UNIR Revista
La gestión del riesgo clínico es clave para la seguridad de los pacientes; requiere una visión global e implica a todos los profesionales sanitarios.
Al llegar una persona enferma a un centro sanitario comienza su probabilidad de padecer un riesgo clínico asistencial, es decir, un suceso indeseable o desfavorable a lo largo de la cadena de acción sanitaria. Para prevenirlo es clave una visión global de la asistencia, así como la implicación de todos los profesionales que intervienen en la atención al paciente.
En la práctica habitual, estos riesgos clínicos, que suelen ser múltiples, se suelen gestionar de forma descoordinada y sin contar con toda la información necesaria para ello. Aunque sí existen normas de prevención frente a infecciones hospitalarias, por ejemplo, o bien planes de evacuación en caso de incendio, o de seguridad anestésica o transfusional, a veces no son suficientes para evitar estos sucesos.
Los riesgos de los centros sanitarios son variados y pueden afectar tanto a los pacientes como al profesional sanitario y otros trabajadores del centro, a las instalaciones, a sus recursos económicos, así como a su prestigio y nombre.
Se pueden clasificar en sucesos centinela —hechos imprevistos e infrecuentes que pueden conllevar a la lesión grave física y psíquica o incluso a la muerte del paciente y que requieren de investigaciones puntuales— o bien sucesos esperables con cierta frecuencia que precisan una monitorización y seguimiento continuo para minimizarlos.
Claves para gestionar los riesgos clínicos
La gestión de riesgos clínicos se desarrolla mediante la identificación, evaluación y respuesta a los sucesos ocurridos o que puedan tener lugar, con el objetivo de minimizar sus posibles consecuencias o prevenirlos. El punto de partida siempre debe ser el conocer las fuerzas, oportunidades, debilidades y amenazas.
A su vez, y según determina el Ministerio de Sanidad, la gestión del riesgo clínico puede combinar tres tipos de riesgos interdependientes:
- Riesgo inherente al paciente en sí mismo. Puede estar ligado a su patología así como a otros factores como la edad, comorbilidad, nivel educativo, etc.
- Riesgo relacionado con las decisiones médicas sobre las estrategias preventivas, diagnósticas y terapéuticas.
- Riesgo ocasionado por la implementación de las decisiones adoptadas y relacionadas con ámbitos como el trabajo en equipo, la comunicación o los cuidados.
Con ello, afrontar el riesgo asistencial se puede realizar desde diferentes enfoques. Primeramente, se puede adoptar un planteamiento centrado en el punto de partida de las actividades en el que la gestión del riesgo implica combinar un enfoque reactivo (aprender de lo que no ha funcionado), con un enfoque proactivo (prevenir aquellos riesgos potenciales para evitar consecuencias y minimizar su impacto).
Por otro lado, desde la perspectiva de la aceptabilidad del riesgo clínico se distinguen tres modelos de gestión.
- Ultraseguro: importado de ámbitos como la aviación civil o la industria nuclear. Su objetivo final es la eliminación del riesgo a través de normas y de la supervisión de las autoridades para evitar una exposición innecesaria de los que están en la primera línea de la práctica sanitaria. Es aplicable en el ámbito sanitario a la radioterapia o las transfusiones sanguíneas.
- De alta fiabilidad: utilizado por bomberos o petroleras, asume que existen ciertos riesgos no erradicables pero que sí se pueden minimizar y controlar en gran parte gracias a la formación, experiencia y entrenamiento de profesionales. Se puede aplicar en las anestesias o en cirugías programadas.
- Ultraadaptativo: acepta que el riesgo no se puede cambiar y es inherente al día a día. Sin embargo, es posible afrontarlo gracias a la capacidad, pericia y experiencia del profesional sanitario. Sería el existente, por ejemplo, en procedimientos quirúrgicos de Urgencias.
En última instancia, hay que reconocer que los límites entre todos ellos no son nítidos y que la posibilidad de que ocurran riesgos clínicos existe en el día a día. Por ello, la mejora de la seguridad del paciente solo se logrará a partir de una combinación de todos, gracias a una visión global que implique una formación del profesional sanitario, con posgrados como el Máster en Seguridad del Paciente online de UNIR, encaminada hacia la seguridad de la atención en salud y una adecuada gestión de riesgos. Además, es necesario el compromiso de los profesionales para aplicar procedimientos y normas centrados en identificar los problemas y sus causas, minimizar riesgos y desarrollar estrategias de prevención, de forma que las organizaciones sean seguras y fiables.