Elena González Guerra
Los éxitos de la investigación en el mundo de la salud son, en ocasiones, producto de la casualidad. En otras, representan el resultado de una observación meticulosa. En el cosmos de la dermofarmacia se pueden dar conjuntamente el azar y la observación metódica.
Los éxitos de la investigación en el mundo de la salud son, en ocasiones, producto de la casualidad. En otras, representan el resultado de una observación meticulosa y un aprovechamiento inteligente de los hechos observados. En el cosmos de la dermofarmacia se pueden dar conjuntamente ambas situaciones: el azar y la observación metódica, con mayor facilidad que en otros campos.
De hecho, muchas formulaciones con finalidad médica o estética han podido ser mejoradas hasta conseguir que se utilicen y lleguen a crear adherencia en el individuo. No tanto por su eficacia, como por el agrado cosmético conseguido con modificaciones puntuales.
Una fórmula magistral para aplicación tópica consta de un vehículo (que es la sustancia transportadora o excipiente), un principio activo y otras sustancias que pretenden mejorar las características fisicoquímica u organolépticas del preparado final. Con estas premisas y una buena formación, la dermocosmética puede mejorar la eficacia y la adherencia a tratamiento tópicos.
Con una buena formación en formulación y dermocosmética, como la que se imparte en el Máster en Dermofarmacia y Formulación Cosmética de Unir, el paciente puede conseguir un tratamiento eficaz, personalizado y adaptado a cada uno.
Cosmética para todos
Un ejemplo de mejora es, por ejemplo, una fórmula antienvejecimiento que contenga un retinoide potente como la tretinoína o el adapaleno. A menudo, los efectos irritativos que puede producir en las pieles sensibles invalidan su efecto beneficioso.
Pues bien, con unas acertadas bases de formulación se puede modificar esa fórmula utilizando un derivado retinoide menos agresivo como un retinaldehido, o un excipiente que aumente la tolerancia con una acción hidratante y antiinflamatoria.
O pongamos el caso del minoxidil para los tratamientos tópicos de la alopecia, una de las patologías que produce mayor repercusión en la calidad de vida y en la autoestima de hombre y mujeres. Un efecto secundario del minoxidil, importante medicamento hipotensor de uso sistémico, fue el punto de arranque para la creación de la primera terapia de aplicación local de la calvicie realmente eficaz.
Hay muchas personas que no toleran el propilenglicol, excipiente habitual de estos preparados que facilitan la disolución del minoxidil y por tanto su eficacia. Pero empleando excipientes en espuma o gestionado al mínimo el propilenglicol a expensas del alcohol y el ácido láctico, se puede conseguir que el tratamiento se instaure y lo toleren incluso los individuos de piel más sensible.
La hiperhidrosis, la rosácea, la dermatitis seborreica, el acné, el prurito genital. Todas ellas requieren tratamientos dermofarmacéuticos coadyuvantes”
Otra importante aplicación de la dermofarmacia es la adecuación al uso del preparado tópico. Por ejemplo, un tratamiento tópico con derivados de las prostaglandinas para el crecimiento de las pestañas. Se puede adecuar preparando el producto final con un cepillo rímel y como excipiente entre otros, un agente gelificante que evite que escurra y caiga en el globo ocular.
O una preparación para las aftas de la boca, con hidrocortisona y ácido hialurónico en forma de piruleta. La hiperhidrosis, la rosácea, la dermatitis seborreica, el acné, el prurito genital. Todas ellas requieren tratamientos dermofarmacéuticos coadyuvantes.
La crítica constructiva del formulista
Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de envasado. Ha de ser adecuado y específico para cada caso: cristal topacio, dispensador sin contacto con el aire, etc
Y, por último, no se puede olvidar que el dermofarmacéutico formulista puede aportar el consejo al prescriptor, cuando a su criterio, una fórmula solicitada puede ser objeto de mejora. La crítica constructiva, por el bien del paciente, siempre se agradece.