Laura Redondo Gutiérrez
La restauración del daño y la humanización de la ley son conceptos que pretenden asegurar a la comunidad y a las víctimas e ir más allá del mero castigo al infractor.
La concepción de la justicia y de los agentes jurídicos ha ido evolucionando a lo largo de la historia junto al propio avance social y científico.
De hecho, es la conjunción del área del derecho con otras disciplinas que abordan la conducta humana, como la psicología, las que han creado corrientes como la justicia restaurativa y la justicia terapéutica.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve la justicia restaurativa en base a la evidencia recabada sobre la insatisfacción y frustración con los sistemas de justicia actuales, donde el enfoque meramente punitivo, centrado tan solo en el castigo, se ha demostrado ineficaz.
Por tanto, si bien las penas son parte del sistema de control y una necesaria consecuencia social ante los actos ilícitos de los agresores, se requiere ir más allá: es necesario trabajar también con las víctimas y reparar el daño, no solo retribuyéndolo o compensándolo económicamente.
Los profesionales de la psicología forense pueden trabajar desde la justicia restaurativa con las siguientes partes:
Agresores
La pena es privativa de libertad y, como tal, se ciñe a esta retirada de un derecho fundamental, y no a otros. Por tanto, en base a la constitución española, así como a la propia Ley Penitenciaria, este periodo de privación debe dedicarse a la restauración y reinserción, y dotar a la persona de medios tanto generales (estudios, trabajos y demás) como específicos (programas de reeducación, por ejemplo).
Víctimas
Una víctima lo es desde que sufre el daño, según las Naciones Unidas, por lo que no se puede considerar que la restauración como tal se logre con la consecución del juicio. Ese daño se debe resarcir, y se han de realizar todos los esfuerzos posibles para restaurar el bienestar de las víctimas de manera global. Es necesario por ello dotarles de distintos recursos comunitarios (legales, económicos o psicológicos, entre otros) y programas específicos.
Comunidad
La victimización indirecta supone también un daño a reparar en las familias involucradas o la propia comunidad. Pero también pueden ser agentes de reparación, de prevención de los delitos y de facilitadores de la reinserción.
Por lo tanto, cuando se habla de restauración plena o completa se hace referencia a la actuación sobre estas tres partes, lo que requiere de una alta capacitación profesional como la que puede aportar el máster en Psicología Forense de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Resulta necesario entonces promover y realizar procesos o programas restaurativos centrados en los siguientes objetivos (Ríos et al., 2008):
- Reparar: los esfuerzos profesionales deben dirigirse a la protección y reparación del daño que han recibido las víctimas.
- Responsabilizar: se promueve la responsabilización del agresor sobre el daño causado, e incluso se insta a que participe en la reparación del mismo.
- Restablecer la seguridad en la comunidad: se deben tomar las medidas oportunas en el plano comunitario para que se ejecute una asistencia social a las víctimas, así como a los familiares tanto de las víctimas como de los agresores.
Humanizar la ley
Por otro lado, la justicia terapéutica (TJ) nace desde el propio ámbito del derecho en Estados Unidos al tomar conciencia de la influencia de la ley y el proceso judicial en el bienestar psicológico de sus usuarios.
La TJ busca humanizar la ley, para lo que se requiere de conocimientos y profesionales de las áreas de la conducta humana, siendo de especial relevancia la psicología forense.
Los profesionales de la psicología forense pueden así aplicar la perspectiva TJ y optimizar su praxis profesional. Destacan las siguientes áreas:
- Aplicación de principios de la justicia terapéutica a la entrevista a víctimas, especialmente en casos de alta complejidad, como la violencia sexual.
- Intervención de corte restaurativo con delincuentes desde la humanización de la interacción dentro del proceso, lo que implica optimizar las tasas de reinserción y recuperación comunitaria.
- Aplicación de una perspectiva técnica a la mejora de las leyes, implementando análisis y propuestas de mejora desde una visión experta.
Estos principios se aplican a todas las áreas de intervención y tratamiento de la psicología forense, sobre todo figuras profesionales como la mediación y la coordinación de la parentalidad, así como las propias periciales psicológicas forenses y los programas tanto con víctimas como con agresores.
Finalmente, cabe señalar que estos paradigmas y su aplicación profesional suponen la vanguardia internacional en lo que a intervención y tratamiento en psicología forense se refiere.
El máster en Psicología Forense de la UNIR otorga a sus alumnos competencias técnicas para gestionar esta área con profesionalidad y eficiencia.