna multa hará que en el futuro la señal sea un estímulo discriminativo positivo. En el caso de que hubiéramos ido a una velocidad excesiva y nos multarán por ello, en la siguiente ocasión la señal de límite de velocidad sería un estímulo discriminativo negativo que provocaría la respuesta de tener cuidado y no volver a cometer una infracción.
En ese sentido, hay que señalar que la presencia de un estímulo discriminativo solo modifica aquellas conductas con las que tiene alguna relación de contingencia. Además, un mismo estímulo discriminativo puede modificar la probabilidad de emisión de varias conductas.
Otra clasificación divide los estímulos discriminativos entre los histórico-sociales y los histórico-idiosincráticos. En los primeros los antecedentes discriminativos influyen por ser compartidos con el resto de las personas (las luces de un semáforo o las señales de tráfico). Por su parte, los histórico-idiosincráticos son aquellos que tienen que ver con la historia propia y personal de cada uno (ese alimento que nos provocó una enfermedad y no queremos volver a probar).
Además de sus diferentes clases el estímulo discriminativo está muy relacionado con el conocido como estímulo delta (ED). En este caso, tanto si se produce la conducta como si no se realiza no habrá ningún tipo de consecuencia reforzante. Regresando al ejemplo del trabajador que critica al jefe, podría suceder que vaya al baño y le critique cuando esté solo. En ese caso, su conducta no recibiría ningún castigo pero tampoco ningún apoyo.
La unión entre el estímulo discriminativo y el estímulo delta se ve en los clásicos experimentos con animales y luces. Podemos situar a una paloma en una jaula con dos luces: una verde y otra roja. Si al encenderse la luz verde (estímulo discriminativo) la paloma pulsa un botón (comportamiento) recibe comida (consecuencia). La luz verde actuará como un estímulo discriminativo para seguir pulsando el botón. Sin embargo, también podría ocurrir que se encendiera una luz roja donde la paloma no recibe comida tras pulsar el botón. En este caso, sería un estímulo delta y la paloma tarde o temprano dejaría de realizar su conducta al ver que no se produce ninguna consecuencia.
Usos clínicos y aplicaciones prácticas del estímulo discriminativo
Son numerosos los usos clínicos y las aplicaciones prácticas de los estímulos discriminativos. El anterior ejemplo de las luces puede tener múltiples variantes para el abordaje de trastornos por parte del terapeuta. En el modelo ABA de terapia, muy común en el trastorno del espectro autista, se puede pedir a un niño que señale un color específico entre las diferentes opciones. Si el niño selecciona el color correcto recibe un refuerzo positivo, como puede ser un aplauso. De esta manera, mediante el empleo de diferentes estímulos discriminativos se pueden ir obteniendo diferentes progresos terapéuticos.
También es muy común la presencia del aprendizaje discriminativo en nuestra vida cotidiana y en la educación. Por ejemplo, para enseñar a los niños el nombre de las notas musicales tras escuchar su tono se puede establecer una asociación entre los sonidos y el nombre mediante estímulos discriminativos. Existen estudios que apuntan que este tipo de aprendizaje es más eficiente.
Señales de advertencia o claves contextuales. Los llamemos de una manera o de otra, los estímulos discriminativos juegan un gran papel en la vida de las personas y, por ello, es fundamental su estudio en el Grado en Psicología. Aunque, en muchas ocasiones, su efecto se produce de manera inconsciente, el condicionamiento operante actúa como un método de aprendizaje que no deja de enseñarnos lecciones y que tiene numerosas aplicaciones prácticas y clínicas.