Félix Gómez Gallego
Diferentes estudios científicos han estimado que el factor hereditario es el responsable del 25 al 75 por ciento de las diferencias en el rendimiento deportivo.
Las variaciones interindividuales se pueden asociar a dos grandes grupos de genes con diferentes funciones: genes que afectan a la estructura muscular y genes con una función cardiorrespiratoria.
La genética se puede entender como la parte de la biología que se ocupa del estudio de las bases hereditarias de los organismos y de su variación. De una manera más concreta, la genética tiene como sustrato de su estudio los ácidos nucleicos, fundamentalmente el ácido desoxirribonucleico (ADN), que es la molécula portadora de toda la información genética que se transmite de una generación a la siguiente.
Retos de la genética
Desde la demostración indirecta de la existencia de los genes en 1865 por Mendel mediante la publicación de las Leyes de la Herencia (vigentes en el siglo XXI), hasta la actualidad, son numerosos los acontecimientos y avances que se han realizado en este campo. Uno de estos logros, quizá de los más significativos, fue la obtención del primer borrador de la secuencia del genoma humano en 2001, que concluyó que constaba de aproximadamente 30.000 genes (número superior al de otros organismos, como los invertebrados, e inferior a otros, como muchas plantas).
Actualmente uno de los principales retos de la genética y de las disciplinas que han surgido a partir de ella (genómica, transcriptómica y proteómica) consiste en comprender la función de estos genes, sus interacciones y los efectos de sus variaciones (denominadas mutaciones) en los procesos fisiológicos y patológicos que ocurren en el ser humano.
Uno de los campos de estudio de mayor interés es el de la actividad física, rendimiento deportivo y obesidad. En este sentido surge la pregunta acerca del papel que pueden tener las características genéticas de un individuo sobre estos parámetros. Aunque la repuesta no es sencilla, se puede entender que estas características son el resultado de la combinación de una serie de variables, tanto externas (estilo de vida, nutrición, etc.) como internas (fundamentalmente las características genéticas), que en diversa medida establecen las variaciones interindividuales.
Diferentes estudios científicos han estimado que el factor hereditario es el responsable del 25 al 75 por ciento de las diferencias en el rendimiento deportivo (en función de las características estudiadas)
Genética y rendimiento físico
En relación con el rendimiento físico, las variaciones interindividuales se pueden asociar a dos grandes grupos de genes con diferentes funciones:
- Genes que afectan a la estructura muscular.
- Genes que afectan a la producción de energía química y a diferentes procesos metabólicos (genes con una función cardiorrespiratoria).
Entre los primeros, el más estudiado es el gen de la α-actinina 3 (ACTN3) que se halla casi exclusivamente en las fibras musculares de contracción rápida. Este gen ha sido profusamente estudiado en el rendimiento deportivo; se ha observado su mayor frecuencia en deportistas de velocidad. Por ello, se le ha denominado el gen de la velocidad.
Entre los segundos destaca el gen de la enzima conversora de angiotensina (ECA), relacionado también con la hipertensión arterial. Las variaciones de este gen se han asociado fundamentalmente con deportes de resistencia por su función relacionada con las variaciones del flujo sanguíneo y del balance de electrolitos.
En relación con la obesidad, aunque también es el resultado de la combinación de diferentes factores, se han descrito más de 400 genes relacionados con su desarrollo. Uno de los más importantes es el denominado gen asociado a grasa y obesidad (FTO) que tiene influencia sobre la ingesta energética (con una preferencia por alimentos calóricos), sobre el porcentaje de grasa y sobre el índice de masa corporal.
También se han estudiado las variaciones genéticas y su relevancia en la utilización y efectos que pueden originar la utilización de diferentes nutrientes o suplementos nutricionales. A modo de ejemplo, la cafeína, utilizada como estimulante, puede provocar efectos diversos en función de las características genéticas de los individuos.
Las variaciones genéticas interindividuales en el campo del deporte constituyen una pieza más de un puzzle en el que confluyen otros factores que habrá que manejar de manera adecuada. En cualquier caso, se precisan más estudios científicos que continúen aportando luz en este campo para una mejor comprensión del papel de las variaciones a nivel del ADN en el campo de la actividad física.
Félix Gómez Gallego, PhD. Facultad de Ciencias de la Salud. UNIR